miércoles, 30 de junio de 2010

Un Gobierno en la encrucijada

La responsabilidad de Zapatero es evidente, porque la mitad de los artículos anulados y la mitad de los reinterpretados fueron pactados directamente entre él y Artur Mas.

LAS primeras reacciones al fallo del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Cataluña se han ajustado a las previsiones más elementales. El Gobierno catalán y CiU se han alzado como víctimas de una agresión al autogobierno y han iniciado una carrera de agravios para llegar a las urnas como abanderados del catalanismo. El Gobierno central, a través de su vicepresidenta primera, simuló satisfacción por el resultado y atacó al Partido Popular con argumentos que ofenden la inteligencia del ciudadano medio, porque no es cierto que la sentencia del TC anule solo un artículo del Estatuto. Esta interpretación del fallo es una tergiversación que demuestra hasta qué punto el Gobierno quiere tapar el fracaso de su presidente en esta apuesta estatutaria. Por lo pronto, la responsabilidad personal de Rodríguez Zapatero se hace evidente en un dato muy revelador: la mitad de los artículos anulados por el TC y la mitad de los reinterpretados fueron pactados directamente por el presidente del Gobierno con el líder de CiU, Artur Mas. El engaño ha quedado al descubierto definitivamente, y por eso no son el PP ni el TC contra quienes realmente se ha movilizado el presidente catalán, José Montilla, sino contra el PSOE y el Gobierno de Rodríguez Zapatero.

Es pueril que el Gobierno se empeñe en negar el alcance ya conocido de la sentencia del TC. Esta decisión afecta a las bases del proyecto soberanista que sustentaba el Estatuto, cuya inconstitucionalidad ya le fue advertida al Gobierno por los equipos de expertos constitucionalistas que emitieron dictámenes para el PSOE y el Ministerio de Administraciones Públicas sobre el proyecto estatutario. La relación de materias demuestra que la revisión constitucional ha sido muy importante: definición de Cataluña como nación, derechos históricos, derechos y deberes lingüísticos, símbolos nacionales de Cataluña, Síndic de Greuges, las veguerías, poder judicial, régimen de competencias de la Generalitat, consultas populares, Derecho Civil, inmigración, comisiones bilateral y mixta Estado-Generalitat, solidaridad interregional, capacidad legislativa sobre impuestos, reforma estatutaria, inversiones en infraestructuras y cesiones de impuestos.

Los socialistas están incómodos con esta sentencia, como quedó claro cuando De la Vega mostró su satisfacción mientras Montilla clamaba contra el TC. En vísperas de las elecciones catalanas, Montilla necesita un culpable, y lo va a tener difícil si quiere utilizar al PP. Quien prometió un Estatuto tal cual saliera de Cataluña fue Zapatero, y quien lo pactó mano a mano con Artur Mas fue Zapatero. Y ha sido una mayoría fundamentalmente progresista la que ha tachado casi cincuenta artículos del Estatuto.


ABC - Editorial

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