miércoles, 31 de enero de 2007

El CGPJ habla esta vez con claridad y firmeza

La ofensiva nacionalista contra la Justicia suscitó ayer la reacción del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que, de forma unánime, acusó al lehendakari Ibarretxe de «hostigar» y «presionar» a los magistrados para que archiven la causa en la que está imputado por reunirse con la dirección de Batasuna.

Tras la manifestación en la que decenas de miles de personas en Bilbao pidieron que la Justicia «no controle» al presidente del Gobierno vasco, todos los miembros de la Comisión Permanente del CGPJ -y hay que subrayarlo- se pusieron de acuerdo para solicitar «el cese inmediato de las campañas para deslegitimar a los jueces» en esa comunidad.

El CGPJ recuerda en su comunicado que la independencia judicial no es «un privilegio» sino «una garantía ciudadana» y se lamenta de «la situación de acoso y de peligro físico» que han padecido los magistrados en el País Vasco ante el silencio de los Gobiernos nacionalistas.

Así es. Lo que cualquier demócrata podría exigir de las autoridades vascas es que se movilizaran en defensa de la independencia de los jueces frente al chantaje de ETA. Pero siempre que han salido a la calle lo han hecho para pedir impunidad para sus líderes, como en el caso Atutxa. Resulta patético a este respecto el comunicado de ayer del Gobierno vasco, en el que afirma que el CGPJ carece de autoridad para valorar la conducta de Ibarretxe y que el lehendakari «no es un ciudadano más». ¿Quiere decir que está por encima de la crítica y de las leyes? ¿Que no responde ni siquiera ante los tribunales?

Ibarretxe y el PNV siguen sin entender que la separación de poderes es uno de los principios esenciales de una democracia y que ningún dirigente político está al margen o por encima de la legalidad.

Zapatero daba a entender ayer que los manifestantes de Bilbao ejercían «su libertad de crítica». No es cierto. Movilizar a las masas no es criticar ni argumentar. Es sencillamente «presionar», como muy bien dice el CGPJ. El problema del PNV con la Justicia es que se trata del único poder que no controla, y eso saca de quicio a Ibarretxe y sus compañeros.

Aunque el Supremo haya considerado que reunirse con Batasuna no es delito, Ibarretxe -citado hoy a declarar ante el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV)- tiene que respetar los procedimientos de la Justicia, máxime cuando el instructor considera que el hecho de que el encuentro con Otegi tuviera lugar en Ajuria Enea constituye un factor esencial para imputarlo.

No resulta, pues, extraño que Batasuna adopte la misma estrategia de deslegitimación del Estado de Derecho. Arnaldo Otegi, acusado de un delito de desobediencia, calificó ayer al TSJPV de «tribunal de excepción» que funciona como en «el franquismo». Casi al mismo tiempo, el sanguinario Henri Parot -condenado por 82 asesinatos- aseguraba que no reconoce la autoridad que le juzga por enviar una carta en la que instaba a atentar contra «edificios vitales» del Estado. ¿Pretende acaso que le condecoren por sus amenazas?

La actitud de Parot y Otegi entra dentro de su lógica política, pero resulta inconcebible que un partido que se llama democrático, como el PNV, incurra -como denuncia el CGPJ de forma clara- en este desprecio a uno de los pilares del Estado.

Editorial de El Mundo, 31-01-2007

La intimidación nacionalista

Casi 23 años antes de que el presidente Ibarretxe echara a sus masas contra los jueces, lo hizo Jordi Pujol, gran estadista o español del año, que de ambas maneras puede y debe ser recordado. La tarde del 30 de mayo de 1984 unos cuantos miles de personas se apostaron en el camino que va del Parlament de Cataluña a la sede de la Generalitat exigiendo inmunidad para el presidente recién investido. La manifestación era el punto culminante de una campaña de movilización del nacionalismo ante la querella presentada contra Pujol y otros directivos de Banca Catalana por apropiación indebida.

La intimidación generalizada (de la que la manifestación fue sólo su versión pública) acabó con el fiscal general Luis Burón y no digamos con el apesadumbrado juez instructor Ignacio de Lecea; dejó prácticamente inútiles a los fiscales Mena y Villarejo, incapaces de dar puntada con hilo ante cualquier asunto que se pusiera ante sus ojos, y entre los asuntos hubo magnitudes como la del juez Estevill; ahormó al periodismo catalán, por si fuese necesario, e hizo mudos y/o serviles a políticos, escritores, artistas y pintureros locales con la excepción honrosísima del ponente constitucional Jordi Solé Tura.

Pero, por suerte, aún había un Gobierno en España y el ministro Tomás de la Quadra advertía a Pujol, a los pocos días del aquelarre, que ése no era el camino. La situación contrasta con la de hoy. No por parte de los nacionalistas, desde luego. Los nacionalistas consideran que los jueces son extranjeros y que actúan fuera de su jurisdicción cuando intervienen en los negocios patrióticos. Cuando intervienen quiere decir cuando les perjudican sus decisiones. Ibarretxe, los venerables Garaikoetxea y Ardanza, y los que les siguieron en la calle sólo creen en la democracia vasca, es decir, en una democracia adjetivada. Pero el problema fundamental no es éste. El problema es el contraste que ofrecen las palabras de ayer del ministro De la Quadra y las del presidente Zapatero de hoy, cuando dice que las decisiones judiciales pueden ser criticadas. No podemos esperar que el presidente comprenda la diferencia entre una opinión y una acción, ni entre la crítica y el hostigamiento. Tampoco que advierta la quiebra fundamental que se produce cuando un Ejecutivo denosta la decisión judicial y extiende sobre los jueces una sombra deslegitimadora a la que cualquier ciudadano podrá triunfalmente adherirse. Pero entre lo que no podemos esperar prima esta imposibilidad: la de que actúe, en fondo y forma, como la máxima autoridad democrática del Estado.

Coda: «Creo que ése es un camino equivocado», añadió De la Quadra, «y no debe seguirlo nadie y mucho menos el presidente de una comunidad autónoma. Interferir la acción de la Justicia sería entrar en un mal camino, entrar en ese camino del insulto y de la descalificación carentes de todo sentido». (El País, 2 de junio de 1984).

Arcadi Espada
El Mundo, 31-01-2007

Hilo y cometa

Al poco tiempo de la masacre del 11-M, cuyo éxito para echar del Gobierno al PP y colocar al PSOE fue total y absoluto, Fernando Múgica empezó a publicar su histórica serie sobre Los agujeros negros del 11-M. Y ya en esos inicios de la Gran Sospecha se pudo leer en EL MUNDO que la hipótesis que consideraban más verosímil las fuentes fiables de los servicios de información era que la trama asturiana de los explosivos, la única pieza que aparecía en las investigaciones policiales junto a la conjetura islámica, había sido en todo momento controlada por la Guardia Civil, la Policía o el CNI.

¿Qué había pasado para llegar a tan gigantesca matanza? Pues que tal vez, se dijo, «se le había dado hilo a la cometa», y, cuando se quiso tirar del hilo para recuperar el delicado artefacto la cometa volaba sola y el vuelo acabó fatal. O sea, que la Benemérita, la Policía o el CNI sabían bien lo que Trashorras, los hermanos Toro y demás se traían entre manos, el tráfico de armas y explosivos, pero que estaban protegidos como criaturas policiales para que, en vísperas de un atentado, pudieran pillar a los terroristas.
Y ya entonces, hace más de dos años, apareció la pista del coronel Hernando, la mano derecha de Rafael Vera y su maletín, porque era el que llevaba personalmente a Suiza el pago a sus señoras del silencio de Amedo y Domínguez. Naturalmente, fue muy comentado que el Gobierno del PP, que tenía a gala luchar contra el terrorismo sólo desde la legalidad, mantuviera al frente de la UCO, la unidad de elite de la Guardia Civil, a un hombre encausado por esas actividades delictivas -va a ser juzgado ahora- y hasta lo condecorase y ascendiese. Cuando Hernando llegó a aquella epopeya de la prevaricación y el perjurio al por mayor que fue la Comisión parlamentaria del 11-M, dirigida por el PSOE con la complicidad de los demás grupos para crucificar al PP, mintió, como casi todos los uniformados y no pocos civiles. Y ahora conocemos tres presuntos delitos gravísimos perpetrados por Hernando y su alférez Trigo: el de falso testimonio de Hernando, que mintió sobre su conocimiento de las andanzas explosivas de Toro y Trashorras a nivel nacional; los de encubrimiento e infidelidad en custodia de documento público por parte de Trigo, que, en vísperas de la declaración de Hernando, trató de destruir la prueba del delito. Un guardia civil se negó, pero el PSOE también se negó por tres veces a entregar a Zaplana el documento ahora aparecido. El estilo, entre delictivo y chapucero, recuerda mucho al del falsificador Santano y la trama del bórico. Así que no sabemos quién echó a volar la cometa, pero ya van apareciendo los hilos. Y si el juez Del Olmo y la fiscal Sánchez hubieran querido investigar los delitos de los que tuvieron detallada y careada noticia, posiblemente conoceríamos la hilatura completa.

Federico Jiménez Losantos, Comentarios liberales
El Mundo, 31-01-2007

Sabino Méndez: “Estamos condenados a seguir escribiendo eternamente”

No hables de futuro, es una ilusión, cuando el rock’n’roll conquistó mi corazón”. El estribillo pertenece a ‘Rompeolas’, uno de los numerosos himnos generacionales que Sabino Méndez (Barcelona, 1961), entonces guitarrista, compuso en su banda, Loquillo y Los Trogloditas. Su nombre permanece con letras doradas en la memoria de los españoles que crecieron en los ochenta. Los que se iniciaban en la música y en la vida. Los que fumaban la libertad con caladas largas y coloreaban un país fijado en blanco y negro

La década se disipó y con ella la carrera musical de Sabino Méndez. Palpó las catacumbas de las drogas y volvió con una obsesión: ser escritor. La literatura es un vicio del que no se ha “quitado”. Lee de manera compulsiva, es grafómano, filólogo, investigador de Teoría Literaria, explorador de la realidad y de su historia, motorista ‘outlaw’ y, desde 2005, activista político en la plataforma Ciutadans. Trabaja en un ramillete de proyectos relacionados con el cine, con el partido que integra y, por supuesto, con los libros. ‘Hotel Tierra’ (Anagrama, 2006) es su publicación más reciente.

Sabino Méndez inaugura esta tarde, a partir de las 19.30 horas, el ciclo ‘Poesía del rock’ en el Instituto Municipal del Libro de Málaga, con la conferencia ‘Letristas del rock y última poesía española’.

Pregunta.- La semana pasada volvió a tocar con Loquillo en Madrid. ¿Siente ahora con más intensidad el delirio de subir a un escenario?

Respuesta.- No lo siento como un delirio sino con un placer y una tranquilidad enorme. Me divierto mucho, la verdad.

P.- ¿Su enemistad con el cantante de Los Trogloditas fue como se ha contado todos estos años?, ¿siempre han sido “hermanos de sangre”?

R.- Bueno, yo toda esa terminología de “hermanos de sangre” y tal nunca sé muy bien exactamente a qué se refiere, dónde empieza y dónde acaba. Tampoco sé exactamente todas las versiones públicas que pueden haber arraigado de las habituales peleas y polémicas entre Loquillo y servidor. Lo cierto es que estuvimos apenas sin vernos casi diecisiete años y ahora hemos recuperado el placer de encontrarnos de vez en cuando. Mire, con las biografías que hemos tenido los dos y las cosas y hechos sorprendentes que hemos compartido creo que nadie más que nosotros puede entender ni hablar sobre los matices y detalles de nuestra amistad polémica.

P.- La controvertida historia del grupo tendrá versión fílmica, basada en ‘Corre rocker’ (2000), su primer libro.

R.- Me contrataron para trabajar en el guión el año pasado y lo dejamos en una fase que diría media. Luego, la producción ha estado bastante parada, lo cual me vino al pelo porque entre libros, recuperar viejas colaboraciones con Loquillo y el proyecto de Ciutadans tuve mucho movimiento, pero parece que hay intenciones de reactivarla el año que viene. Ahora bien, tendría que hablar usted con los productores porque yo, para estas materias, soy un verdadero lego y quizá le informaría mal de los planes.

P.- Dedica un amplio fragmento de ‘Hotel Tierra’ a reivindicar la modernidad y la pluralidad artística de la Nueva Ola. ¿Qué ha quedado en las ruinas de La Movida?

R.- No he visto ruinas, la verdad. Desapareció del todo y creo que fue mejor así. Lo que sí he detectado son vestigios en actitudes, de una manera muy parecida a como el latín deja sus vestigios fundamentales en las lenguas románicas. Pero no se fíe de mis comparaciones, la filología me pierde.

P.- Si el arte sirve para narcotizar o para despertar, ¿de qué lado se inclina la balanza en el siglo XXI?

R.- Estábamos sumidos en una fenomenal preponderancia de la narcosis, pero parece que empiezan a sonar algunos despertadores.

P.- Viaja a Málaga para hablar de poesía y rock. Tanto en la música como en la literatura, ¿empieza a escasear la astucia del escritor?

R.- No. Con la edad siempre llega. Quizá ahora, por causas industriales, se hace esperar más.

P.- Por cierto, ¿usted cree en la poesía?

R.- Mis creencias importan bien poco ante la innegable presencia de un hecho tan irrebatible como es la poesía en todas las facetas de la vida humana.

P.- ¿Y asume la perenne intromisión de las drogas en el rock?

R.- Cualquiera que conozca las inmensas tensiones, la extraña forma de vida y la ansiedad que se desarrolla en muchas de las búsquedas de esas existencias al filo, será muy comprensivo, compasivo y benigno con esa perenne intromisión ocasional. No es agradable, aunque pueda parecerlo. Yo, en cualquier caso, ya he renunciado a ellas como consuelo.

P.- Caballero Bonald dice que desconfía de la gente que habla mucho y bebe poco…

R.- Si no perdemos de vista que Hitler era un abstemio ‘cretinizado’ y un verdadero frenético de los vegetales, y mire la que lió con la humanidad, creo que podemos juzgar con cierta perspectiva las modestas aportaciones al género humano de aquellos que hemos gustado de beber. No sería tan drástico como Bonald…

P.- ¿Qué opina de la prensa musical de hoy?, ¿echa de menos un verdadero desván de ideas, como lo era en los ochenta La Luna de Madrid?

R.- La Luna era práctica porque estaba todo reunido en un ejemplar, pero ahora puedes encontrar la misma locura indiscriminada de ideas haciendo un buen collage personal de todos los medios a nuestro alcance. Eso sí, lleva tiempo y hay que ser un curioso infatigable para intentarlo.

UN PASEO POR LA LITERATURA

La última obra de Sabino Méndez, ‘Hotel Tierra’, es, según el prestigioso editor Jorge Herralde, “uno de los mejores libros memorialísticos de los últimos diez años”. El escritor y roquero habla al lector desde el “yo” real, como un recuentista de su propia vida, cuyo sentido entiende que es intentar explicarla. Para Sabino, la realidad es la sustancia misma del arte. Con ella sigue experimentando: en abril aparecerá su próxima entrega.

Pregunta.- ‘Hotel Tierra’ está escrito a modo de dietario, como hicieron Sthendal o Josep Pla. ¿Pensó en André Gide, maestro del diario íntimo?

Respuesta.- Pensé, por supuesto, en todos los ejemplos que conocía. Gide es muy notable pero no, no fue la principal influencia.

P.- ¿Sólo se considera autorizado a escribir en primera persona?

R.- Para algunas cosas, sí; pienso que probablemente sólo puedan escribirse correctamente en primera persona. Otras, desde luego, no. Hay varias personas del verbo en los idiomas, todas son útiles. Cierto es que todas las posibilidades de la primera estaban un poco olvidadas. Sólo se usaba un aspecto de ella que era una evolución espuria del narrador omnisciente. Pero no soy el primero en decirlo.

P.- Entonces, ¿el camino hacia la verdad está en el pasado, en el simulacro?

R.- Como punto de partida pienso que todo es más sencillo. El presente se comprende mejor con información, eso sí, una información difícil de conseguir y encima siempre inabarcable. En el asunto de la verdad todo se simplifica mucho cuando vemos la importancia de la intención y el rigor al inicio de toda búsqueda, aunque sea dolorosa. Bueno, qué estoy diciendo, si todo lo dijo ya Sófocles sobre estos temas. Y me da en la nariz que acertaba.

P.- Acaba de morir Kapuscinski, padre del periodismo moderno, despierto y literario. Concebía los libros como una derrota, un intento fallido de transmitir lo que se quiere expresar. ¿Está de acuerdo?

R.- Absolutamente. Como siempre nos quedaremos unos milímetros por debajo de lo que queremos expresar sobre los humanos, estamos condenados a seguir escribiendo eternamente, intentando mejorar por ver si algún día conseguimos el pleno de la expresividad total, cosa probablemente imposible. Pero ése es nuestro mejor motor y una maravillosa condena. Esa ceguera, además de la indignación, la vitalidad, la bondad y las emociones, es un fabuloso motor creativo como dejaba entrever mi admirado Paul De Man.

P.- Él recomendaba no escribir sobre alguien con quien no se ha compartido un momento. ¿Por eso Sabino Méndez es el protagonista de sus libros?

R.- Algunas ediciones fragmentarias de mí mismo han sido los protagonistas hasta la fecha de mis libros. Pero no olvidemos que cuando un buen escritor empieza a crear con tiempo un personaje de novela, termina también compartiendo con él mucho tiempo de trabajo en su cerebro. Eso no sucede con los personajes trabajados apresuradamente o sin orden.

P.- Pero… ¿la novela banaliza la realidad?

R.- Las buenas novelas, no. Pero son pocas. Las fallidas, sí. Incluso aunque no lo pretendan.

P.- A mediados de los ochenta le obsesionaba saber escribir. ‘Hotel Tierra’ es también la historia de un autor vocacional que sufre por depurar su estilo.

R.- He conseguido algunos logros pero sigo en ello. Afortunadamente, sé que es un trabajo que no se acabará nunca pero en el cual siempre habrá coquetas sorpresas. Eso me garantiza que no me voy a aburrir nunca lo que me queda de vida.

P.- Cuestiona y justifica su papel de literato con insistencia. Montaigne aseguraba que a partir de cierta edad uno podía hacer cosas imprescindibles.

R.- Espero y deseo con todas mis fuerzas que tenga razón.

P.- Califica de “oxigenante” su paso por la universidad, donde intentan que el alumno lea unos quinientos libros. Pero, ¿aprendió algo de por qué y cómo se escribe?

R.- Sí. Pero siempre gracias a iniciativas individuales de estudiosos y pensadores peculiares, singulares y, a veces, incluso mal mirados dentro del perfil universitario. Gente para mi gusto casi un poco heroica, con obsesiones y locuras metodológicas muy enérgicas pero admirables.

UN PASEO POR LA POLÍTICA

La decepción con el último gobierno catalán motivó la acción de un colectivo de intelectuales en 2005. Félix de Azúa, Albert Boadella, Arcadi Espada y Sabino Méndez, entre otros muchos, originan Ciutadans. El joven partido político se presenta como una opción por la política para los ciudadanos, la defensa de sus derechos y libertades, la igualdad, el laicismo y el equilibro constitucional y lingüístico. Contra todo pronóstico, han entrado en el Parlamento catalán con tres escaños. Sabino afirma que “algo está pasando”.

Pregunta.- Determinados círculos intelectuales acusan a nuestros nacionalismos de ingrávidos y a la oposición de golpista. ¿Usted cómo ve a España?

Respuesta.- Ni tan ingrávida ni, desde luego, en ningún modo golpista. A ver si nos quitamos de encima de una vez esos fantasmas apocalípticos de otras épocas y trabajamos racionalmente en serio.

P.- ¿Se cumplen los esquemas de Bataille sobre el juego totalitario?

R.- En unos asuntos acertó hasta un extremo sorprendente. En otros, se equivocó de una manera tan exagerada que hasta da un poco de risa. Lo considero un hombre interesante, muy interesante, pero no me guiaría por sus juicios. Tenía talento, no genio para mi gusto. Hay que observar que tuvo una vida durísima.

P.- La irrupción de Ciutadans tiene mucho de revolucionario. Se trata de un fenómeno avalado por la masiva participación a través de internet. ¿Está ahí la democracia directa?

R.- La revolución me interesa, pero siempre mientras tenga lugar en un despacho de Registrador de la Propiedad y ante notario. Detesto las algaradas callejeras inmotivadas. Quizá el camino sea alguna de las facetas de internet, no todas.

P.- ¿Hay una crisis en la “cultura de debate”?

R.- Hasta hace poco, absolutamente. En los últimos tiempos hemos asistido a cierta revitalización del debate crítico por algunas actitudes innovadoras. Deseo ardientemente que no sea flor de un día.

P.- Ahora Cataluña tiene un Presidente cordobés, un charnego. ¿Sorprendido?

R.- No. Es la realidad catalana que hemos vivido los últimos veinticinco años. Los que están sorprendidos son los nacionalistas de derecha e izquierda que se negaron siempre a aceptar que vivían en la tierra de la mezcla. Espero que el trauma de chocar con la realidad sea sano, higiénico y les cunda.

P.- ¿Qué espera de Ciutadans?

R.- Principalmente, que se institucionalice. Cataluña necesita un canal de expresión política que recoja que una gran mayoría de su población no comparte gran parte del delirio maximalista del nacionalismo que asumen el resto de los partidos. En el futuro y, cuando sean más conocidos, pueden encontrar ahí mucha gente su canal de expresión política. Es sano y realista. Eso garantiza que los roces se tengan en el Parlamento y no en la calle. El resto del camino será largo pero ineluctable.

P.- ¿Y de Cataluña?

R.- No espero nada de un territorio sino de sus habitantes, mis conciudadanos. Espero de ellos rigor y eficiencia. Que atiendan a las cifras demográficas y presupuestarias, dejen de quejarse, de autojustificar sus debilidades inventándose rivales imaginarios y creen una sociedad vigorosa y justa que salga del actual proceso de decadencia y autoengaño.



Ciudadanos en la Red: se oye un rumor.........

Granada Digital (31/01/07)

martes, 30 de enero de 2007

Un subordinado del coronel Hernando intentó destruir el documento que probaba que su jefe mintió en la Comisión


Pidió a la Comandancia de Oviedo que se deshiciese del informe que, antes del 11-M, detallaba los pasos de Toro y Trashorras

ANTONIO RUBIO, EL MUNDO, 30-01-2007

MADRID.- Seis días después de que el coronel Félix Hernando Martín, jefe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, cometiera falso testimonio ante la Comisión de Investigación del 11-M del Congreso, uno de sus subordinados, el alférez Jaime Trigos, intentó destruir la prueba que demostraba que su jefe había mentido.

El hecho se produjo el 26 de julio de 2004. Trigos, miembro de la UCO, intentó convencer al comandante Francisco Javier Jambrina, segundo jefe de la Comandancia de Oviedo, para que «destruyese la nota del 6 de marzo de 2003, de la que sólo obraba copia en las dos unidades».

Esa nota, cuyo contenido reveló ayer EL MUNDO, recogía una información que la UCO recibió en aquellas fechas sobre dos individuos asturianos, «Antonio Toro» y «Emilio [posteriormente se supo que se trataba de Emilio Suárez Trashorras]», que intentaban vender explosivos en Madrid, comprar armas cortas y largas (pistolas y fusiles repetidores), encargar la eliminación de una persona y traficar con cocaína y hachís.

Para llevar a cabo todos esos actos delictivos, Toro y Trashorras se pusieron en contacto con un uruguayo llamado Martín R. O. y se desplazaron de norte a sur de la Península, desde Asturias hasta Cádiz pasando por Madrid, utilizando dos Renault Megane que alquilaron en Hertz. Es decir, las actuaciones de los dos delincuentes asturianos eran de ámbito nacional y no regional, como mantuvo Hernando en su declaración ante la Comisión de Investigación.

Trigos reconoció el 26 de enero de 2005 ante el juez Juan Del Olmo y la fiscal Olga Sánchez que, efectivamente, había llamado a Jambrina, y explicó sus motivos: «Que la conversación tuvo su razón de ser por las manifestaciones que había realizado el 20 de julio de 2004 ante la Comisión de Investigación del Congreso de los Diputados D. Félix Hernando Martín, coronel jefe de la UCO, en las que se refirió a que la única nota interna que se transmitió desde la UCO a la Comandancia de Oviedo fue la del 27 de febrero de 2003».

Ese mismo día, el 26 de enero de 2005, y ante Del Olmo y Sánchez, Jambrina declara y aclara cómo fue aquella llamada de Trigos: «Hubo una conversación con el alférez, se produce la tarde anterior al día en que iban a comparecer ante la Comisión los dos oficiales de la UCO, el alférez lo llama al móvil y le dice que si no le importaría destruir la nota del 6 de marzo, ya que sólo consta en las dos unidades».

La respuesta del comandante al alférez, según consta en la declaración judicial del primero, fue contundente: «No la voy a destruir». Jambrina, además, explica que se sintió muy molesto con el subordinado de Hernando porque «no le dio ninguna explicación para solicitar algo así».

Pero la principal sospecha que llevó al segundo jefe de la Comandancia de Oviedo a negarse a la destrucción de la prueba que demostraba que Hernando había ocultado información a la Comisión del 11-M fue: «Me llamó la atención porque en la nota del 6 de marzo de 2003 se ponía en evidencia que había una delincuencia organizada de ámbito que supera la comunidad autónoma [se refiere a Asturias], que es ámbito de intervención de la UCO».

Jambrina también descubre en su declaración judicial que Trigos no le ofrecía «confianza». Jambrina, tras negarse a destruir el informe del 6 de marzo de 2003, como solicitaba el subordinado del jefe de la UCO, reconoce que se sintió «molesto». «Lo puse a parir y conservé la nota».

Trigos, que era uno de los controladores del confidente marroquí Rafá Zouhier, argumentó ante el juez y la fiscal: «Es cierto que llamé al comandante Jambrina, pero simplemente le dije que procurase que la nota [se refiere a la del 6 de marzo de 2003] no se filtrase a los medios de comunicación».

Se da la circunstancia de que el propio Trigos omitió en su primera declaración ante Del Olmo que Zouhier avisó a la UCO de que los asturianos Toro y Trashorras estaban traficando con explosivos y que disponían de 150 kilogramos de Goma 2 para vender al mejor postor. Esa primera declaración judicial del suboficial de la UCO se produjo el 12 de mayo de 2004, dos meses después de los atentados.

Ese hecho se supo porque EL MUNDO así lo reveló antes de la comparecencia de Hernando en la Comisión. Después, el jefe de la UCO terminó reconociendo en el Congreso que su Unidad había recibido esa información con anterioridad a los atentados del 11-M y, sin querer, dejó en evidencia que el alférez Trigos no había dicho toda la verdad ante Del Olmo.

Y el juez, aprovechando la nueva declaración del subordinado del coronel Hernando sobre la destrucción de una prueba, preguntó al alférez Trigos: «¿Por qué omitió la información que dio ante la Comisión de Investigación del Congreso de los Diputados [se refiere al coronel Félix Hernando] sobre que Rafá Zouhier había advertido de que los asturianos tenían 150 kilos de explosivos?».

La respuesta del miembro de la UCO fue simple y poco ingeniosa: «Pudo ser que ese día se me olvidó decirlo». Después del olvido, el suboficial recuperó la memoria: «Pero es cierto que Rafá me dijo que había 150 kilos de explosivos a disposición de los asturianos». Y concluyó el agente de la UCO: «Rafá me dio esa información el 6 de marzo de 2003 sobre las 22.00 horas por teléfono».

Esa última fecha, 6 de marzo de 2003, que señala Trigos en su segunda declaración judicial, coincide con la que aparecía datada en el documento que Hernando omitió a la Comisión del 11-M y que su subordinado intentaba destruir, según manifestó judicialmente Jambrina.

Tras la declaración de Jambrina y de Trigos, Del Olmo decide ese mismo día, el 26 de enero de 2005, someter a un careo a los dos miembros de la Guardia Civil para intentar aclarar quién dice la verdad.

Jambrina, según se recoge en el acta del careo, manifiesta que «la petición fue de destruir el documento, al margen del sentimiento que se tenía en la Comandancia por lo que consideraban un traslado de responsabilidades de la UCO a Asturias».

Trigos intentó, al parecer, dar más explicaciones sobre los motivos que lo llevaron a llamar al comandante Jambrina: «La petición fue exclusivamente de evitar filtraciones, no hubo solicitud de destruir ningún documento y sí es cierto que hubo un nivel de cierta crispación verbal por la cuestión de las actuaciones de la UCO y de la Comandancia de Oviedo y de la Guardia Civil de Asturias, especialmente atendiendo a la comparecencia del coronel Hernando en la Comisión de Investigación el día 20 de julio de 2004».

El subordinado de Hernando se atrevió incluso a hacer una valoración sobre lo que pudieron pensar en la Comandancia de Oviedo cuando él llamó a Jambrina: «A lo mejor en la Comandancia, tras la conversación mantenida con el comandante Jambrina, la interpretación que dieron a la misma fue que la UCO quería ocultar la nota, y que la petición podía entenderse así».

Del Olmo, instructor del sumario del 11-M, llegó a la siguiente conclusión después de escuchar en un careo a Jambrina y a Trigos: «Este instructor aprecia una dosis de firmeza y serenidad en sus manifestaciones por parte del comandante Jambrina que no apreció en las manifestaciones del alférez Trigos, por cuanto éste trata de una forma verbal más locuaz de introducir elementos que este instructor considera de desvío de atención respecto de lo que es el núcleo de controversia».

Del Olmo también explica el «comportamiento y actitud» de los dos agentes: «Con una dosis de mayor nerviosismo gesticular por parte del señor alférez, tanto en brazos y manos como en la posición que ha adoptado en el sillón, como en ciertas miradas de inseguridad».

La última de las conclusiones a la que llega el juez es realmente llamativa: «El distinto rango que en la escala profesional tienen uno y otro careado, que desconoce el instructor si puede influir o no en la actitud mostrada por el señor alférez».

Infalibilidad zapaterina

"Tan modestos, tan humildes, tan buenos son que, sin haber errado, habiéndolo hecho todo bien, han decidido no hablar de la ETA durante la precampaña y la campaña electorales. O sea, que si vuelve a haber atentados mortales, silbarán y mirarán al cielo."

Uno creía que el Partido Comunista de las Tierras Vascas era legal y estaba en el Parlamento, que un etarra ligado a la extorsión había logrado huir de la policía gracias a un policía, que Batasuna había celebrado congresos a plena luz del día y ruedas de prensa sin cuento, que por otro chivatazo (¿cómo si no?) había sido imposible cumplir una resolución judicial y detener a 19 cachorros de la ETA (19 de 23), que el PSOE había impulsado y firmado el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo para incumplirlo luego (y antes) punto por punto mientras refutaba con fervor la filosofía del documento, que el presidente había alabado la actitud pacifista de De Juana y Otegi, que Patxi López había reconocido “razones” a la ETA, que el Gobierno estaba negociando mientras lo negaba y decía dedicarse a “verificar”, que se había acosado y pasado por encima de la AVT en la materia que la atañe, en la que es su núcleo de sentido. Pero se ve que no, que los socialistas no han pagado ningún precio político. Uno pensaba también que la ETA había volado el parking de la T4 matando a dos personas horas después de que Rodríguez hiciera un análisis de situación y unas previsiones rayanos en el entusiasmo.

Uno debía estar confundido. Sostienen los socialistas al unísono (tras armonizar algunas voces inicialmente disonantes) que ellos no han cometido error alguno. Negociaban con sujetos cuya identidad desconocían pero no cometían ningún error. Daban por hecho a finales de diciembre el mantenimiento de la tregua pero no cometieron ningún error. Han permitido con su no-estrategia que la ETA recupere fuerzas, moral y apoyos públicos, se rearme con toneladas de explosivos y centenares de armas cortas, se dote de recursos financieros mediante educadísimas extorsiones, pero el Gobierno no ha cometido ningún error.

Tan modestos, tan humildes, tan buenos son que, sin haber errado, habiéndolo hecho todo bien, han decidido no hablar de la ETA durante la precampaña y la campaña electorales. O sea, que si vuelve a haber atentados mortales, silbarán y mirarán al cielo. Están perfectamente capacitados para hacerlo. Capacitados moral e intelectualmente, por así decirlo. De otro modo, no habría sido posible que el único resultado tangible del reciente doble asesinato sea el empecinamiento en su no-estrategia y la normalización (la paulatina aceptación pública) de lo que antes del bombazo se negaba: la propia negociación. Con muertos.

Juan Carlos Girauta
Libertad Digital, 30-01-2007

Ciutadans destapa la estrategia del PNV con Ibarretxe

Para esta formación política, tan crítica con los nacionalismos, el partido del lendakari intenta poner en marcha el ventilador para "amedrentar" a los jueces.

30 de enero de 2007. La formación catalana Ciutadans acusó hoy a los nacionalistas vascos y a los seguidores del lendakari, Juan José Ibarretxe, de querer "amedrentar" a los jueces con la manifestación celebrada en Bilbao.

José Domingo, portavoz adjunto de Ciutadans en el Parlamento catalán, dijo que la Justicia "debe debe ser libre a la hora de pronunciarse, puesto que solamente está sometida al Derecho".

Domingo se refería así al hecho de que los nacionalistas convocaran esta marcha para rechazar que Ibarretxe haya sido citado para este miércoles por los jueces vascos, que le preguntarán por su entrevista de abril con la ilegalizada Batasuna.

El portavoz de Ciutadans señaló que con este acto en Bilbao "se trata de amedrentar a la Justicia", al tiempo que "demuestra que los nacionalistas y aquellos otros grupos que les siguen en esta actitud no creen en el Estado de derecho".

Además, Domingo estimó "especialmente preocupante" que se lleve a cabo "una manifestación clarísimamente en contra de la actuación de los órganos judiciales", en referencia al Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, que es el que ha citado al lendakari.

El portavoz de Ciutadans concluyó que son "especialmente preocupantes ese tipo de manifestaciones, sobre todo porque pueden ser entendidas por la ciudadanía como un intento de desacreditar a las instituciones básicas del Estado de derecho".


El semanal digital (30/01/07)

Ciutadans quiere que Montilla reduzca las subvenciones entidades catalanistas

El presidente de Ciutadans-Partit de la Ciutadania (C's), Albert Rivera, ha pedido hoy al gobierno catalán que preside José Montilla que reduzca las subvenciones a entidades catalanistas que 'sólo fomentan una cultura, una lengua y una identidad determinada', cuando Cataluña 'es más plural y diversa'.

En una rueda de prensa en el Parlament, el diputado autonómico ha avanzado que mañana, en la sesión de control de la cámara catalana al ejecutivo autonómico, interrogará al presidente de la Generalitat sobre su política de subvenciones a entidades y asociaciones.

Rivera cree que la Generalitat debe ser 'neutra' y ser más equitativa en su política de subvenciones, por lo que rechaza que entidades como Omnium Cultural reciban las actuales subvenciones, ya que cree que esto favorece 'una determinada realidad catalana'.

El líder de Ciutadans, que ha dicho que su formación está a favor de 'fomentar el uso del catalán', también quiere que en la próxima Feria de Fráncfort la Generalitat muestre la 'diversidad catalana', que, a su juicio, se expresa tanto en catalán como en castellano.

En el terreno lingüístico, Rivera ha insistido en que su formación desea que se aplique el decreto que marca el Estado sobre enseñanzas mínimas en la etapa de educación primaria, y ha recordado que pasar de dos a tres horas de instrucción en castellano 'sólo implica el 10%' de las horas lectivas de los escolares.

'Ya hay asociaciones de padres que quieren un mayor equilibrio entre el castellano y el catalán', ha subrayado Rivera, que ha citado encuestas recientes para afirmar que la mayoría de catalanes están a favor de un tipo de medidas que 'sólo representa un problema entre la clase política', ha apuntado.

Terra - Efe (30/01/07)


Conferencia de Prensa en Ciudadanos en la Red

Gustavo Bueno se opone a la cooficialidad del asturiano y dice que la Llingua "no existe"


El filósofo y profesor emérito de la Universidad de Oviedo, Gustavo Bueno, dijo en Oviedo, que el asturiano es "simplemente un modismo del español" y que, por sí mismo, "no existe". Bueno mostró así su "rechazo" a cualquier intento de oficializar la "Llingua".

El profesor realizó esas consideraciones en la presentación de la Fundación DENAES, para la defensa de la nación española, en Asturias, en un acto en Oviedo en el que estuvo acompañado por el delegado de la asociación en Asturias, Joaquín Santiago.

Según Bueno, la "lengua natal" de los asturianos es el español. El filósofo, que es natural de La Rioja pero reside en Asturias, comentó que se trasladó a la región precisamente porque la consideraba "la cuna del español". Esa imagen, dijo que está últimamente "eclipsada" porque dijo que cuando expone sus planteamientos le acusan "de forma fanática" de ser "antiasturiano".

A juicio de Bueno, los partidarios de la Llingua consiguieron "meter un gol" a la sociedad cuando pasaron de cambiaron la palabra "bable" por "asturiano". Esa circunstancia permitió un mayor acercamiento a sus "teorías", señaló.

Comentó que en Alemania hay tantos idiomas o más que en España, pero que el alemán es la lengua oficial "como condición para la igualdad en los tribunales". Añadió que si la nación pierde su idioma común, "se descompone", algo que dijo que está pasando en España.

Señaló que desde la Fundación DENAES se "vigilará" la enseñanza en los colegios para que los niños se formen adecuadamente en su idioma.

Bueno fue más allá y dijo que una de las primeras medidas que iba a acometer es protestar por una tarjeta de presentación de un consejero del Principado. Sin pronunciar su nombre, mostró la tarjeta del Francisco Javier García Valledor, consejero de Justicia, Seguridad Pública y Relaciones Exteriores, y dijo que en la misma está su nombre y cargo en asturiano, inglés y francés, pero no en Español. "Es un claro ataque a la lengua de todos", señaló.


Ciudadanos en la Red, se sigue solidarizando con Gustavo Bueno, ante una nueva agresión a la libertad de expresión por parte de los políticos, en esta ocasión por el consejero de IU del Principado de Asturias, Francisco Javier García Valledor

El Cien Digital (30/01/07)

lunes, 29 de enero de 2007

Brutal ataque del PSOE contra Gustavo Bueno


España y Libertad se solidarizó con el filósofo y en un comunicado afirmó que "España y Libertad entiende que los únicos “insultos” que aquí existen son los que unos políticos ávidos de poder realizan contra la verdadera historia de Andalucía y a la unidad de España".

El secretario de Organización del PSOE-A, Luis Pizarro, urgió ayer al filósofo y profesor emérito de la Universidad de Oviedo, Gustavo Bueno, a "rectificar los insultos a Andalucía, a sus instituciones, a los ciudadanos andaluces y a la democracia" que, en su opinión, ha realizado durante la presentación en Oviedo de la Fundación para la Defensa de la Nación Española (Denaes) al referirse a la reforma del Estatuto que se somete a referéndum el próximo 18 de febrero.

Bueno valoró el Estatuto andaluz como un "episodio más" del "ataque existente" hacia la unidad de España y afirmarse que "si Andalucía ha sido algo a nivel nacional lo ha sido a través de España",

"NO SOPORTA QUE ANDALUCÍA HAYA SALIDO DEL SUBDESARROLLO"

"Se nota que no soporta que Andalucía haya salido del subdesarrollo al que nos sometió la derecha centralista", señaló Luis Pizarro, que puso de manifiesto que "cuando a Andalucía le ha ido bien ha sido con la España de las Autonomías, y no con la España rancia, centralista y sectaria".

"El discurso de Gustavo Bueno nos reafirma que vamos por el buen camino", subrayó Luis Pizarro, que exigió al filósofo y profesor una "rectificación urgente de sus insultos a Andalucía, a sus instituciones, a los ciudadanos andaluces y a la democracia".

SOLIDARIDAD

La Plataforma España y Libertad ha hecho público un escrito de solidaridad con el prestigioso filósofo español que por su interés reproducimos a continuación:

Ante los ataques que esta sufriendo Gustavo Bueno por parte del PSOE, tras sus críticas a la reforma del estatuto andaluz durante la presentación en Oviedo de la Fundación para la Defensa de la Nación Española (Denaes), España y Libertad quiere mostrar su solidaridad con el ilustre filósofo español.

España y Libertad entiende que las declaraciones del secretario de Organización del PSOE-A, Luis Pizarro, acusando a Gustavo Bueno de “insultar a Andalucía, a sus instituciones, a los ciudadanos andaluces y a la democracia" y descalificando al filósofo, tildándolo de “rancio” y “patético”, constituyen un ataque contra la libertad de expresión, un desprecio al mundo de la cultura y una muestra más de la intolerancia contra el que piensa diferente de un PSOE, que no rechista ante las manifestaciones antiespañolas de los partidos nacionalistas - como ERC – pero no duda en reprender a quienes defienden la unidad de España.

España y Libertad entiende que los únicos “insultos” que aquí existen son los que unos políticos ávidos de poder realizan contra la verdadera historia de Andalucía y a la unidad de España. Los únicos que insultan a la democracia son aquellos que pretenden hacer callar a quienes denuncian la sinrazón de unas reformas estatutarias que la ciudadanía no ha pedido, ni necesita. Los únicos que insultan al pueblo español son quienes se inventan abracadabrantes “naciones” que atentan contra la unidad y convivencia nacional.


Ciudadanos en la Red se solidariza con el Profesor Gustavo Bueno, y condena los actos de quienes, como el señor Luis Pizarro del PSOE de Andalucía, tratan de impedir en este país la Libertad de Expresión, faltaría más.

Minuto Digital (26/01/07)

La Audiencia pide al Congreso que remita con la "máxima urgencia" siete comparecencias de la comisión del 11-M

La Audiencia Nacional ha solicitado al Congreso que le envíe con carácter de "máxima urgencia", la intervención que realizó Félix Hernando, coronel jefe de la UCO de la Guardia Civil, ante la comisión de investigación del 11-M. El Mundo denuncia este lunes que Hernando cometió falso testimonio durante su declaración. También demanda copias de las declaraciones del ex subdirector general Operativo de la Policía, Pedro Díaz Pintado; el ex jefe de los TEDAX, Juan Jesús Sánchez Manzano; y el ex ministro del Interior Ángel Acebes; el "agente Víctor"; el comisario jefe de la UDYCO, Calleja Menéndez y el inspector jefe del grupo de Policía Científica de la comisaría de Alcalá de Henares, Luis Martín Gómez. Los peritos comenzarán este martes el análisis las nuevas pruebas sobre los explosivos.

La Sección Segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, que es la que juzgará el caso 11-M, ha dirigido sendos escritos al presidente de la Cámara Baja, Manuel Marín, a los que tuvo acceso Europa Press, en los que reclama que, antes del próximo 15 de febrero –fecha de comienzo de la vista del juicio oral–, le expida y remita una serie de documentos.

En primer lugar, solicita copia certificada del diario de sesiones de la comisión de investigación correspondiente a la intervención el 27 de julio de 2004 del "agente Víctor" (guardia civil que contactó con el confidente Rafa Zouhier); la de Calleja Menéndez, comisario jefe responsable de la unidad de droga y crimen organizado UDYCO en Madrid, el día 19 de octubre de ese año; y la que hizo Félix Hernando el día 20 de julio.

Precisamente, el diario El Mundo señala en su edición de este lunes que el coronel Hernando cometió falso testimonio en su comparecencia ante esta comisión, ya que, según alega, omitió que su unidad había elaborado el 6 de marzo de 2003 un documento donde ya se informaba con detalle sobre las personas que estaban llevando a cabo tráfico de explosivos, armas y drogas.

En su segundo escrito, la Sección Segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional demanda al Congreso copia testimoniada del extracto del diario de sesiones de otras cuatro declaraciones ante la comisión de investigación, así como la reproducción en vídeo de las mismas. En concreto, pide la del inspector jefe del grupo de Policía Científica de la comisaría de Alcalá de Henares, Luis Martín Gómez (el 14 de julio de 2004); la del ex jefe de la Unidad Central de desactivación de explosivos y NBQ Juan Jesús Sánchez Manzano (7 de julio); la del ex subdirector general operativo de la policía Pedro Díaz Pintado; y la del ex ministro del Interior Ángel Acebes.

Los peritos comenzarán este martes los nuevos análisis

Mientras, los peritos encargados de realizar nuevos análisis sobre las muestras-testigo y los restos de explosivos recogidos en los escenarios y focos de las explosiones, comenzarán este martes después de tomar este lunes posesión de sus cargos ante la Sección Segunda de lo Penal de la Audiencia Nacional. Finalmente, el número de expertos encargados de llevar a cabo las pruebas será inferior a 10, ya que algunas de las partes que solicitaron la revisión de los restos, entre las que se encuentran defensas y varias asociaciones de víctimas, han preferido no proponer peritos propios y aceptar los resultados de los de la Policía y Guardia Civil, informaron fuentes jurídicas.

Los peritos han firmado un contrato de confidencialidad y se han comprometido a no acceder a las dependencias de la Policía Científica del Cuerpo Nacional de Policía donde se realizarán los análisis portando móviles o cualquier tipo de aparato susceptible de utilizarse para realizar fotografías. El equipo de peritos dispondrá hasta el próximo 13 de febrero a las 15:00, dos días antes del inicio del juicio, para presentar el borrador de su informe. En el caso de que los restos existentes no sean suficientes, deberá emitirse un informe antes del 10 de febrero en el que se explique la razón por la que no existen muestras, porqué no se recogieron o consumieron o no se realizó pericia sobre ellas. La prueba pericial será grabada en audio y vídeo "por, al menos, dos cámaras que se usarán sucesivamente" y que después serán precintadas en presencia del secretario judicial.

Europa Press y Libertad Digital, 29-01-2007

La presunta estrategia antiterrorista

"Ya dijo Rodríguez que De Juana estaba por la paz. Halago que compaginó con el empeño en descabezar, desarticular, neutralizar, ahogar financieramente y criminalizar a las víctimas del terrorismo."

Los socios de gobierno de Montilla y Hereu, que lo son de Rodríguez en el Parlamento, han defendido el chantaje al Estado del carnicero De Juana como una causa humanitaria. Lo que es peor, una vez frustrados por el Pleno de la Audiencia, toman al que mató a veinticinco personas, al que jamás se ha arrepentido, al que ha proferido graves amenazas contra funcionarios de prisiones, y lo comparan –con ventaja para el terrorista– con un comunicador que les molesta. Piden, para este sí, que actúe la justicia. Por sembrar el odio.

Mientras tanto, Gara destaca –pone en la diana– los nombres y fotografías de los magistrados que votaron contra el criterio de la ETA. Que era, por cierto, el de ERC, PNV e IU. Que era, por cierto, el de la fiscalía, es decir, el del Gobierno, es decir, el del PSOE. Ya dijo Rodríguez que De Juana estaba por la paz. Halago que compaginó con el empeño en descabezar, desarticular, neutralizar, ahogar financieramente y criminalizar a las víctimas del terrorismo.

Dicen que el entorno de Rodríguez, ante las previsibles consecuencias electorales de la omnipresencia etarra en el debate público –es decir, ante el riesgo de perder pronto cargos y sueldos–, le recomiendan encarecidamente que se centre en más gratos asuntos: economía, políticas sociales y tal. ¿Han comprendido antes que su jefe el fracaso de la no-estrategia de negociación?

No. No han comprendido nada. No han comprendido que, por absurdo que parezca, el presidente ha querido, y sigue queriendo, ligar su futuro a la ETA. ¿Por qué? Bien, las razones no son de fácil escrutinio. Tratando de penetrar la lógica zapaterina, podrían tener que ver con la mezcla de varios factores: adanismo, arrogante desatención a asesores especializados y a experiencias pasadas, complicidad asegurada del vario nacionalismo periférico con el fin de cerrar el paso de por vida al Partido Popular (salvo que gane por mayoría absoluta, y ya veremos que pasaría en tal caso con los mensajes de móvil, las calles y la gente del cine). Y por fin, como razón crucial, utilización de las concesiones derivadas de la negociación para precipitar el verdadero programa de Rodríguez: el cambio de régimen.

Sólo esta mezcla de razones, o alguna muy parecida, explica que el Gobierno hiera la sensibilidad de toda la derecha y de gran parte de la izquierda amortizando en cuatro días a las víctimas de Barajas y enviando a los terroristas el mensaje de que pueden seguir matando sin que él modifique lo más mínimo una estrategia que no merece el nombre de antiterrorista.

Juan Carlos Girauta
Libertad Digital, 29-01-2007

Las chapuzas de la negociación y la falta de autocrítica

El presidente Zapatero debe todavía a los españoles una explicación sobre el gigantesco fallo de información que le llevó a trasladar un mensaje de optimismo sólo 24 horas antes del atentado de la T-4. A pesar de que el Gobierno ha intentado desviar la atención hacia otros debates, como el de la unidad de los partidos, es evidente que los ciudadanos tienen derecho a conocer qué fue lo que falló y qué medidas se están tomando para evitar que una cosa así pueda volver a suceder. A falta de estas aclaraciones oficiales, los datos que han trascendido acerca de los contactos del Gobierno con la banda terrorista abonan la tesis de que Zapatero -que pilotó el proceso en primera persona- ha actuado con ingenuidad y exceso de confianza.

Tanto los comunicados de ETA como las informaciones que viene publicando Gara, el periódico próximo a la banda, permiten deducir que los terroristas pudieron llegar a creer -porque lo dedujeron de las conversaciones con los enviados de Zapatero- que el presidente del Gobierno iba a relajar la presión policial, a paralizar los procesos judiciales y a conceder la autodeterminación y la adhesión de Navarra. De ahí que la banda asegure que el Gobierno no ha cumplido sus «compromisos».

La información que hoy aporta EL MUNDO demuestra que, además de producirse estos malentendidos, el proceso de conversaciones con la banda tuvo mucho de chapuza. ETA cambió de interlocutores en la última reunión que mantuvo con la delegación de Zapatero, a la que no acudió Josu Ternera. Los enviados del Gobierno ni siquiera pudieron reconocer a algunos de los terroristas que se sentaron a la mesa, lo cual ciertamente es increíble tratándose de un diálogo de tanta trascendencia. Posteriormente al encuentro, los representantes del Gobierno recurrieron a la Policía para descubrir la identidad de sus interlocutores. Aun así, la delegación -compuesta por los socialistas Jesús Eguiguren, Francisco Egea y el ex fiscal general Javier Moscoso, según fuentes policiales- creyó que ETA no atentaría porque la banda se comprometió a mantener los canales abiertos.

A la vista está que se equivocaron, aunque nadie quiera asumir la responsabilidad. Es verdad que Zapatero pidió disculpas por el error, pero no explicó cuáles habían sido las causas de su equivocación. Una de ellas bien podría tener que ver con las personas que designó para negociar con ETA, que se han comportado como amateurs. Eguiguren, con Patxi López en la retaguardia, es el representante del sector del PSE más proclive al nacionalismo y Javier Moscoso hace mucho tiempo que está apartado de la política.

Como tampoco los socialistas vascos admiten haber cometido ningún error, a pesar de las evidencias. Patxi López, en una entrevista que publicamos hoy, asegura: «Ni el Gobierno ni quienes nos hemos implicado en este proceso nos hemos equivocado ni hemos cometido errores». La negación de la realidad que ven los ciudadanos es el peor camino de los posibles en democracia.

Editorial de El Mundo, 29-01-2007

Los enviados del Gobierno ni siquiera sabían con qué etarras negociaban

La banda no aseguró que no fuera a romper la tregua, pero los intermediarios lo entendieron así porque mantenía los cauces abiertos / Al último encuentro no acudió el prófugo 'Josu Ternera'.

Tras el último encuentro tuvieron que repasar los ficheros policiales para averiguar la identidad de alguno de sus interlocutores Interpretaron que el mero hecho de que se hubiera celebrado la reunión de diciembre implicaba que ETA estaba dispuesta a mantener su «alto el fuego permanente»

ETA cambió a sus interlocutores habituales, al menos, en la última reunión que mantuvo con los intermediarios del Gobierno de Rodríguez Zapatero.


Según las fuentes consultadas, al último encuentro celebrado en diciembre no acudió Josu Urrutikoetxea, Josu Ternera. Y además, otro de los negociadores presentados por la banda terrorista no fue reconocido por los enviados gubernamentales.

Aun así, los representantes del Ejecutivo consideraron que el encuentro encerraba todas las garantías requeridas y decidieron su continuación. Posteriormente, tuvieron que cotejar fotos y alias con las Fuerzas de Seguridad del Estado para poder concretar la identidad de los interlocutores.

Ésa fue la reunión de la que los intermediarios gubernamentales -probablemente los socialistas Jesús Eguiguren y Francisco Egea, según una identificación policial, así como el ex fiscal general del Estado, Javier Moscoso- extrajeron la conclusión de que la banda había decidido no romper la tregua, al menos, a corto plazo.

De hecho, el Gobierno, aunque no trabajaba con un horizonte en el que fuera creíble la existencia de atentados, abordaba la situación a corto plazo y únicamente se atrevía a dar garantías por un mes.

Este espacio de tiempo era, efectivamente y, de por sí, excesivamente corto, pero, según las fuentes consultadas, suficiente para intentar convencer a Batasuna de la conveniencia de llegar a un preacuerdo sobre los contenidos y los plazos de la mesa oficial de partidos políticos, y para cerrar con ETA una reunión, ya no preparatoria ni con intermediarios, sino con los representantes oficialmente designados por el Ejecutivo.

El encuentro que, probablemente, se celebró de nuevo en una capital nórdica -el Gobierno ha negado que tuviera lugar en Turquía- se produjo después de que la banda terrorista y la izquierda abertzale advirtiesen de la existencia de una crisis en el proceso iniciado para acabar con el terrorismo. Durante meses, la banda vino avisando de lo que consideraba «incumplimientos» del Ejecutivo.

Como ya había señalado de manera reiterada y prácticamente desde sus comunicados del mes de junio, su prioridad era la creación de una mesa de partidos políticos en la que, como dejó bien claro, no podía llegarse a un acuerdo que conllevase una reedición del Estatuto de Gernika.

Desde el primer momento aclaró que el marco jurídico español debía verse superado y añadió a sus exigencias la ausencia de detenciones, la paralización de los procedimientos judiciales contra la izquierda abertzale y la legalización de Batasuna, tres puntos en los que el Gobierno se había mostrado más que receptivo en las negociaciones previas al alto el fuego.

Esta situación de reproches y exigencias cuajó a mediados del mes de agosto cuando ETA, en un comunicado oficial, avisó de la gravedad de la crisis abierta.

La izquierda abertzale aparentó que quería encontrar una solución y propuso la firma de un pacto previo para la convocatoria oficial de la mesa de partidos, un preacuerdo para cuya negociación, secreta y extraparlamentaria, fue incorporado el PNV.

Ni los compromisos ni la idea del atisbo de acuerdo fueron suficientes para la banda terrorista porque en el Zutabe posterior -el boletín dirigido al pueblo vasco, tal como se ocupó de especificar ETA- incluyó determinadas advertencias a la izquierda radical y, después de cambiar varios plazos, puso como época definitiva para cumplir con sus condiciones la de finales de otoño.

A pesar de las amenazas, el Ejecutivo creyó contar con datos que indicaban que ese ultimátum de ETA estaba más dirigido a presionar y a escenificar una situación de dureza ante sus bases, que a indicar la fecha aproximada de un atentado con víctimas mortales. Aun así, se consideró oportuna la concertación de un encuentro para asegurar la continuación del proceso de paz.

En aquella reunión, los etarras no garantizaron expresamente a los enviados del Gobierno que no fueran a romper la tregua, pero aseguraron que mantenían los canales abiertos y dieron a entender con ello que, por el momento, no tenían de qué preocuparse.

Esta confirmación de que las vías de comunicación permanecían abiertas fue suficiente para que el Gobierno se diera por satisfecho. La impresión optimista se vio reforzada por el hecho de que la banda terrorista siempre ha adelantado a sus interlocutores mediante un comunicado y, previamente, de manera privada, su intención de romper las treguas que ha iniciado.

En la citada reunión, al parecer, no hubo asomo de advertencia en este sentido y el Ejecutivo extrajo la conclusión de que el plazo de finales de otoño estaba superado.

Sin embargo, poco después quedaría claro que ETA, saltándose sus propias normas, había decidido inaugurar el sistema de las treguas para negociar compatibles con atentados y que, desde este punto de vista, tampoco tenía por qué advertir a sus interlocutores.

Eguiguren, en cualquier caso, no supo en aquellos momentos con quién había estado negociando. Respecto al alcance de la ausencia de Josu Ternera, hay varias lecturas.

Las Fuerzas de Seguridad venían advirtiendo incluso desde antes del verano que este terrorista en el que el Gobierno basaba la fiabilidad del proceso, había recibido la advertencia de los más radicales sobre la necesidad de verificar la intención del Gobierno de dar pasos en el proceso.

Después se constató que había quedado mermada su autoridad. Sin embargo, los expertos sostienen que Ternera asumió la decisión de atentar por consenso como el resto y que, probablemente, no acudió a la cita por dos razones intimamente conectadas entre sí: la primera, porque quería preservar su eventual papel futuro de negociador y la segunda, porque ya sabía lo que se estaba preparando en diciembre, en Madrid, a pocos días del encuentro.

Ángeles Ecrivá
El Mundo, 29-01-2007

domingo, 28 de enero de 2007

"Paz" y "Pero"

Correspondencia de Ana Nuño, publicada por Arcadi Espada en su blog:

Querido:

Tremendo asunto el que hemos presenciado esta semana. Me refiero a De Juana Chaos y el programado y calculado caos orquestado por unos y otros a su propósito (que, en este caso, no es lo mismo que decir a propósito suyo).

Por cierto: he recorrido toda la prensa, digital y otherwise, y perdido mucho tiempo escrutando tertulias televisivas y radiofónicas, y resulta que nadie ha comentado algo que a cualquier quiddam le parecerá obvio. En el llamado proceso de paz, desde que lo lanzó públicamente el ejecutivo español obteniendo carta blanca en las Cortes para oficializarlo (es decir, desde marzo del año pasado), el episodio De Juana es el primero –repito: el primero– que intencionadamente ha buscado construirse una escenografía, que ha querido dejar rastro bajo la luz y en presencia de taquígrafos. Hasta antes del atentado en Barajas, todo eran innuendos y sobreentendidos. No había negociación, sino (re)petición a ETA de que con violencia no habría “paz”; esto, ad nauseam, es lo que nos han servido de entrante, plato principal, postres, coñac y puros desde La Moncloa, y desde Rubalcaba hasta López Garrido, pasando por Mª Teresa y Pepiño.

De repente, 15 días después del bombazo y los dos muertos “accidentales” (doblemente accidentales. por ecuatorianos y porque sólo a los pobres –Diccionario de Autoridades actualizado: emigrantes recién llegados y con poco dinero– se les ocurre “echar una cabezadita” en el coche), el Fiscal general (es decir, el Presidente del Gobierno) y los opinadores duchos en irse por las ramas y ramonedas nos invitan a una cena desde un palco escénico. A un espectáculo del viejo Folies Bergère o el Lido de París.

Qué raro, ¿no? ¿Acaso no será que “la izquierda abertzale” le ha dicho a Zapatero, oye, que te toca retratarte? Como los buenos jugadores de póker: ya nos hemos divertido un rato bluffeando, ahora quiero verte el juego que tienes.

El caso es que no caeré en lo fácil con lo de esta semana: la metáfora. Por ejemplo, en evocar a Prometeo encadenado, pendiente del destino de su hígado expuesto a fecha prefijada a dolorosa hecatombe y penosa reconstitución. Para aplicársela, por ejemplo, al Estado de Derecho (así, con las mayúsculas mayestáticas a las que tan afecta es la Derecha). No me pagan por soltar tropos en las tertulias radiofónicas, y aunque me pagaran. Un tropo es un tropo es un tropo. Y el Estado de Derecho es la madre de los tropos, al menos en este país.

Voy a permitirme, eso sí, una breve reflexión sobre la condena a perder la libertad (la Condena, pues). Y sus corolarios retórico-poéticos: la muerte-en-vida, la vida-en-la-muerte, sobre los que ya narrativizó todo lo que pudo el opiómano genial que fue Coleridge (vid., The Ballad of the Ancient Mariner). Vaya por delante que no pretendo compadecerme de De Juana. Que aquí hay que decir siempre lo obvio: un dedito, dos deditos… así, hasta diez. Eso, con suerte, en caso de que te dejen llegar hasta el final del conteo.

Brevemente, pues, el caso de Robert Redeker. Un profesor de filosofía de instituto en Francia, redactor a sus horas en Les Temps Modernes, a cuya cabecita los guardianes de la “alianza de las civilizaciones” le han puesto precio. ¿El “atentado terrorista” cometido por este sujeto?: haber publicado el 19 de septiembre pasado, en Le Figaro, un comentario crítico sobre el Corán con el título: “Face aux intimidations islamistes, que doit faire le monde libre?”. Bastó con eso. La vida de este profesor de instituto se convirtió de repente en una pesadilla. Una fatua condenándolo a morir comenzó a circular no sólo en los sitios web de la galaxia islamista, sino que fue transmitida en las más importantes e influyentes mezquitas de Francia (en Lyon y en Estrasburgo): Robert Redeker ha infamado la palabra del Profeta y ha de ser ajusticiado.

Desde ese momento, Redeker se ha convertido en una sombra. Los servicios secretos del Estado francés (la DST, Direction de Surveillance du Territoire, el FBI francés) han decidido que conviene protegerlo (Salman Rushdie vivió algo parecido en su día). Ha tenido que cambiar de residencia, inscribir a sus hijos en otro colegio, y ahora dicta sus clases en otro instituto. Uno de sus hijos fue objeto de una agresión y también ha recibido amenazas de muerte. Así que no sólo Redeker ha pasado de ser profe en un instituto de provincias y colaborador en Les Temps Modernes a esconderse donde pueda, sino que su familia también está amenazada de violencias y muerte.

Lo que me interesa señalar ahora –y con esto concluyo este ya prolijo comentario– es que Redeker se ha atrevido a reincidir: acaba de publicar en Editions du Seuil un libro, Il faut tenter de vivre. Como todo lo que ha escrito Redeker, vale la pena leerlo. Sobre todo, porque en este libro detalla y comenta la “recepción” que su condena a muerte y la de su familia ha suscitado en Francia. Sí, cuenta Redeker, toda la intelectualidad está escandalizada; pero, al mismo tiempo, la intelectualidad agrega siempre, en sus comentarios, un “pero”. Ciertamente es inaceptable que se amenace a nadie (intelectual o no, ecuatoriano o no) por lo que piense, o sencillamente por encontrarse en el lugar inadecuado a la hora inadecuada. “Pero”… hay que comprender las razones del “otro”. Del asesino, del que amenaza con matarte porque pienses de una determinada manera (caso, diría yo, civilizado; caso francés) o sencillamente porque sea posible identificarte con el ADN proscrito (caso pre-civilizado, caso español –si estamos de acuerdo en que no hay nada más “España Negra” que las diversas supervivencias del matonismo español que hoy representan, ya en exclusiva, los diversos nacionalismos locales en este país–).

Aquí, mientras, degustamos el azucarillo del C(h)aos. A ver si nos vamos enterando: lo único que está vivo y da muestras de gran vitalidad es el viejo, sempiterno, muy europeo (es decir, altamente civilizado) espíritu de Munich. El que es capaz de rellenar folio tras folio y regalarnos con horas de digresiones, basándose sólo en dos palabras: “paz” y “pero”.

Ay, si Prometeo lo hubiera sabido, cuanta crisis hepática se habría ahorrado.

Un abrazo.

Ana Nuño , 28-01-2007

La memoria y la concordia


Dice Zapo que la transición se hizo a base de mucha concordia y poca memoria. Y no deja de tener algo de razón el grotesco sujeto. Se borró casi por completo, durante muchos años, la memoria de cómo el PSOE había cooperado con la dictadura de Primo de Rivera y en cambio había saboteado la república. De cómo había practicado abundantemente el terrorismo desde 1933 o asaltado sangrientamente la legalidad democrática en octubre de 1934, con propósito, parcialmente fallido por el momento, de desatar la guerra civil.

Se borró la memoria de la campaña, increíblemente falsaria, sobre la represión derechista en Asturias, que envenenó, por expresarlo como Besteiro, a millones de personas y creó el ambiente guerracivilista del 36; se borró el desplazamiento del poder, dentro del partido, de Besteiro y los suyos, el único sector moderado en el partido; se borró el proceso revolucionario desatado por los socialistas tras las anómalas elecciones del Frente Popular; o la participación socialista en el asesinato de Calvo Sotelo; se borró el recuerdo de las checas socialistas, de los García Atadell, de la gigantesca corrupción de sus dirigentes con los suministros de armas, corrupción que pagaban con su sangre sus propios soldados. Se borraron los gigantescos expolios y las sanguinarias luchas por el poder dentro del Frente Popular. Se borró la prácticamente nula oposición del PSOE al franquismo, o la reorganización del partido, ya muy al final de la dictadura y con permiso de la Guardia Civil. Y tantas cosas más.

Todo eso no solo fue borrado por la izquierda, también la derecha contribuyó, en pro de la concordia, a aislar y desacreditar a quienes se obstinaban en recordar o investigar el pasado. Esa actitud de la derecha ha permitido al PSOE presentarse como el partido de los "cien años de honradez", cuando ha sido, sin discusión, el más corrompido del siglo XX español; le ha permitido engañar a muchos con un historial democrático inexistente, pues su ideología oficial fue, hasta hace poco, la más liberticida de ese siglo; o aparecer como partido de la paz, cuando sus violencias en la república jugaron el papel principal en el desencadenamiento de la guerra. ¡Cuánto ha hecho la concordia derechista por asentar este peligroso fraude!

Tan excesiva concordia se habría justificado si, a su vez, las izquierdas y los separatistas hubieran adoptado el mismo talante. Pero fue totalmente al revés: estos no han cesado de producir multitud de libros, artículos, películas y panfletos acusatorios contra la derecha, en los que las verdades y las mentiras se mezclaban de forma inextricable. Ese talante resentido y retorcido, con fines políticos ajenos a la democracia, ha culminado ahora con la pretensión de oficializar por ley su versión de la historia, como en los países totalitarios.

Hubo mucha, excesiva concordia, en efecto, por parte de la derecha. Y mucha memoria, aunque falseada, por parte de la izquierda. Pero sospecho que eso se acabó. En los últimos años la verdad histórica ha vuelto por sus fueros, y no puede extrañar la furia inquisitorial, con propuestas abiertas de censura y de cárcel para los disidentes, con que ha sido recibida por la izquierda y los separatistas. Y no es de extrañar su ira: ¡ya daban por ganada la partida!

Al día siguiente del asesinato de Calvo Sotelo, un órgano socialista decía que era preferible la guerra civil y, como observa Payne, iban a tener más guerra civil de la que pensaban. Ahora Zapo está por la memoria. Me parece que va a tener más memoria de la que imagina su malévola ignorancia.

En fin, dice también Zapo que su abuelo pidió no quedar como traidor a la patria. A nadie se le ocurriría hoy acusarle de tal cosa. Pero a su nieto sí. Traidor a la patria y a la democracia, colaborador de una ETA que nunca había conseguido tales posiciones políticas como con él y gracias a él.

Pío Moa, Presente y Pasado
Libertad Digital, 28-01-2007

El negociador


"No hay nada que permita decir que ha habido algún error", ha dicho con su habitual cinismo el presidente de la sonrisa, la determinación y el empeño. Él, que no quiere acabar con el terrorismo, sino resolver el conflicto de la izquierda abertzale en el País Vasco, sostiene que afirmar una noche que no hay más atentados para verse sorprendido y, lo que es peor, ridiculizado en la mañana siguiente con el estallido de media tonelada de explosivos en Barajas no implica error alguno.

Tampoco hay error político, ni moral, en no asistir al lugar del atentado en cinco días, ni en empecinarse en no reconocer que no hay proceso de paz alguno en marcha en ninguna parte de España y alrededores. El único que lo corrobora es su amigo Carod, quien además tiene la jeta de atribuirse el inicio del dicho proceso, en Perpignan, a espaldas de todo el mundo, y cuando el partido socialista vasco ya llevaba tiempo conversando con los delincuentes.

Hace tiempo que yo imagino la cosa como en una película de rehenes con polis tontos. La ETA está atrincherada en un monte con medio millón de rehenes. Piden un avión para que sus más altos jefes viajen a Venezuela, donde ya tienen pactada con el caudillo local la nacionalización y hasta, si cabe, algún puesto público de segundo o tercer nivel. El negociador jefe del FBI les dice que sí y ordena ponerles el avión. Si los peores se van, va a ser más fácil tratar con los que tienen más voluntad de ceder.

Pero resulta que uno de los peores no se va a Venezuela, sino que decide quedarse porque tiene un hermano preso en una cárcel lejana y, antes de soltar a los rehenes, pide que le acerquen al pariente para poder visitarlo más a menudo en el futuro. Sin preguntarle a qué futuro se refiere, el negociador del FBI habla con un juez amigo suyo, a ver si puede hacer un poco de manga ancha y cambiar de prisión al chico, que no es un mal muchacho, aunque haya asesinado a unos cuantos y jurado en varias ocasiones meterle al juez setenta veces siete tiros y arrancarle la piel. Son estallidos naturales, el stress: cualquiera que, por la minucia de unos cuantos muertos, esté sometido a tal tensión penal diría las mismas cosas, haría las mismas vanas promesas. El negociador es comprensivo, y cuenta con que el juez acabe por serlo también.

Claro que, por cerca que esté el hermano del secuestrador, no le va a ser fácil ir a visitarlo, con toda esa gente armada rodeando el monte. De modo que pide primero que los otros bajen las armas, comprometiéndose a bajarlas él también. Propone un alto el fuego. Por tiempo indeterminado: el que tarden en acercarle al familiar, más el que haga falta para tratar con él algunos temas importantes. Y tal vez, si todo va bien, un poco más. Para facilitar las cosas, propone un alto el fuego permanente, cosa que en realidad no significa nada, porque nada hay permanente sobre la faz de la tierra.

El negociador, encantado, da una rueda de prensa y dice que todo va a pedir de boca: ya han visto ustedes en la tele la buena disposición de los encapuchados del monte para el alto el fuego, sobre todo la de esa señora que leyó el comunicado. Nada tenemos que temer. Sacar a los rehenes de allí será coser y cantar. Él, que por eso es negociador, tiene el talante adecuado y un ansia infinita de paz.

Los secuestradores llaman entonces por teléfono a uno de los ayudantes del negociador, que, dada la magnitud de la tarea, ha delegado partes de ella, y le dicen que desde el monte se ven demasiado cerca las fuerzas de seguridad, y que así no se va a ninguna parte, que es mejor que retrocedan hasta más allá de Navarra, que despejen Navarra para poder moverse con comodidad e ir tranquilamente a ver a los presos acercados. Al ayudante del negociador le parece excesivo, pero lo comunica a su jefe, que sonríe, como siempre, y le dice que está bien, que retroceda, que de Navarra ya se hablará cuando comience el diálogo. ¿Qué diálogo?, pregunta el ayudante. El de la mesa de partidos, hombre, ¿o ya lo has olvidado? Todos, menos el PP. Ésos son de otra agencia y, como siempre, están pretendiendo interferir en nuestras cosas.

Justo entonces llega la Navidad. Ya saben cómo es eso en las pelis, con luces y nieve y papanoeles que reparten caramelos en el patio del Rockefeller Center o en la puerta del Corte Inglés de Princesa con nieve falsa. Y el anuncio de Freixenet, cava catalán. Ultrafashion. El mensaje del Rey no figura en las pelis. Pero sí, en este caso, el del negociador, que sonríe poco y está muy cejijunto, más que de costumbre, y que dice que ahora, en el final del año 2006, las cosas están mucho mejor que antes de que los del monte se echaran al monte, y que el año próximo estarán aún mejor.

Él no lo sabe, pero los espectadores sí: uno de los papanoeles de la calle Preciados ha recibido una llamada del monte, se ha despojado de sus ropas en un portal, un poco al estilo Superman, y se ha puesto al volante de una furgoneta roja, Renault Traffic, el mismo modelo que se empleó en la voladura de la AMIA en Buenos Aires hace unos años (los guionistas tienden a repetirse), estacionada en un aparcamiento céntrico, y la ha llevado a la Terminal 4 de Barajas. Y todo esto ha sucedido antes de que el negociador anunciara lo de que, dentro de un año, todo bien.

O sea que el espectador ya espera el desenlace, sabe que un poco antes o un poco después estallará la furgoneta, en la que ya ha visto que hay un reloj digital funcionando. De modo que empieza a esperar, angustiado, que el negociador, o alguno de sus ayudantes, que no ven las cosas tan claras como su jefe, tiren de los hilos justos, hagan las preguntas adecuadas y lleguen al aeropuerto antes de que se produzca el desastre y el vaticinio para finales de 2007 se vaya al carajo por un quítame allá esas pajas. Espera el espectador que un héroe anónimo, un experto en explosivos, un Jack Bauer español, sudoroso y sabio, a último momento, cuando el reloj digital esté a punto de marcar el cero, corte el cable, rojo o azul, él sabrá, o él se la jugará con acierto, impida la explosión. Pero el desenlace no es ése.

Jack Bauer no llega a tiempo. Vamos, que ni siquiera se entera. Ni se enteran los dos ecuatorianos, agotados, que se quedan durmiendo un rato en su coche, "echando una cabezadita", dirá luego uno de los ayudantes del negociador, porque vienen de muy lejos y tendrán que conducir hasta muy lejos y no se pueden permitir noches de hotel, etcétera.

Las tropas que rodean Navarra se vuelven hacia Madrid, tal es el estruendo, y los del monte, aprovechando el descuido, pasan a Francia a desayunar, que todavía es hora, con su medio millón de rehenes aún bajo amenaza.

Recordemos que era una de rehenes con polis tontos. Claro que el ser tontos no les resta protagonismo. Por la tarde, el negociador vuelve a salir en la tele. Todos creen que no le quedará otra que reconocer su fracaso ante los del monte. Pero no. El tipo, negociador como es, insiste en seguir negociando no se sabe qué.

Tengo para mí que en ningún otro país europeo sobreviviría un Gobierno a tanta torpeza. Ya no hablo de la mala fe, que también está allí. Sólo de la torpeza. Y de la persistencia aviesa en el error, si no en la maldad. No cometeré la estupidez de pedir la dimisión de Zapatero, la convocatoria a nuevas elecciones. Zapatero no dimitirá. Y el día en que pierda unas elecciones, día que llegará, se defenderá como un león de los resultados. Este tipo no es de los que se van.

Por Libertad Digital - Ideas, enero 2007

Estado de Delirio

La política española resulta tan difícil de explicar al extranjero porque está toda entera contaminada de delirios, algunos de ellos tan difundidos, tan arraigados, que casi todo el mundo ya los confunde con la realidad. El delirio ha sustituido a la racionalidad o al sentido común en casi todos los discursos políticos, y los personajes públicos atrapados en él lo difunden entre la ciudadanía y se alimentan a su vez de los delirios verbales y escritos de unos medios informativos que en vez de informar alientan una incesante palabrería opinativa. La actualidad no trata de las cosas que ocurren, sino de las palabras que dicen los políticos, de los cuales no se conoce apenas otra cosa que sus exabruptos verbales. En ningún país que yo conozca los titulares están tan hechos casi exclusivamente de declaraciones entrecomilladas.

El que llega de fuera se ve asaltado, nada más subir al taxi en el aeropuerto, por un zumbido perpetuo de opinadores que someten a escrutinio las declaraciones y contradeclaraciones previamente enunciadas por los charlistas de la política. Da la sensación de haber entrado en un bar de barra pringosa en el que el humo de la palabrería fuera más denso que el del tabaco, y en el que un número considerable de afirmaciones tajantes parece dictado por la ofuscación de una copa matinal de coñac.

La noticia en otros webs, webs en español,en otros idiomas

El delirio contamina todos los saberes y con frecuencia termina por sustituirlos del todo. Hay una geografía delirante, que se manifiesta, por ejemplo, en los textos escolares y en los mapas de las noticias sobre el tiempo, y en virtud de la cual cada comunidad autónoma es una isla rodeada de un gran espacio en blanco y sin nombre o se dilata para abarcar territorios soñados. Casi cualquier delirio es un delirio de grandeza.

El País Vasco abarca en los mapas Navarra y una parte de Francia: Cataluña se extiende hacia el norte y a lo largo del Levante y por las islas del Mediterráneo, en un ejercicio de megalomanía geográfica que se parece bastante al de los reinos que don Quijote imaginaba que conquistaría con su bravura de caballero andante. Galicia se agranda por las anchuras atlánticas de la lusofonía y por los confines de niebla de los reinos celtas. Y no quiero pensar qué ocurrirá cuando los cerebros políticos de mi tierra natal descubran por azar algún libro en el que se muestre que hubo una época en la que el territorio de Al-Andalus cubrió casi entera la península Ibérica y una parte del norte de África.

La geografía fantástica se corresponde con el delirio lingüístico: en esos mundos virtuales el español es un idioma molesto y residual que sólo hablan guardias civiles, emigrantes y criadas, y que por lo tanto no merece más de dos horas de enseñanza semanal en las escuelas, aparte de comentarios despectivos sobre su rusticidad y su patético provincianismo. Al fin y al cabo sólo se habla en tres continentes.

Cuando no hay modo de prescindir de este idioma al parecer extranjero que sin embargo es el único de verdad común de toda la ciudadanía, se le desfigura en lo posible con una ortografía delirante, que debe de ser un enigma para la inmensa mayoría de los cientos de millones de hablantes que lo tienen como propio. Y cuando los jerarcas de tales patrias viajan por el mundo se convencen a sí mismos en su delirio de que hablan inglés, para no rebajarse a la indignidad de hablar español: pero con raras excepciones hablan inglés tan mal y con un acento español tan inconfundible que sólo los entienden los españoles diseminados entre el público, que constituyen, por otra parte, la mayoría de éste.

Los dignatarios -da igual el partido o el territorio al que pertenezcan- cultivan un delirio grandioso de política internacional, y viajan por el mundo con séquitos más propios de sátrapas que de gobernantes democráticos, con jefes de prensa y de protocolo, con asesores, con periodistas, con fotógrafo de corte y cámaras de televisión, incluso con pensadores áulicos, en algún caso muy selecto. Se alojan en los mejores hoteles y gastan el dinero público con una magnanimidad de jeques petrolíferos.

Viajan con el pasaporte de un país cuya existencia niegan y utilizan los servicios diplomáticos y consulares de un Estado al que no se consideran vinculados por ninguna obligación de lealtad, y aseguran que el motivo de tales viajes es la promoción internacional de sus respectivas patrias, provincias, principados, o reinos: obtienen, es verdad, una gran cobertura mediática, si bien no en los periódicos del país que han visitado, sino en los de la comunidad o comarca de origen, en la que todo el mundo parece aceptar sin sospecha el delirio de los resultados provechosos del viaje, así como la cuantiosa inversión necesaria para que sus excelencias celebren en Nueva York o en Melbourne una mariscada suculenta de la que habrían disfrutado lo mismo sin marcharse tan lejos, o hagan unas declaraciones a la televisión autonómica o al diario local a seis mil kilómetros de distancia.

El delirio afecta lo mismo al pasado que al presente, por no hablar del porvenir. Jovenzuelos malcriados que disfrutan de uno de los niveles de vida más altos del mundo se adornan de un corte de pelo carcelario y de un pañuelo palestino y se imaginan que participan en una intifada o en un motín kurdo o irlandés quemando los cajeros automáticos de sus opulentas instituciones

bancarias y los autobuses de un servicio municipal de transportes lujosamente subvencionado, sin correr más peligro que el de un siempre desagradable enfriamiento después de la carrera delante de los paternales policías. En la escuela les han enseñado geografía fantástica y una historia mitológica inspirada en folletines truculentos del siglo XIX. Los tebeos de Astérix y las columnas de astrología de las revistas del corazón son más rigurosos que la mayor parte de sus libros de texto, pero tienen efectos menos tóxicos sobre las conciencias.

El delirio no sólo determina las historias que se cuentan en la escuela. Una editorial de prestigio le encarga a un escritor un libro sobre la caída de Barcelona al final de la guerra. Al escritor no le cuesta confirmar lo que sabe o sabía todo el mundo: que las tropas de Franco fueron recibidas en Barcelona por una muchedumbre entusiasta -ya observó Napoleón que en cualquier gran ciudad hay siempre cien mil personas dispuestas a vitorear a quien sea- y que en el ejército vencedor y entre la nueva clase dirigente había un número considerable de catalanes. Al escritor le dicen que el libro no puede publicarse, sin embargo: no porque cuente mentiras, sino porque las verdades que cuenta no se ajustan al delirio oficial sobre el pasado, según el cual la Guerra Civil española fue una guerra de España contra Cataluña, y ningún catalán fue cómplice de los zafios invasores, igual que ningún vasco llevó la boina roja de los requetés en el ejército de Franco.

El delirio niega la realidad pero puede tener efectos devastadores sobre ella. En España no queda nadie o casi nadie que simpatice de verdad con el fascismo o con el comunismo, y sin embargo se oye con frecuencia creciente que al adversario se le califica de facha o de rojo, con una insensatez verbal que hiela la sangre, y que revela una voluntad de ruptura de la concordia civil copiada de lo peor de los años treinta. Cuando a uno lo pueden llamar rojo por creer que el atentado del 11 de marzo lo cometieron terroristas islámicos o fascista por no eludir siempre la palabra "España" o defender la Constitución de 1978 está claro que el debate político ha caído en un extremo irreparable de delirio.

Por culpa del delirio de José María Aznar nos vimos involucrados en una guerra de Irak que ya era en sí misma otro delirio y en la que no contábamos militarmente para nada, pero que enconó el clima político del país y nos hizo más vulnerables a la amenaza del terrorismo integrista. Poseído por un delirio en el que ya vería a sí mismo coronado por los laureles de la Paz, esa bella palabra, el actual presidente no consideró oportuno prestar atención a los muchos indicios que venían avisando de que su negociación con los pistoleros y con los socios y beneficiarios de éstos no iba por buen camino. Tratar con gánsteres puede ser a veces tristemente necesario, pero conlleva el peligro de que los gánsteres tomen por blandura la benevolencia cautelosa del interlocutor y al menor contratiempo vuelquen la mesa de póquer y se líen a tiros.

Que los servicios secretos no hubieran advertido lo que se aproximaba no tiene mucho de extraño, ya que tales servicios, casi en cualquier parte del mundo, se caracterizan por no enterarse de nada, contra lo que sugiere una extendida superstición literaria y cinematográfica: lo asombroso es que nadie en el entorno presidencial leyera los periódicos. La insolencia creciente de las hordas vándalas del norte, las cartas de chantaje y amenaza, los robos de pistolas y de explosivos, el descaro con que los terroristas presos amenazaban de muerte a los magistrados que los juzgaban (ante el apocado retraimiento, por cierto, de los policías encargados de reducirlos, quizás temerosos de provocarles una luxación si les ponían las esposas desconsideradamente): es increíble la cantidad de cosas que uno puede no ver cuando se empeña en cerrar los ojos.

También es llamativa la complacencia con que tantas personas de izquierda han resuelto en los últimos años abolir toda actitud que no sea de inquebrantable adhesión al Gobierno. He leído textos conmovidos sobre la felicidad de estar "al lado de mi presidente", y escuché hace poco en la radio a un entusiasta que llevaba su fervor hasta un extremo de marcialidad, asegurando que él, en estas circunstancias, se ponía "detrás de nuestro capitán, en primer tiempo de saludo", tal vez no el tipo de incondicionalidad más adecuado para el primer ministro de una democracia. Quizás uno, como va cumpliendo años -enfermedad política que denunciaba hace poco en estas mismas páginas Suso de Toro, a quien cabe suponer venturosamente libre de ella- conserva el recuerdo de otra época en la que las personas de izquierdas podíamos ser muy críticas y hasta en ocasiones hostiles hacia otro gobierno socialista, o por lo menos no incondicionales hasta la genuflexión, hasta las lágrimas.

No digo que no haya motivos para oponerse a una deplorable Oposición, avinagrada y sombría, que no parece capaz de desprenderse de su propio delirio de conspiraciones, y en la que todo el talento de sus dirigentes da la impresión de estar puesto al servicio, sin duda generoso, de favorecer a sus adversarios. Lo que me sorprende es este nuevo concepto de la rebeldía y de disidencia, que consiste en rebelarse contra los que no están en el poder y en disentir de casi todo salvo de las doctrinas y las directrices oficiales.

El delirio perfecto, sin duda: disfrutar de todas las ventajas de lo establecido imaginando confortablemente que uno vuelve a vivir en una rejuvenecedora rebeldía, inconformista y a la vez enchufado, obsequioso con el que manda y sin remordimientos de conciencia, gritando las viejas y queridas consignas, como si el tiempo no hubiera pasado, en la zona VIP de las manifestaciones, enaltecido a estas alturas de la edad por una cápsula de Viagra ideológica.


Antonio Muñoz Molina (El País) (27/01/07)

Aznar dice que el pacto de Zapatero permitirá a ETA «matar y negociar»

El ex presidente proclama en San Sebastián que la «única mesa» que deben ver los terroristas «es en la que entreguen sus armas» / Cree que el Gobierno «está enterrando la esperanza».

El presidente de Faes descalifica la política antiterrorista del Gobierno: «Es sólo cuestión de dosis y de tiempos que lo que hoy es un crimen pase a ser considerado un mero accidente»


El Mundo, 27-01-2007 . Marcos Iriarte

San Sebastián.- El ex presidente del Gobierno José María Aznar lamentó ayer que el Pacto Antiterrorista vaya a ser sustituido por «un pacto de mínimos» cuyo objetivo ya no será «la derrota de ETA», sino mantener «a prueba de bombas un proceso que reafirmará a la banda en la idea de que matar y negociar son dos ingredientes que entran en la misma receta». «Es sólo cuestión de dosis y de tiempos para que lo que hoy es un crimen pase a ser considerado un mero accidente», sentenció.

El ex líder del Ejecutivo español se pronunció de esta manera en San Sebastián tras recoger el Premio Gregorio Ordóñez, concejal del PP asesinado por la banda terrorista en 1995, por su «ejemplar firmeza y compromiso en la lucha contra el terrorismo».

Durante su intervención, Aznar ofreció un discurso muy crítico con la actual política antiterrorista del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero al que, casi un mes después del primer atentado mortal perpetrado por ETA en tres años y medio, acusó de estar «enterrando la esperanza» de acabar con el terrorismo. Sigue en

«¿Os preguntáis qué respondería Gregorio si después de las dos nuevas víctimas del atentado de Barajas le dijeran que se había quedado solo?», se preguntó ante la viuda de Ordóñez, Ana Iríbar, la presidenta del PP del País Vasco, María San Gil, el eurodiputado Jaime Mayor Oreja y María Teresa Jiménez Becerril, hermana del concejal popular asesinado en Sevilla junto a su mujer, entre otros.

El ex presidente del Gobierno advirtió de los riesgos que, a sus ojos, esconde la estrategia planteada por José Luis Rodríguez Zapatero de ampliar el consenso del Pacto por las Libertades, firmado por PP y PSOE, por un nuevo acuerdo que incluya a otros partidos, incluidos los nacionalistas.

«¿Están dispuestos los integrantes de esos acuerdos a activar todos los resortes internacionales contra ETA-Batasuna? Si no es así, ese acuerdo nada suma. Todo lo contrario, resta fuerzas, limita posibilidades legítimas de actuación del Estado de Derecho, desperdicia el esfuerzo acumulado y nos devuelve a la sórdida rutina de los lugares comunes, las falsas soluciones y los experimentos de aprendiz de brujo», sentenció.

Para el ex líder del Ejecutivo la diferencia «entre unos y otros» radica «en dónde y en qué depositamos nuestra esperanza». Según describió, unos lo hacen «en lo que ETA pueda hacer» y otros, como el sector que él representa, que no esperan «nada de ETA». «No creo que debamos preguntarnos qué es lo que ETA puede hacer por nosotros porque, si pudiera, no haría otra cosa que matarnos», precisó.

Arropado por cientos de simpatizantes del PP vasco en el Kursaal de San Sebastián, y tras haber participado horas antes en una ofrenda floral en recuerdo de Ordóñez en el donostiarra cementerio de Polloe, Aznar incidió en que él tampoco espera «nada de una política en la que el Estado de Derecho no confirma su fuerza y voluntad de prevalecer, sino que manifiesta su debilidad» y recordó que el Gobierno «puede y debe explicar sus actos, pero no reivindicar sus errores como un derecho». «Hay errores», matizó, «que cuando se insiste en cometerlos son inexcusables y la expresión del miedo y de la cobardía».

«Ahora andan algunos rebuscando frases mías pronunciadas tras el final de la tregua de 1999», apuntó en alusión a la respuesta preparada por Rodríguez Zapatero para el reciente debate celebrado en el Congreso tras el atentado de Barajas. «Creo que dije que haría todo lo posible para buscar los caminos que nos conduzcan a una paz definitiva. Y eso es justamente lo que hice. Fue justamente esa política, la de la ilegalización de Batasuna y la del cumplimiento total y efectivo de las penas, la que sabía que nos conduciría a una paz definitiva».

En un momento en el que el Gobierno negocia con el resto de fuerzas parlamentarias un pacto que supere el bipartidismo del Pacto Antiterrorista, Aznar aseguró que «es preciso quitarle a ETA la llave de la solución dialogada» y no sustituir «por sucedáneos que sólo se justifican dentro de un proyecto sectario y excluyente», los marcos que han demostrado su eficacia contra el terrorismo.

«Creo que nunca, jamás, se debe unir el final del terrorismo con una negociación política bajo ningún nombre y que debería quedar claro a los terroristas que no verán otra mesa que aquella en la que depositen sus armas», apuntó.

Pero el actual presidente de la Fundación Faes fue más allá y animó a los presentes a seguir trabajando, como Gregorio Ordóñez, por la libertad: «Estoy convencido de que nuestra actitud, la solidez de nuestras posiciones, nuestro compromiso con una democracia en riesgo, será determinante para evitar que el aventurerismo arrastre al conjunto de las instituciones del Estado de Derecho hacia una crisis generalizada en los instrumentos básicos del Estado de Derecho y de la organización territorial».

Tras glosar la figura del ex concejal popular en el Ayuntamiento de San Sebastián en el duodécimo aniversario de su asesinato, Aznar aprovechó para insistir en que la derrota del terrorismo «es el único final aceptable» y que «no hay un solo ápice de razón que tengamos que reconocer en la trayectoria, en las motivaciones o en los objetivos de una banda terrorista».

«No hay ningún sistema que debamos tejer a medida de lo que los terroristas y sus cómplices estén dispuestos a hacer, sino asegurar que se someten a la ley, al juicio de los tribunales y al imperativo de reparación de las víctimas», concluyó.