Hasta en Estados Unidos, el secretario del Tesoro cita expresamente a España como excepcionalidad.
NO fuimos pocos los españoles, civiles y militares, que reaccionamos con perplejidad ante el nombramiento en su día como ministra de Defensa de una política socialista, Carmen Chacón, que sólo había destacado por su sectarismo, su pacifismo antimilitarista y el nacionalismo catalán que con tanto celo practican los charnegos. Ese celo, tan propio de Montilla, la llevó a solidarizarse con el actor Pepe Rubianes cuando este entonó su célebre «Puta España». Más de 1.700.000 citas tiene el «Puta España» en Google. Más de 21.000 citas relacionan el «Puta España» con la ministra de Defensa. Estarán de acuerdo con que da cierta impresión de que se eligió al animal equivocado para cuidar a las gallinas. Ahora parece que existe un inmenso interés por quitar a Ejército y Guardia Civil el lema de «Todo por la Patria». Debe de molestar a alguien este lema tradicional, tan querido y tan lógico para unas fuerzas militares dedicadas precisamente a eso, a darlo todo, incluida la vida, por la Patria. Pero no, «Todo por la Patria» parece un lema ofensivo para algunos. Y «Puta España», un lema al que adherirse. Reconocerán aquí una cierta anomalía. Pero ésta se ha convertido ya en sistema. Patrocinada por Zapatero, que es en sí la mayor anomalía que sufre este país. La que nos aleja cada vez más de la normalidad de los países desarrollados de nuestro entorno.
Curiosa anomalía también la que supone que nuestro Parlamento celebre una solemne ceremonia, bajo presidencia del Rey, en honor de las víctimas —que por supuesto aplaudimos—, pero siga sin revocar el permiso que dio a Zapatero para negociar con la banda. ¿Cuánto hemos de esperar para que se revoque esa vergonzosa resolución? Quizá tanto como para saber quiénes fueron los altos mandos policiales que colaboraron con ETA en el escándalo Faisán y quién les dio la orden. El hecho de que mandos policiales colaboren con los asesinos de sus subordinados resulta una anomalía tan macabra que sólo se puede explicar como acto de suprema obediencia. Por eso nos preguntamos a quién debían obediencia. A las víctimas no se las honra sólo con sentidos homenajes, sino persiguiendo a sus verdugos y quienes colaboran con ellos. La anomalía que suponemos ya en Europa es la que habíamos logrado dejar de ser durante la transición y que precisamente los enemigos de la transición se han ocupado de reimplantar. Hasta en Estados Unidos, el secretario del Tesoro cita expresamente a España como excepcionalidad. Con Grecia. Anomalía son sin duda ciertos personajes de este Gobierno que producen vergüenza ajena cuando hablan aquí y vergüenza nacional cuando lo hacen fuera. En fin, el catálogo es ya infinito porque lo ha generado la subcultura ideológica y el desprecio a la cultura, a la tradición intelectual, a la verdad y al valor de la palabra de ZP y su tropa.
ABC - Opinión
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