Las votaciones de las resoluciones del Debate sobre el Estado de la Nación evidenciaron ayer una realidad que es imposible maquillar: el Gobierno afronta su etapa parlamentaria más difícil de toda la legislatura. El Ejecutivo sólo logró salvar una de las medidas que le puede dar más margen de movimiento en los próximos meses: el techo de gasto presupuestario con el que contará el Gobierno para 2011, resolución que fue aprobada gracias a la abstención de CiU y de Coalición Canaria, por lo que los 169 votos socialistas fueron suficientes para que esta medida trascendental siga su curso. Ésa fue una de las pocas satisfacciones de los socialistas, que vieron cómo se cerraba el Debate sobre el Estado de la Nación con nueve derrotas –cinco más que el año pasado– y con el dato más que preocupante al ver que salían adelante ocho propuestas de la oposición.
El Ejecutivo vio cómo no salía adelante una de sus iniciativas «estrella»: la propuesta de resolución pactada entre el PSOE y el PSC sobre la sentencia del Tribunal Constitucional relativa al Estatut, que no logró el apoyo de los grupos nacionalistas catalanes CiU y ERC, al entender que esta propuesta no incluía la declaración que aprobó el viernes pasado el Parlamento de Cataluña, que gravitaba sobre el preámbulo de la norma catalana, que fue cuestionado por el TC.
El Ejecutivo vio cómo no salía adelante una de sus iniciativas «estrella»: la propuesta de resolución pactada entre el PSOE y el PSC sobre la sentencia del Tribunal Constitucional relativa al Estatut, que no logró el apoyo de los grupos nacionalistas catalanes CiU y ERC, al entender que esta propuesta no incluía la declaración que aprobó el viernes pasado el Parlamento de Cataluña, que gravitaba sobre el preámbulo de la norma catalana, que fue cuestionado por el TC.
Pero quizá el correctivo más severo fue ver cómo toda la oposición se unía para aprobar la propuesta para que el Gobierno no aplique su decisión de congelar las pensiones contributivas en 2011 con el fin de ahorrar 1.500 millones de euros y que tampoco retrase la edad de jubilación. De esta forma, los grupos de la oposición pactaron una enmienda transaccional al entender que esta medida del Gobierno traicionaría el espíritu del Pacto de Toledo, algo que siempre se le ha reprochado al Ejecutivo.
De esta forma se escenificaron ayer la soledad y la debilidad del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Y la vuelta del verano no va a ser más venturosa si se confirma que CiU no apoyará los Presupuestos Generales del Estado, a lo que se suma la incertidumbre que ha suscitado el encuentro entre Artur Mas, Josep Antoni Duran i Lleida y el líder del PNV, Íñigo Urkullu. A pesar de que su contenido no ha trascendido, nadie ignora que ambas fuerzas nacionalistas están buscando puntos de consenso con vistas a la votación de los Presupuestos Generales del Estado.
Así las cosas, el Gobierno tendrá que hacer numerosos encajes de bolillos y no pocas concesiones, que puede que no siempre se ajusten al interés general, si quiere lograr una estabilidad parlamentaria que le permita ejercer su labor gubernamental sin sobresaltos. Visto lo visto ayer, parece que va a ser bastante complicado que los socialistas lleguen a un pacto consistente con alguna de las fuerzas políticas del Congreso, que transmiten la sensación, cuando no la confirmación, de que dan por amortizado al actual Ejecutivo hasta el punto de que no están dispuestas a darle ningún balón de oxígeno que le facilite llegar al final de la legislatura.
De esta forma se escenificaron ayer la soledad y la debilidad del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Y la vuelta del verano no va a ser más venturosa si se confirma que CiU no apoyará los Presupuestos Generales del Estado, a lo que se suma la incertidumbre que ha suscitado el encuentro entre Artur Mas, Josep Antoni Duran i Lleida y el líder del PNV, Íñigo Urkullu. A pesar de que su contenido no ha trascendido, nadie ignora que ambas fuerzas nacionalistas están buscando puntos de consenso con vistas a la votación de los Presupuestos Generales del Estado.
Así las cosas, el Gobierno tendrá que hacer numerosos encajes de bolillos y no pocas concesiones, que puede que no siempre se ajusten al interés general, si quiere lograr una estabilidad parlamentaria que le permita ejercer su labor gubernamental sin sobresaltos. Visto lo visto ayer, parece que va a ser bastante complicado que los socialistas lleguen a un pacto consistente con alguna de las fuerzas políticas del Congreso, que transmiten la sensación, cuando no la confirmación, de que dan por amortizado al actual Ejecutivo hasta el punto de que no están dispuestas a darle ningún balón de oxígeno que le facilite llegar al final de la legislatura.
La Razón - Opinión
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