jueves, 3 de junio de 2010

Un muerto muy muerto. Por Edurne Uriarte

ESTE muerto está muy vivo, le dijo José Blanco a Esther Esteban sobre la salud política de Zapatero. Lo que tiene algo de traición del subconsciente al estilo de Griñán y aquello de que Zapatero será muy malo, pero ustedes... Ahora resulta que no sólo es malo, o necio, como dice González, sino que hasta los suyos le llaman cadáver. Aunque esperan resucitarlo, que es en lo que está la izquierda estos días. En la búsqueda de luces en el horizonte que permitan resucitar a Zapatero. Sea la recuperación económica, el fin de ETA o los errores de la oposición.

La esperanza de la resurrección política indica que el líder no tiene intención alguna de renunciar a su candidatura electoral. O que el PSOE se las va a tener que apañar con la marca ZP que controla al fin y al cabo el partido, que ha liquidado a todos sus enemigos, últimamente a Bono, y que está en un lugar, La Moncloa, que facilita la neutralización de cualquier movimiento de disidencia.


Y ya que se las va a tener que apañar con ZP, más vale creer en su resurrección. Aunque no haya un solo elemento favorable a tal hipótesis, más allá de la fe. El problema de Zapatero es la destrucción de su credibilidad y eso no se soluciona con elementos ajenos al propio liderazgo, sea la economía, ETA o la oposición.

Una vez que los ciudadanos han llegado a la conclusión de que el presidente es mentiroso, frívolo, superficial e inconsistente, la imagen no tiene marcha atrás. Establecida la mentira, la que de verdad ha importado a los ciudadanos que es la de la crisis económica más que la de ETA, no es posible reconstruir la rectitud. La traición política no se perdona. Aún menos cuando el político rechaza el reconocimiento de la mentira y la búsqueda del perdón.

Los ciudadanos quieren castigar la traición y lo harán, ahora o dentro de dos años. Pase lo que pase hasta entonces.


ABC - Opinión

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