miércoles, 8 de abril de 2009

Ningún partido dispara al tesorero

“Lo más estúpido que se puede hacer en un partido es disparar contra el tesorero”, asegura un dirigente del PP. Bárcenas se aferra al cargo y alega que su discutido patrimonio es fruto de su trabajo. Galeote niega cualquier irregularidad. Sin embargo, las explicaciones de ambos no convencen a muchos. En el mismo entorno de Rajoy, pese a sus declaraciones públicas, no falta quien recela.

Según cuenta la revista Época, la dirección del PP se encuentra tan preocupada como dividida ante la delicada situación en la que les ha situado la denominada operación Gürtel. Su imagen ha quedado seriamente comprometida desde que Luis Bárcenas, senador por Cantabria y tesorero nacional del PP, aparece en el auto del magistrado Baltasar Garzón atribuyéndole el cobro de 1,3 millones de euros de la presunta trama corrupta de Francisco Correa.


En la cúpula popular son muchos los que consideran que poco importa que la Fiscalía se haya pronunciado hasta en tres ocasiones sobre la falta de indicios suficientes para la imputación de Bárcenas. Entienden que el PP no puede permitirse ni la másmínima sombra de sospecha, por injusta que pueda ser para el afectado, sobre el tesorero. Y menos ante las elecciones europeas.

Nadie duda de que se trata de una cacería contra el partido -monterías del ya ex ministro de Justicia Mariano Fernández Bermejo junto a Garzón incluidas-, pero también otros tantos, descartando tajantemente cualquier tipo de financiación irregular del partido, como han asegurado Mariano Rajoy y María Dolores de Cospedal, sospechan abiertamente sobre comportamientos irregulares de algunos de sus miembros.

Así, un destacado dirigente del partido muy próximo a Rajoy, preguntado sobre la honorabilidad de Bárcenas, reconoce que sus explicaciones son insuficientes y que su actitud genera recelos. Ni mucho menos pone la mano en el fuego por su tesorero.

Pese a que el propio Rajoy ha señalado que “nadie podrá probar que Bárcenas y Galeote no son inocentes” -una frase que en Génova consideran tan inocentemente desafortunada como gallega-, los diputados hablan abiertamente en corrillos sobre el caso y los barones se pronuncian en privado... y hasta en público, como Juan Vicente Herrera, presidente de Castilla y León, quien ha indicado que si él estuviera en una situación “tan complicada” como la del tesorero y el eurodiputado Gerardo Galeote, dimitiría sin ninguna duda: “Me sentiría mucho más libre liberando a mi organización de mis responsabilidades”.

Otro reputado barón popular precisa que “parece que Bárcenas vive por encima de sus posibilidades”, y también considera que la mejor solución para el partido, pasa por el abandono de su cargo. El tesorero del PP asegura: “Tengo la conciencia muy tranquila”, tal y como subrayan en desde su entorno más cercano.

Citan también una frase de Bárcenas muy temida por los dirigentes populares: “No pienso dimitir”. La trasladan a este semanario el mismo día en el que algunas informaciones ya daban por sentado que haría pública su renuncia para poder defenderse del auto en que se le atribuye el cobro 1,3 millones de euros.

Las presiones internas se suceden, pero Bárcenas, trasladan desde su entorno, no sólo no piensa dimitir, sino que contaría con el aval de Rajoy para sustentar su decisión. “Otra cosa sería que le imputaran”, indican las mismas fuentes sobre el tesorero. Creen que lo contrario sería “dar carta de naturaleza a las acusaciones de Garzón”.

La versión de Bárcenas

Sobre el tesorero del PP (gerente hasta el Congreso de Valencia) pesa la acusación del juez Garzón de atribuirle el cobro de 1,3 millones de euros, además de las transcripción de una grabación oculta de un ex concejal despechado en la que Correa se jacta de haberle entregado 1.000 millones de las antiguas pesetas. El auto de Garzón incorpora un informe policial que certifica apuntes contables de la trama de Correa que incluyen las siglas L B, L Bárcenas o Luis el cabrón.

Las versiones del entorno del también senador sobre estos apuntes son dos: “O Correa fanfarroneaba con falsos pagos a Bárcenas para lograr contratos en sus visitas, o incluyó su nombre para engañar a sus compañeros y embolsarse parte de las ganancias de las empresas”.

Periodista Digital

El ministro que se cargó dos veces la economía

Pedro Solbes ha conseguido el dudoso mérito de ser capaz de dejar dos veces, una en 1996 y otra ahora, un reguero de malos datos en las cuentas nacionales. Su problema: su inactividad, motivada, en parte, por el esfuerzo por ocultar la verdadera situación económica, hasta que pasaran las elecciones generales, cuando por fin se pronunció la palabra crisis.

Decía hace pocas semanas un secretario de Estado que él prefería su actual cargo al de ministro de Economía porque mandaba más como secretario de Estado. La característica que define la andadura política de Solbes es precisamente ésa: no hacer nada.


Como cuenta la revista Época, el ministro de Economía que más veces ha expresado su deseo de abandonar el barco -llegó a decir que envidiaba a Mariano Fernández Bermejo cuando tuvo que abandonar el puesto, acuciado por sus cacerías con Garzón- ha sido la piedra en el zapato del presidente del Gobierno.

El presidente ha soportado mal la actitud negativa de Solbes, que no ha tenido más remedio que reconocer las dimensiones de la crisis. A pesar de intentar suavizar los mensajes, como el momento en el que reconoció que el déficit estaría por encima del 3%, sin admitir que puede superar el 6%, ha sido el encargado de dar las malas noticias.

Tampoco han beneficiado los enfrentamientos con otros miembros del Gobierno, en particular, con Miguel Sebastián. Todos querían dinero y Solbes era el encargado de decir que no quedaba.

Cifras bajo mínimos

Solbes se encontró con una economía saneada cuando el PSOE llegó al Gobierno por sorpresa, tras los atentados del 11-M. Pero el error del ministro fue no ver la crisis a tiempo y no prepararse para afrontarla con los cambios estructurales que hoy son imprescindibles y que no se pueden llevar a cabo. La culpa no fue del todo suya.

La regla impuesta desde Ferraz para no pronunciar la palabra crisis, hasta pasadas las elecciones del 7 de marzo, provocó que el equipo de Gobierno no tomara ninguna medida que pudiera hacer sospechar sobre la verdadera situación económica.

Desde enero de 2007 se dejaba ver la tendencia bajista del Índice de Producción Industrial, uno de los indicadores más fiables de la economía. Desaprovechado el pico de enero de 2006, donde alcanzó un 5,5%, en marzo de 2008 entraba ya en valores negativos. Por aquel entonces, el presidente del Gobierno aún no había dicho el término tabú.

Los malos datos del paro, ante los que no se actuó a tiempo con medidas de flexibilización del mercado laboral y de aumento de la productividad; y las peligrosas cifras del sistema bancario, con una intervención, la de CCM, que parece no ser la última, son los últimos capítulos de su mala gestión.


Periodista Digital

Bernat Soria, "un bufón de corta duración"

Sin entusiasmo ha sido acogido el recambio de ministros efectuado por Zapatero. Pero no sólo se ha hecho leña de los nuevo brotes; también de los árboles caídos. Solbes y Maleni se ha llevado la palma, pero Molina, Cabrera y Bernat Soria se han llevado lo suyo. "Miembros y miembras para sustituir a las miembras y miembros que se van. Sorprende la escasa permanencia en la titularidad de Sanidad de Bernat Soria, pero los bufones son siempre de corta duración".

El malhadado quinquenio de poder protagonizado por José Luis Rodríguez Zapatero nos ha enseñado que, en lo que se refiere a sus iniciativas políticas, cualquier sospecha resulta escasa; cualquier temor, fundado; cualquier irregularidad, posible y cualquier acierto, casual. Por la misma razón que los olmos no dan peras, el líder socialista no pudo prevenir las crisis que ahora nos acongojan y no ha sabido reaccionar para atajarlas.
Martín Ferrand, en ABC, escribe: "Ahora, sus amigos, más perversos que sus adversarios, han empañado los oropeles de su última gira europea y, sin tiempo para refocilarse en su condición de «amigo» de Barack Obama, ha tenido que anticipar una crisis de Gobierno que tiene el aspecto de una inmensa rectificación".

Sigue el prestigioso analista del diario de Vocento:
Aunque Zapatero nos anunció ayer un «cambio de ritmo», no una modificación esencial de la partitura que viene interpretando, los nombres que ha elegido para su nueva etapa permiten augurar algo más. El escalón vicepresidencial de La Moncloa tenía hasta ahora, por mitades, dos titulares bien distintos. Una gestora política y un técnico económico. María Teresa Fernández de la Vega, disminuida en sus funciones y reforzada en su influencia, sigue en donde estaba; pero a Pedro Solbes, por quien nadie derramará una lágrima de despedida, le sustituyen dos vicepresidentes rotundamente políticos. La especialización y la técnica quedan para segundos y terceros niveles de la gestión.
Y concluye:
Elena Salgado y Manuel Chaves, alumnos aventajados en la escuela de Felipe González, son políticos en estado puro. Algo muy de celebrar. En tiempos de tribulación, contra lo que predicaba Ignacio de Loyola, es cuando hay que hacer mudanzas. Los técnicos no están, ni sirven, para eso. Los políticos pueden fracasar, pero solo de ellos cabe esperar un acierto pleno.

La sustitución de Magdalena Álvarez, tan ridícula como altanera, es una reconciliación con el sentido común y José Blanco, gran obrero de la política, puede enderezar el gran Ministerio del gasto y la inversión públicos. Lo demás es mera figuración. Miembros y miembras para sustituir a las miembras y miembros que se van. Sorprende la escasa permanencia en la titularidad de Sanidad de Bernat Soria, pero los bufones son siempre de corta duración. Antes de que se cumplan tres años que le quedan a la legislatura, conoceremos nuevos ministros. Quizás también entonces podamos decir que los que llegan parecen mejores que los que se van.

Periodista Digital

La Red se pone 'calentorra' con el nombramiento de la ministra 'ceja'

Fue la única sorpresa del seísmo gubernamental. Cuando el presidente apareció, más contento que chupillas, a anunciar que se cargaba a medio Gobierno, un solo nombre se había resistido a las filtraciones: Ángeles González-Sinde. Cineasta del sindicato de la 'ceja', fervorosa, ha sido una de las grandes defensoras del canon digital y de cortar las alas a los usuarios de las redes P2P, de intercambio de archivos. La Red está que trina con la nueva ministra de Cultura de ZP. ¿Pago de favores? Un polémico nombramiento que tiene la guinda en el bodrio -del que ella es guionista- dirigido a adolescentes 'drogatas' y salidos, de culo fácil, que puede verse(?) en las salas de cine.

Fue una decisión de última hora. César Antonio-Molina era seguro que caía, pero todas las filtraciones aseguraban que Ángel Gabilondo, hermano (ísimo) de Iñaki, asumiría Educación y Cultura, un biministerio para un hombre más que cercano al Grupo PRISA. Pero los rumores erraron aquí. ZP tenía reservada una caricia en forma de millones de euros para el conocido como sindicato de la 'ceja', y que se personalizó en el nombramiento de Ángeles Gónzalez-Sinde como ministra de Cultura.

ESTA INDUSTRIA ES UNA RUINA

Mucho han tenido que ver las desastrosas cifras del cine español en la defenestración de César Antonio Molina. Los datos de 2008 cantan solitos: la producción nacional perdió cerca de 1,5 millones de espectadores y en el que, por primera vez, las ayudas directas del Estado, 85 millones, superaron la recaudación de las cintas nacionales, que apenas llegó a los 81.

Las relaciones entre el ya ex ministro y los productores y directores, tradicionalmente afines al Gobierno, reprocharon al ministro que tras tres años y medio de gestación la Ley de Cine no se pueda aplicar por falta de publicación de la orden ministerial que contemple su desarrollo. Molina se tomó bastante mal los reproches.

Gónzalez-Sinde, hasta ahora presidenta de la Academia Española de Cine y directora y guionista, viene a aplacar los ánimos. O a intertarlo.

DEFENSORA A ULTRANZA DEL CONFISCATORIO CANON DIGITAL

La ministra de la 'ceja' es una convencida enemiga de las descargas ilegales en Internet.

Lo dejó meridianamente claro durante su discurso en la última gala de los Goya, aunque por entonces convertirse en ministra del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero seguro que no entraba en sus planes:
"Hay que seguir peleando. Peleando para que las descargas ilegales no nos hagan desaparecer, para que nuestros administradores comprendan que en el negocio de la red no pueden ganar sólo las operadoras de ADSL, mientras quienes proporcionamos los contenidos, perdemos".
Con esos galones, la nueva ministra apenas tardó unos minutos en levantar una enorme polvareda en la Red, tal y como recoge El Semanal Digital. La Asociación de Internautas se apresuró a hacerle el cruz y raya y a poner el grito en el cielo por lo que sus miembros consideran una "provocación" de Zapatero. "Con esta decisión, contribuye a mermar nuestra competitividad y menoscabar nuestra capacidad de innovación, porque no se da cuenta de lo importante que es difundir el conocimiento en condiciones de libertad", señaló su presidente, Víctor Domingo.

Unas horas después de que Zapatero hiciera el anuncio, aparecía un grupo de Facebook contra la decisión, que en sólo cinco horas superó los mil miembros.

Obviamente la otra cara de la moneda la representa la SGAE y otras sociedades de autores, que ya se frotan las manos con la llegada de una de los suyos al Ministerio de Cultura. Desde allí luchará contra la piratería, un peliagudo asunto que ya le dio muchos quebraderos de cabeza a Carmen Calvo y se los siguió dando a Molina.

En este sentido, el presidente del consejo directivo de la SGAE, Teddy Bautista, aplaudió la decisión: "El cine, más que la música, es un sector muy machacado por la piratería, y creo que González-Sinde se lo tomará como una prioridad". Una opinión que comparte también la Federación de Exhibidores de Cine.

Lo que está claro es que la elección del presidente es un guiño más al artisteo patrio que tanto ha hecho por él. En los prolegómenos de las elecciones generales de 2004, manifestándose contra la Guerra de Irak y, en particular, contra José María Aznar. Antes de los comicios de 2008, creando la Plataforma de Apoyo a Zapatero, en cuyo acto de puesta de largo el director de cine Juan Luis Cuerda llamó "turba mentirosa y humillante" al PP.

Bien es cierto que Zapatero ha sabido ser agradecido con los denominados titiriteros. Tras ser investido presidente por segunda vez, el leonés eligió como acto público en el que reaparecer uno organizado por la Academia de Cine en homenaje al guionista Rafael Azcona, que había fallecido recientemente. Allí se presentó del brazo de su mujer, Sonsoles Espinosa, repartiendo besos y apretones de manos y dando las gracias a los artistas por su valiosa aportación a la causa socialista.

"MENTIRAS Y GORDAS"

Según la sinopsis de la película, "un grupo de jóvenes se prepara para lo que va a ser el verano de su vida, entre secretos, mentiras, sexo, confusión, noche y fiesta. No son conscientes que en ese viaje iniciático una vez comenzado no se puede echar marcha atrás, que las mentiras se van haciendo cada vez mas grandes y que amar significa hacer daño".

Mucho se está poniendo el foco en la última obra de la que es copartícipe, como guionista, la elegida por Zapatero. Una película de adolescentes que trata de acercar a los más jóvenes al cine presentándoles como una panda de drogadictos, arquetípicos, machistas y salidos. El gancho: jóvenes con el culo al aire. Eso se nos avecina.

Periodista Digital

Cruel ironía

El puño izquierdo en alto. La mano derecha abierta, cobrando. Que una mano no sepa lo que la otra hace. Lo que es del Dios Progreso para el Dios Progreso, siempre y cuando lo que es del César sea para el César.

Marx se revolvería en su tumba si viera que los que roban las plusvalías a los trabajadores no son los perversos explotadores empresarios, sino los herederos de su marxismo, solemnes demabobos; y que los alienados son los trabajadores que les votan, y que el único opio del pueblo es su Socialismo.


Desde el Exilio

A Rajoy le sale una china en el zapatero en Baleares

Las aguas parecen bajar un poco más calmadas en el Partido Popular. Pero el río se ha desbordado ahora en Baleares. El alcalde de Calviá, el segundo municipio más importante de la isla, reclama al presidente del PP una profunda renovación del partido en Baleares. Considera inaceptable que los 'populares' en las islas no defiendan el español y las libertades como sus colegas vascos.

Carlos Delgado Truyols se ha dirigido en una "carta abierta" a Mariano Rajoy.
"Quizá me recuerde. Soy el alcalde de Calviá, el segundo municipio en población de Baleares y el primero desde el punto de vista turístico. Y, por ello, en la práctica soy el presidente de la institución más importante de las Islas Baleares en las que gobierna el Partido Popular, ya que, tanto en el Gobierno autonómico como en el Consejo Insular de Mallorca, como en el Ayuntamiento de Palma, gobierna en la actualidad el hexapartito, es decir, el pacto de todos los partidos contra el PP".
El alcalde de Calviá aclara que "el motivo que me ha impulsado a escribir esta carta, dejando bien claro por enésima vez que mi única aspiración política es cumplir el resto de mi legislatura como alcalde y que mi horizonte personal se vislumbra ya en breve fuera de la actividad pública, es hacerle llegar mi opinión sobre la dificilísima situación que atraviesa el partido en Baleares, así como manifestarle mi absoluta convicción de que ésta únicamente puede ser solucionada mediante la fijación, desde lo más alto de la jerarquía del partido, de unos principios y directrices claros y comunes para toda España".

Y, en la carta publicada por el diario El Mundo, entra en materia:

"Pienso que han sido tres los motivos que han llevado a la situación actual del PP en Baleares. El primero, el espectáculo que estamos dando con los variados casos de corrupción del último Gobierno popular presidido por Jaime Matas, tras su fulgurante desaparición de la vida política, tema éste que merece una amplia reflexión pero que no es objeto de la presente carta. El segundo, la ausencia de un rumbo fijo, de una ideología y de unos principios claros.Y el tercero, la falta de renovación de todas las personas que llevan demasiados años en la primera línea política y que ya no tienen ninguna credibilidad.

Señor Rajoy, llevamos muchos años defraudando a nuestros simpatizantes y potenciales votantes en Baleares, y las consecuencias de dicha inexplicable actitud no han hecho más que comenzar a padecerse.Hemos llegado a un punto en el que puedo afirmar con rotundidad que, si no rectificamos ya, el partido en Baleares no tiene ningún futuro, algo de lo que, sin duda, se beneficiarán otros partidos, como UPyD".
Según Delgado Truyols, "estos diáfanos principios en materia de derechos y libertades que le han permitido al partido recuperar Galicia y participar en el histórico cambio constitucionalista en el País Vasco no rigen para el Partido Popular de Baleares.Peor aún, toda la normativa que ha permitido la conculcación de derechos y libertades, como la Ley de Normalización Lingüística y el Decreto de Mínimos en la enseñanza, ha sido impulsada, redactada y aprobada por nuestra formación. La tremenda irrupción de lo que hoy se denomina fascismo catalanista y que ha conseguido que Baleares sea en la actualidad una autonomía monolingüe -que ha expulsado el castellano del uso oficial- no ha precisado crear un marco jurídico nuevo, sino que se ha limitado a utilizar el marco jurídico que irresponsablemente creó el PP balear".

Concluye:
"Y aprovecho la ocasión para decirle que si su intervención es imprescindible desde el punto de vista regional en Baleares, también y sobre todo, lo es a nivel nacional. Sobre usted recae la responsabilidad de marcar unas líneas comunes al partido en todas las comunidades autónomas. Sobre usted recae la responsabilidad de marcar clarísimamente la idea de España que va a defender el PP. Sobre usted recae la responsabilidad de establecer cual debe ser la postura frente a los nacionalismos. Y sobre usted recae la responsabilidad de decidir si vamos a reformar la Constitución para que el Estado recupere o controle determinadas competencias, como la educación, que nunca debieron ser cedidas. Y esa postura debería ser la misma en Madrid, en Galicia, en Cataluña, en el País Vasco, en Baleares y en toda España.

En resumen, presidente, la situación actual exige un líder nacional que, sin complejos y por el bien de España, haga renacer la ilusión en la sociedad y lidere un nuevo Partido Popular que marque unos principios irrenunciables uniformes y defienda su cumplimiento hasta el último rincón de nuestro país. Lamentablemente, hasta este momento, eso no ha ocurrido".

Periodista Digital

El nuevo Gobierno de ZP: la constatación de un fracaso

Para renovar un Gobierno prematuramente marchitado, Zapatero ha llamado al dirigente en activo con mayor grado de agotamiento que queda en España. La presencia de Chaves en el Gabinete puede resultar incluso un alivio para los andaluces, víctimas de su cansino desgaste a lo largo de dos décadas de galbana, pero es cualquier cosa menos un impulso de frescura.

El ya ex presidente andaluz representa el eslabón perdido del felipismo, cuya solera política está avinagrada por el tiempo, la abulia y la fatiga de materiales. Incluso en la época del esplendor gonzalista, Chaves fue siempre -escribe Ignacio Camacho en ABC- el paradigma de la indolencia y la desgana; su estilo es el de la estatuaria, el de la indiferencia, el de verlas venir y dejarlas pasar. Le ha alcanzado sin problemas para pastorear una autonomía en la que la maquinaria socialista domina con hegemonía clientelar una sociedad pastueña, pero de ninguna manera y en ningún lado puede suponer un revulsivo de nada.

Zapatero, el joven rupturista que liquidó con temeraria resolución la herencia de González, ha acabado refugiándose en los restos de la vieja guardia de su antecesor en un viaje involutivo que muestra la liviandad de su proyecto. A la que le han venido mal dadas le ha entrado un ataque de pánico. Con De la Vega, Chaves, Rubalcaba y Salgado en el núcleo duro, este Gobierno ha nacido con canas. Los elementos puramente zapateristas han quedado relegados a Ministerios huecos y sin competencias, papeles subalternos y/o decorativos, expresión de la vacuidad posmoderna de un estilo superficial y sin sustancia.

Consumido por la parálisis, falto de ideas, ayuno de impulso, el presidente se ha echado en brazos de los antiguos pretorianos de Felipe, los elefantes con la piel encostrada por el fango solidificado de la vieja política, en busca de un bálsamo de pragmatismo que no es sino la confesión de su fracaso. Se le ha acabado la imaginación, ha embarrancado en su atrevimiento, ha perdido la lozanía y ha terminado pidiendo socorro a un grupo de veteranos encallecidos cuya mente está ya, como la del despedido Solbes, acariciando la perspectiva del montepío.

Chaves es el símbolo de ese paso atrás, de ese retorno al pasado que pesaba ya en la escena de Andalucía hasta provocar un anquilosamiento estructural muy parecido a un régimen institucionalista. Sus principales virtudes consisten en que goza del respeto histórico del partido y que su falta de empuje no provoca rechazo, sino sólo una perezosa sensación de apatía y «dèja vu». Ése es el gran fichaje de un Gobierno que tiene que proyectar al país hacia el futuro. Muy mal debe de ver las cosas el presidente cuando se conforma con el mediocre valor de la indiferencia

Periodista Digital

Dos errores, dos compromisos y varios caprichos

ZAPATERO, consciente de que el tiempo jugaba en su contra, hizo público ayer el desenlace de una crisis de Gobierno que se llevaba gestando desde hace algunas semanas, como él mismo reconoció.Hay sorpresas con las que nadie había contado, como los nombramientos de Angel Gabilondo y Angeles González-Sinde, pero en conjunto cabe calificar de decepcionantes unos cambios que no van a contribuir a aumentar la cohesión del Gobierno ni su efectividad en la lucha contra la crisis económica y que, por el contrario, van a radicalizarlo política e ideológicamente.

El presidente ha cometido dos graves errores en esta remodelación.El primero se llama Elena Salgado, una persona sin el prestigio y los conocimientos necesarios para suscitar confianza como nueva responsable de la política económica. Zapatero tenía en su entorno dirigentes con mucha más autoridad y competencia, que habrían transmitido un mensaje de determinación para combatir la crisis, pero ha preferido recurrir a una burócrata ideologizada cuya capacidad plantea importantes incógnitas.

El segundo de los errores reside en la recuperación de Manuel Chaves, que vuelve al Gobierno casi 20 años después de haberlo dejado para presidir la Junta de Andalucía. El felipista andaluz, látigo de herejes y de vocacion clientelista, es la única incorporación con peso político propio. Se va a ocupar de negociar la financiación autonómica, un aspecto clave para que el Gobierno pueda disponer de apoyos en las minorías nacionalistas en el Parlamento.

Zapatero se mostró ayer escéptico respecto a la posibilidad de llegar a grandes acuerdos de Estado con el PP tras afirmar que los pactos de La Moncloa pertenecen a una época ya superada.Ni Salgado ni Chaves son las personas adecuadas por su perfil y su trayectoria para llegar a un entendimiento con la oposición en materia económica y territorial.

Zapatero ha optado por un Gobierno para la confrontación y el maniqueísmo, en el que encaja perfectamente José Blanco. Tras ocho años al frente de la organización del partido, Zapatero ha cumplido su compromiso de premiarle con una cartera importante como es Fomento. Carece de experiencia como gestor y del currículo adecuado para el cargo, pero es un hombre de partido al que Zapatero encomienda las contrataciones públicas en infraestructuras. Igual agradecimiento ha demostrado hacia Trinidad Jiménez, que fue uno de sus primeros apoyos en el PSOE. El presidente paga con ella una vieja deuda al nombrarla ministra de Sanidad pese a su total desconexión con el sector.

Además de estos errores y compromisos, Zapatero ha tomado decisiones que sólo cabe calificar de meros caprichos. El más llamativo es, tal vez, la destitución de Mercedes Cabrera, que ha tenido escaso tiempo para una labor tan difícil como es reformar la educación. ¿Acertará Gabilondo, vinculado familiarmente a Prisa, donde ya han fracasado sus dos predecesoras y también Cristina Garmendía, que pierde Universidades?

Igual de caprichosa parece su decisión de mantener a Miguel Angel Moratinos en Exteriores tras una gestión errática y repleta de errores. Moratinos es uno de los tres ministros, junto a una debilitada Fernández de la Vega y Elena Espinosa, que sigue desde el primer Gobierno de Zapatero. Da la impresión de que el presidente se encandila con sus fichajes a la misma velocidad con la que se desengaña. Ahí están los relevos de Bernat Soria, una estrella que se ha apagado rápidamente, y de César Antonio Molina. El pecado de éste ha sido, tal vez, su enfrentamiento con la industria del cine español, un poderoso lobby que ha conseguido situar a Angeles González-Sinde al frente de Cultura. Ello hace temer un fuerte aumento de las subvenciones para su sector y un mayor proteccionismo de los derechos de autor a base de impuestos preventivos, en línea con los intereses de la SGAE.

Zapatero podría haber aprovechado la ocasión para reducir gastos, eliminando ministerios sin apenas competencias como Vivienda, Cultura o Ciencia. Pero no lo ha hecho, lo que disminuye la credibilidad de su discurso contra la recesión.

Estamos ante un Gobierno que acentúa todos los vicios del anterior sin potenciar ninguna de sus virtudes. Zapatero ha optado por reforzar la presencia de miembros destacados del aparato del partido, confiriendo un «sello político» cada vez más sectario al Gabinete. Todo apunta a que busca una confrontación con el PP -y con la España conservadora o liberal en general- con la esperanza de movilizar a la izquierda, estrategia que hasta este momento le ha funcionado pero que resulta cada vez más arriesgada en una situación de crisis como la actual.

El Mundo - Editorial

González-Sinde defensora del canon y las subvenciones

El Mundo: González-Sinde ya levanta polémica en la Red

Está a favor del control de los contenidos protegidos por derechos de autor

Su discurso contra el P2P en la gala de los Goya fue muy criticado en Internet

Apenas unos minutos ha tardado la Asociación de Internautas en elevar la voz y expresar el sentimiento de muchos activistas del intercambio de archivos a través de Internet: la nueva ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, es persona 'non grata' en la Red, una "provocación de Zapatero". Todo porque es una firme defensora del control de contenidos protegidos por derechos de autor.


El mismo motivo por el que la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), se ha apresurado a comentar que se trata de "un nombramiento excelente", ya que es "una gran conocedora de la cultura" que "seguro que va a promover la creación y a los creadores y a defender los derechos de autor", según fuentes citadas por la agencia Efe.

La AI destaca en su nota una clara cita de González-Sinde: "Hay que seguir peleando. Peleando para que las descargas ilegales no nos hagan desaparecer, para que nuestros administradores comprendan que en el negocio de la red no pueden ganar sólo las operadoras de ADSL, mientras quienes proporcionamos los contenidos, perdemos. Peleando para fomentar la venta y alquiler de películas por Internet de manera justa, cómoda y ventajosa para el usuario. Hay miles de puestos de trabajo en juego".

Una guerra larga y difícil

Sólo del día en que pronunció esas palabras, la gala de entrega de los Goya, se podrían extraer muchas otras citas que encendieron la alarma de miles de internautas. Especialmente ahora que por toda Europa proliferan las leyes contra los sistemas de intercambio de archivos protegidos por derechos de autor sin que España haya dejado aún clara su postura.

Sin embargo, tanto la actuación del anterior ministro, César Antonio Molina, como las últimas campañas del Gobierno en la Red, hacen pensar que el objetivo es frenar las descargas gratuitas de contenidos protegidos para impulsar sistemas que tengan el beneplácito de la industria.

Pero para ello, el Ejecutivo tendría que cambiar la legislación, dado que actualmente, en España, no es ilegal intercambiar archivos protegidos por derechos de autor si no es con ánimo de lucro.

El anterior ministro ya sufrió el desgaste de esta dura lucha y González-Sinde llega expuesta de antemano. Y su guerra no es sólo con los internautas, ya que las operadoras y las Cortes son otro dos duros escollos que tendrá que salvar para sacar adelante una ley que proteja, desde su punto de vista, a la industria de los contenidos.


Libertad Digital: González Sinde, defensora del canon digital y de las subvenciones al cine español

NUEVA MINISTRA DE CULTURA

Una de las novedades de Rodríguez Zapatero ha sido el nombramiento de la presidenta de la Academia Española de Cine, Ángeles González- Sinde, como nueva ministra de Cultura. La nueva titular de esta cartera ha sido una firme defensora del canon digital y de las subvenciones al cine español.


Ángeles González-Sinde, presidenta de la Academia Española de Cine y directora y guionista, con dos Premios Goya en su trayectoria, uno por el guión del filme de Ricardo Franco "La buena estrella" (1997) y, el otro, por su película "La suerte dormida" (2003), con la que debutó como realizadora.

La presidenta de la Academia de Cine es una firme defensora del canon digital. En marzo de 2008 dijo que que "hay mucha demagogia" en torno al canon digital, pero no debido a lo injusto del gravamen para los consumidores –sistemáticamente olvidados-, sino debido a que considera lamentable que un "ministro de Industria empatice más con un importador de tecnología que con más de ocho mil autores". González-Sinde ha señalado que "a los autores nos duele que haya más comprensión hacia esas empresas importadoras de tecnología".

También es favorable a las grandes subvenciones al cine español. A su juicio es "vergonzoso y provinciano seguir acomplejados porque somos una industria creativa y consolidada", al tiempo que ha querido romper el mito sobre las subvenciones que recibe el cine español: "es una de las partidas menores del Ministerio de Cultura y es como el presupuesto de cualquier museo importante".

De directora y guionista, a ministra de Cultura

Nació en 1965 en Madrid (España). Es hija del director, guionista y productor José María González-Sinde, el primer presidente de la Academia Española de Cine (1985-1988) e impulsor de los Premios Goya.

Estudió la carrera de Filosofía y Letras (rama de Filología Clásica) y, antes de dedicarse profesionalmente a los guiones y al cine, trabajó de traductora, promotora de conciertos de una discográfica, colaboradora de la revista "Cosmopolitan" y en el gabinete de prensa de una editorial.

Profesionalmente empezó con guiones para la televisión y después perfeccionó la escritura y la técnica guionísticas en EEUU. De nuevo en España, se introdujo en el cine como autora del guión de la película de Ricardo Franco "La buena estrella" (1997), que obtuvo el citado Goya, y continuó con los diálogos de cintas como "Lágrimas negras" (1998), del mismo realizador; la "Segunda piel" (2000) de Gerardo Vera; "Antigua vida mía" (2001), del argentino Héctor Oliveira; "La puta y la ballena" (2004), del también argentino Luis Puenzo; o la "Heroína" (2004) de G. Herrero, que recibió los premios al director y al guión en el Festival de Cine Español de Málaga'05); y "La vida que te espera" (2004), de Manuel Gutiérrez Aragón.

Después llegaron su telefilme para Canal Sur y TV-3 ¿Y a mí quién me cuida? (2007) y su segundo largometraje como directora, "Una palabra tuya" (2008), adaptación de la novela homónima de Elvira Lindo y protagonizada por Malena Alterio y Esperanza Pedreño. Fue uno de los 31 directores que rodaron de forma desinteresada el documental "Madrid 11 M-Todos íbamos en ese tren" (2005), formado por cortos sobre el drama de las víctimas de los atentados en Madrid. El 17 de diciembre de 2006 relevó como presidenta de la Academia Española de Cine a la actriz Mercedes Sampietro

Magic People. Por Gabriel Albiac

EN Magic People Show, que anda ahora por la escena madrileña, hace Pino Montesano parlotear diarréicamente a un cuarteto de descerebrados. Su cráneo es hueca bóveda donde resuenan los sedantes clichés televisivos. La realidad, extinta, cede lugar a algo sórdido y difuso. Tras las palabras vacías, se dibuja el laberinto del desastre. Nada puede, en rigor, sobrevivir a un estado de degradación humana tan extremo. Y uno, si se deja llevar en la modorra, siente que está escuchando a José Luis Rodríguez Zapatero. O a cualquiera de sus ministros. Orondos declamadores de la nada. Porque a eso se reduce todo: el éxito electoral, como la bancarrota. A la exclusión perfecta de cualquier concepto. A la final reducción de la política a perverso jardín de infancia. El éxito del PSOE está entero en esa clave: haber comprendido mejor que nadie que la política ya sólo apasiona a los necios; que, al final, el cliente electoral perfecto es el lobotomizado. Y que aquel líder que aparente la estupidez más perfecta, aquel cuyas palabras más se asemejen a la pueril edad mental que se atribuye al ciudadano, ése merecerá su voto.

Como para todo hay coste, el de tal éxito se paga en efectivo: no gobernar. Otra cosa podría fácilmente ser tomada por el votante como traición al pacto de irracionalidad que selló su compromiso. Muchas cosas podrán serle criticadas al señor Rodríguez Zapatero, mas no ésa. Ni una sola medida de administración que merezca tal nombre. En cinco años. No es nada fácil perseverar en una coherencia así. Raya en lo heroico, incluso, en las extraordinarias condiciones presentes. La primera depresión que sacude al mundo desde la del año 1929 (que, conviene no olvidarlo, se cerró sólo en 1948 y tras la guerra más destructora de la historia) ha sido contemplada por el gobierno español con el plácido sosiego de quien asiste, bien guarecido, a una encantadora llovizna de primavera sobre el florido campo. Ni una sola medida. A cambio, los borbotones de palabrería que son imprescindibles allá donde la realidad falta; allá donde la realidad que duele debe ser negada. Y que tan súbitamente como se desencadenan, son borrados de la memoria común, tras su momento de eficacia. No había crisis, primero. Solbes -fastuoso personaje, en cuya carrera pública se cifra el raro mérito de haber arruinado dos veces, en menos de una década, al mismo país- fulminó como antipatriotas a los pobres ingenuos que constataban datos y contabilidades. Zapatero, que no iba a quedar por detrás de su subordinado, anunció con solemnidad el inminente pleno empleo. Un mes después, la crisis nos comía; la recesión estaba en cada dato analizado por los economistas. Pero el gobierno «no contemplaba» recesión alguna. Ni Zapatero, ni Solbes, ni nadie. El gobierno contemplaba ministerios de igualdades y alianzas civilizatorias con los rebanadores de clítoris y lapidadores de adúlteras. Y recuperación en marzo. O sea, ayer. Sentido de la historia, se llama eso.

A fuerza de no gobernar, España es hoy ingobernable. Un puñado de feudos autonómicos, cada uno de los cuales se sacude a su aire, con espasmos de cola de lagartija amputada. En Madrid, el Jefe ha decidido cambiar de gobierno. Acto escénico que garantiza un montón de fotos en primera página. Da exactamente igual quiénes sean los que salgan. Da aún infinitamente más, quienes sean los que entren. Algo sabe Zapatero: que un gobierno no está para tomar medidas materiales. De ningún tipo. Que un gobierno está para llenar pantallas en hora de máxima audiencia. Y muchas fotos en colores. Eso acarrea votos. Nunca la inteligencia. Magic People.

ABC - Opinión

Exiliémonos. Por José García Domínguez

Nuevo Gobierno

«¿A qué extrañarse de que don Ángel Gabilondo de Santillana y Prisa, Conde de los Okupas, el mismo genio precoz que terminó la carrerita de Filosofía y Letras a la muy respetable edad de 31 años, esté llamado a poner coto al fracaso escolar hispano?»

Qué envidiable lugar, Suiza, un país donde nadie recuerda el nombre del primer ministro. Qué irrefrenable tentación, el exilio. Qué vigente, hoy, el manido Espriu:
"¡Oh, qué cansado estoy
de mi cobarde, vieja, tan salvaje tierra
y cómo me gustaría alejarme
hacia el norte
en donde dicen que la gente es limpia
y noble, culta, rica, libre
despierta y feliz!".


La mayor caja de caudales del Reino de España en manos del ignaro Blanco. Nada nuevo bajo el sol: también Calígula nombró senador a su caballo. Creían ingenuos los historiadores que la estampa circense de Joan Pich i Pon, celebérrimo alcalde barcelonés durante el ocaso de la Restauración, jamás habría de ser superada. "La batalla de Waterpolo", "el conflicto nipojaponés", la vida serena tomada "en pequeñas diócesis", fueron expresiones que lo harían justamente célebre en su tiempo.

"Llegará un día en que los entierros se harán sin cura y sin difunto...", auguró en memorable alocución Pich i Pon, a la sazón anticlerical de la rama utópica. Sin embargo, más pronto que tarde, Blanco habrá de eclipsar tanta fúnebre gloria. Nadie lo dude. ¿A qué extrañarse, por lo demás, de que don Ángel Gabilondo de Santillana y Prisa, Conde de los Okupas, el mismo genio precoz que terminó la carrerita de Filosofía y Letras a la muy respetable edad de 31 años, esté llamado a poner coto al fracaso escolar hispano? ¿O acaso Fernando VII no nombró ministro a un tal Perico Chamorro, aguador de la Fuente del Berro y diligente perito en suministrar mozas expertas en trabajos de cama al Borbón?

En cuanto a la vicepresidenta-trampa, esa señora de Orense con aire de quebradiza secretaria de dirección, sépase que está llamada a recuperar otro clásico de la Restauración: el director pantalla, aquel sufrido figurante expuesto a cargar con duelos, querellas y hasta el presidio mientras el auténtico rector de la empresa permanecía impune en la sombra (tal que así llegaría, jovencísimo y famélico, Alejandro Lerroux a "dirigir" El País). Qué inconfesables trapacerías legislativas no tendrá previstas ya Miguel Sebastián, real, único y verdadero ministro de Economía tras los biombos, para haber rescatado ardid tan añejo.

Lo otro, lo de Chaves, al menos, habrá servido para resolver uno de los grandes enigmas de la Humanidad, a saber, qué demonios era eso de la deuda histórica. Y es que los españoles, todos, le debíamos a Manolo una sinecura, el justo pago por haber consolidado a Andalucía durante veinte años en la cola de todos los indicadores de desarrollo. En fin, con González Sinde en Cultura, la nevada simbiosis entre el PSOE y la farándula se revela aún mucho más firme que el famoso "complejo militar-industrial" que denunció Eisenhower. Al contrario, por cierto, que los rotos sueños internacionales de la desdichada Trini, que habrán de quedar en sórdidos, lúgubres, administrativos abortos domésticos.

Lo dicho: quién fuera suizo.

Libertad Digital - Opinión

Sin respeto. Por Hermann Tertsch

«Con Pedro Solbes España ha vivido los momentos más brillantes de su economía». Con frases así quiere infundir confianza el Gran Timonel. Ésta es sólo una pequeña joya de la palabrería incontenible de nuestro presidente del Gobierno, en una especie de incontinencia verbal terrorífica y tan absolutamente fea por mentirosa que causa casi dolor físico.

No se trata ya del Gran Timonel tratando a los españoles como pequeños gilipollas cuando nos dice que él tenía marcado los tiempos de una crisis de Gobierno que le pilló literalmente en bragas al jefe. Sucede siempre que se impone la lógica de la selección negativa. Cuando un jefe se sabe un impostor mediocre y tiene que elegir gente peor en su entorno para no temer que alguien cuestione su posición y sabotee su impostura. Porque ha tenido gracia la ministra de defensa, doña Carmen, la señora de Barroso, el jefe de tantas cosas, desmintiendo al Pentágono y a la Casa Blanca, a la OTAN y a sus mandos, a todos los ministros de defensa supuestamente aliados y a los propios militares. Aquí uno aparece en el Congreso y puede contar cualquier milonga en abierta contradicción no ya con las manifestaciones de todos los demás implicados sino con la realidad flagrante y se va a casa andando, con una oficial del ejército llevándote el bolso y la gabardina. La ministra socialista, pacifista, feminista, nacionalista, catalanista y cacique, de las nuevas ricas que maltrata al servicio que no paga ella. Como decía su amigo Rubianes, con quien tanto se solidarizó, «que se metan su España por el culo». Cuando falta el respeto, todo es posible. Nos pueden contar cualquier cosa, cualquiera de ellos, sin rubor, mentiras grotescas, porque no hay respeto ninguno.


ABC - Opinión

Crisis. Por Alfonso Ussía

«A Zapatero lo han traicionado desde su Partido, abriendo la caja de los chismes mientras él hablaba en inglés con Obama. -Yes, yes-»

A la crisis económica se suma la crisis en el Gobierno, ésta última más divertida. No pretendo establecer equivalencias injustas, pero esta crisis tan cantada desde el mismo PSOE recuerda un poco a las de Franco. Que la mujer del prohombre se sorprendió sobremanera al advertir que su marido desayunaba vestido de chaqué. -¿Por qué te has puesto el chaqué?-; -por la crisis. Esta mañana me llamará el Generalísimo para ofrecerme Vivienda. Me lo ha confirmado la mujer de Fuertes de Villavicencio, que mi nombre suena-. A la hora de la comida, el prohombre seguía con su chaqué. -Las cosas de Palacio, van despacio-. Eran las nueve, y el pertinaz prohombre se mantenía con su elegante atavío. Entró su mujer en su despacho. -Acaban de anunciar los nombres de los nuevos ministros en el «Telediario». No entras, Gregorio-. El prohombre se quitó el chaqué, mientras pronunciaba una frase para la Historia: -¡Qué cabronada!-.


Los tiempos han cambiado y no es necesario llevar chaqué para recibir del Presidente del Gobierno el encargo de una cartera ministerial. Pero hay algunos ministros que aguardan con nerviosismo la llamada del cese, que antaño se cesaba con mayor distancia. Sonaba el timbre de la puerta, y un motorista del Pardo entregaba una carta que a más de uno le llevó a un grave episodio vascular. Franco cesó a Gual Villalbí. «Con Gual, o sin Gual¿ es igual». Lo de ahora también tiene rima: «Con Blanco o sin Blanco¿ como Franco». Suenan y se barajan nombres y aptitudes, y ante una crisis ministerial, los españoles dejamos todo lo demás y nos dedicamos exclusivamente a los rumores. Y a Zapatero lo han traicionado desde su Partido, abriendo la caja de los chismes mientras él hablaba en inglés con Obama. -Yes, yes-. Hermosa sonrisa y natural gesto el de nuestro dirigente. Pero todo se ha borrado por culpa de la crisis. Me informa la peor de mis fuentes. -Pilar Bardem a Cultura-. No entra en mis cálculos. Chaves sí. Prefiere estar en Madrid cuando presenten la factura de la remodelación del Palacio de San Telmo. Salgado en lugar de Solbes. Blanco a Fomento. Tres vicepresidencias. La fuente, de nuevo. -Alicia Moreno, a Cultura-; -¿Y qué va a hacer Gallardón?-; -está desolado-. Tampoco entra en mis cálculos. Maleni fuera y Cabrera en el umbral. El pelmazo de las fuentes nada fidedignas al fin se acerca a un posible acierto: -Emilio Aragón a Cultura. Lo ha impuesto Barroso-. Algo puede haber. El problema es que si Emilio Aragón va a Cultura, la cartera de Educación tiene que caer en alguien de Prisa, por aquello de la compensación. Mi fuente no tarda en informarme. -A Prisa ni agua-. Saltan nombres sin parar. Menos Bibiana Aído, nadie se siente seguro en el Gobierno. La experiencia de otro prohombre del franquismo, posteriormente amnistiado por la Izquierda por sus descargos de conciencia, vuela y pesa sobre los ánimos de los ministros. Así que llegó el prohombre de despachar con Franco asuntos urgentes de su Ministerio, y le comentó a su mujer: «El Caudillo está encantado conmigo. Me ha animado a seguir en este camino. Hasta me ha llamado por mi nombre. Ha estado encantador. Voy a seguir sirviendo a España como ministro. Ha sonado el timbre». Silencio. «Una carta de Su Excelencia para ti»; «Será para felicitarme. Te la leo. Estimado amigo. He creído conveniente agradecerle sus servicios y prescindir de su persona en las tareas del Gobierno»¿ Más o menos, como ahora.

La Razón - Opinión

Zapatero y el refugio de la amistad

«No le faltaría razón a Zapatero al destacar el gran "peso político" de su nuevo gobierno si, por tal, debemos entender, no la preparación y capacidad de gestión de los nuevos ministros, sino su confianza, lealtad, incluso amistad hacia el presidente»

No le faltaría razón a Zapatero al señalar el gran “peso político” de su nuevo Gabinete si por tal debemos entender, no la preparación y capacidad de gestión de los nuevos ministros, sino su confianza, lealtad, incluso amistad hacia el presidente del Gobierno. De hecho, este perfil "político" es el más claro denominador común de los nuevos miembros del Ejecutivo, al margen de la nula o mala experiencia profesional que pueden acreditar en las áreas que les han sido encomendadas.


Empezando por Elena Salgado, su designación oficiosa como sustituta de Solbes al frente del Ministerio de Economía y Hacienda ya había provocado en los últimos días gran “estupor” en medios académicos, sindicales y empresariales, donde se le reconocían sus dotes de política, pero ninguno de economista (exceptuando su licenciatura, cosa que no es poca a la vista del curriculum de alguno de sus nuevos compañeros). Con todo, y al margen de sus polémicas en torno a las campañas contra el tabaco o el vino durante su etapa como ministra de Sanidad, y su gris paso por el Ministerio de Administraciones Públicas, parece que el perfil y la trayectoria de Salgado no son precisamente las del gestor económico reformista que requiere una crisis de la envergadura de la que estamos padeciendo.

En cuanto a la entrada de Manuel Chaves en el Gobierno, además de lo que también tiene de vuelta al felipismo, nos hace recordar que el andaluz ha sido hasta ahora el presidente autonómico con mayor paro de nuestro país, sin que su tarjeta de visita como antiguo ministro de Trabajo en tiempos de González mejore mucho su presentación. Está por ver si su entrada como nuevo ministro de Coordinación Territorial supone un cambio de inflexión en la descoordinadora e irreconciliable condescendencia que desde el Gobierno de Zapatero se ha venido mostrando ante cualquier reivindicación desde el ámbito autonómico.

Las designaciones de Ángel Gabilondo, como titular de Educación, y de Ángeles González-Sinde, como ministra de Cultura, demuestran hasta qué punto Zapatero sabe agradecer a “los artistas de la ceja” el apoyo recibido. Al margen de haber participado ambos en esa campaña de propaganda a favor de Zapatero, el “hermanísimo” de Iñaqui Gabilondo y rector de la Universidad Autónoma de Madrid se ha destacado por la politización del ámbito universitario y por la condescendencia con la que ha tratado a los grupos de extrema izquierda, sin olvidar el “doctor honoris causa” concedido a Santiago Carrillo. En cuanto a González-Sinde, su trayectoria como profesional y lobbysta del séptimo arte, sólo nos aboca a esperar que el ministerio del que ahora se va a hacer cargo sea, más que nunca, el de la cultura de la subvención y de la propaganda.

Al margen de que no acabara la carrera de Derecho, las comparecencias públicas de José Blanco bastan para darnos cuenta de que nos encontramos ante una persona que no se destaca precisamente por su formación cultural y académica. No obstante, no lo tendrá muy difícil para superar a su antecesora en el cargo, lla polémica Magdalena Álvarez. En cualquier caso, su trayectoria es inseparable de la de Zapatero desde que le ayudara a convertirse en nº 1 del PSOE; desde entonces, ha sabido dirigir con mano de hierro el partido y actuar como oposición de la oposición.

Podemos concluir afirmando que, si bien esta amplia remodelación del Gobierno a un escaso año de su nombramiento evidencia el fracaso de Zapatero, nada nos indica que su nuevo equipo vaya a ser mejor que el anterior. Más bien nos demuestra su deseo de escudarse en personas de su máxima lealtad y confianza como forma de capear, que no afrontar, la crisis que durante mucho tiempo nos va a azotar. Ya decía el Libro del Sirácida que “un amigo fiel es un refugio seguro”. El problema está donde, con este Gobierno, encontramos refugio el resto de los españoles.

Libertad Digital - Opinión

Eclipse de Gobierno. Por Benigno Pendás

NO hay milagros en tiempos de crisis, pero las únicas recetas tienen nombre conocido: liderazgo, confianza, eficacia y eficiencia. Aquí y ahora, nada o casi nada. Zapatero confirmó ayer las carencias del socialismo flotante. Una propuesta política frágil, fiel reflejo del perfil posmoderno y liviano de su autor. Lugares comunes bajo disfraz de retórica grandilocuente sobre un «cambio de época». Si hay tal cosa, el presidente y su nuevo equipo están lejos de dar la talla. En términos de Maquiavelo: el líder nunca tuvo «virtud», pero durante algunos años supo atraer hábilmente a la «fortuna». Ahora, tampoco lo consigue. Gestión torpe de los tiempos; maniobras mediáticas que no controla; otra vez, anécdotas que ocultan categorías... Para decir toda la verdad, Zapatero aprendió a medias la lección del terrorismo, y sería injusto negar que las cosas pueden ir bastante mejor en el País Vasco. Incluso ha salvado con aprobado mínimo el largo maratón de la «cumbre» interminable en política exterior. A pesar de todo, sigue siendo un político de partido, nacido y criado en el confuso reparto de los equilibrios internos, única explicación razonable para este cambio de Gobierno largamente anunciado. Muchas apelaciones al interés general, para terminar jugando las cartas que más convienen en Ferraz.

Cuando dicen «mayor peso político» quieren decir -supongo- desembarco del PSOE en el Consejo de Ministros, a través de Manuel Chaves y de José Blanco, sin olvidar a Trinidad Jiménez. Mensaje inequívoco: intocable Rubalcaba, el núcleo duro del viejo y el nuevo socialismo confluyen en un Ejecutivo que, a salvo el paso implacable del tiempo, también podría presidir Felipe González. Cierre de filas, por tanto, con un recado para aliados esquivos y aspirantes indecisos. Sin duda, Chaves es un peso pesado, capaz de bloquear las ambiciones de algunos «compañeros» díscolos a la hora de exigir dineros y prebendas. Otra vez empiezan las apuestas sobre el futuro que aguarda al estatuto catalán en el Tribunal Constitucional. En todo caso, su retorno desde Sevilla alivia la sensación de parálisis que atrofia al régimen andaluz. Blanco mandará mucho repartiendo infraestructuras a cambio de asumir la función de gestor eficaz: no se adivinan dotes excepcionales para ello en el titular de Fomento, pero siempre podrá contar con la ventaja comparativa. Cara amable para las políticas sociales, a la vez que el presidente salda una deuda personal. También aquí hay dudas sobre la eficacia, porque las buenas palabras no arreglan el drama de los parados ni agilizan las ayudas para los dependientes. Una vez más, la democracia mediática es el reino de la imagen y la ideología.

Las piezas encajan peor en el caso de Elena Salgado. Acumula muchos cargos en su larga trayectoria, con balance desigual y perfil indefinido para la opinión pública, fumadores al margen. No tienen gran presencia en el partido, ni le sobra prestigio intelectual o académico, ni parece contar con vínculos especiales en el mundo de las grandes empresas. Los elogios de Zapatero acerca de su eficacia oscurecen todavía más las razones de fondo. Nadie conoce a la nueva vicepresidenta económica por sus tesis keynesianas o sus hipótesis sobre la reforma fiscal o la disciplina e intervención de las entidades de crédito. Pedro Solbes era la viva expresión de un político amortizado, pero su sucesora transmite poco más que una imagen correcta y muchos años de oficio ministerial. El presidente sabrá los motivos ocultos, porque no hay intérprete capaz de ofrecer solución al enigma. La vida da muchas vueltas, y conviene no hacer profecías. Hecha la salvedad, es difícil entender que una ministra de rango secundario pueda asumir el liderazgo de la economía española ante una crisis de dimensión universal. Si los poderes públicos tienen a día de hoy el deber inexcusable de transmitir confianza, Salgado tendrá mucho que demostrar en este terreno. Cabe suponer que dejará de acudir al Auditorio y al Teatro Real. Cuando pueda cultivar otra vez sus selectas aficiones musicales, será un indicio de que ha visto la luz al final del túnel. Ojalá sea pronto.

Las demás novedades aportan poca cosa. Gabilondo conoce el terreno que pisa: lejos de la metafísica, el aparato universitario impone sus criterios de cara a la operación Bolonia. González Sinde sabe de cine, claro, pero seguramente Molina dominaba con mayor amplitud el complejo terreno de la cultura y la lengua española. Última novedad: Zapatero, «ministro» de Deportes. Algo original tenía que salir de la chistera presidencial, y ya tenemos una contribución inocua a la teoría de la organización administrativa. Hay ocurrencias peores. En realidad, son adornos para la galería, simples peones en el juego de una estrategia que dice mucho acerca del desgaste acelerado de un Gobierno incapaz de cumplir un año de ejercicio. Entre los que resisten, hay casos significativos. Moratinos hizo a tiempo los deberes, y se salva gracias al G-20 ampliado y las secuelas de los últimos días. Chacón ha perdido su primera oportunidad para el ascenso: cuidado, porque las modas son fugaces tanto en la política como en la vida. Aído prolonga su equívoca tarea, también aquí al servicio de una visión estrictamente partidista. Sobreviven algunos ministros de tono menor y algunos departamentos casi sin competencias: incluso en estado de alarma financiera, un buen socialdemócrata es incapaz de hacer guiños a la austeridad presupuestaria. Hay querencias que no tiene remedio.

Eclipse de Gobierno, para los amantes de una analogía astronómica. Tal vez el presidente podría preguntar al «amigo» Barack Obama sobre los criterios para formar un gabinete basado en el mérito y no en la disciplina partidista. Zapatero agota su crédito en un año escaso, tal vez porque no supo o no quiso admitir la evidencia y presentó un equipo más bien liviano para disfrutar de ciertas alegrías imaginarias. Al modo de William Faulkner, el ruido y la furia hacen naufragar un barco sin rumbo. Sin embargo, la referencia literaria es ahora el camino trágico hacia la mítica California de los granjeros expulsados de su tierra por la crisis del 29. Al llegar, he aquí la terrible alternativa: un mercado insensible al sufrimiento o el falso espejismo de los «poblados» creados por la ingeniería social en forma de «New Deal». Me refiero, ya saben, a «Las uvas de la ira», la formidable novela de John Steinbeck. Por fortuna, el ser humano es incapaz de adivinar el futuro. No obstante, es difícil equivocarse en este pronóstico: el nuevo Gobierno -seña de identidad del socialismo pasado, presente y futuro- suscita una confianza muy limitada, incluso entre los afines. La sociedad española sigue perpleja: ¿no tenemos nada mejor para hacer frente a una crisis de proporciones excepcionales? La respuesta, querido lector, es muy previsible. Tal vez ahí reside el verdadero problema.

Benigno PendásS Profesor de Historia de las Ideas Políticas

ABC - Opinión