![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgONlBEv8J2ZDC0p5yPXOOIpPmgdQX2PkFwplYdmbLzqbbcttRwSzSB9ITGXryiYiTnn8K2AxVpurFogmlG2XHiTisMARGZi2qArE40-SKVaRyT5K4PiS0BtjCdFlgacMSqGaM9fT3Aupu4/s400/Zapatero_puerta_Moncloa.jpg)
Con más de cuatro millones de personas sufriendo ya el drama del paro y otras muchas familias españolas con el fundado temor de que se pierdan los puestos de trabajo que todavía mantienen, resulta incomprensible que el PSOE anteponga las conveniencias partidistas al interés general. La opinión pública no puede admitir que el Parlamento esté casi cerrado por vacaciones mientras la realidad demuestra que los famosos «brotes verdes» no son más que una maniobra de distracción.
Por supuesto, el compromiso del Gobierno debería ser también un valor a tener en cuenta en el sistema constitucional. Sin embargo, todas estas consideraciones quedan relegadas a un segundo plano porque Rodríguez Zapatero no quiere dar opción a que se hable en sede parlamentaria de la financiación autonómica como factor de desigualdad entre los ciudadanos, ni a que se ponga de manifiesto la inutilidad de las ocurrencias gubernamentales para combatir la crisis. Por razones coyunturales, siempre hay algún grupo dispuesto a prestar sus votos, y en ello se apoya el Grupo Socialista para salir del paso «como sea», aunque esto suponga incumplir sus obligaciones parlamentarias.
Resulta inaceptable en un Estado democrático que la búsqueda de ventajas partidistas permita hurtar a los ciudadanos la información a la que tienen derecho a través de un debate sobre la eficacia más que limitada de las medidas económicas y sobre las alternativas razonables. Una y otra vez, el PSOE disfraza su aislamiento en el Congreso con pactos de última hora, sin que le importen la coherencia y el desarrollo normal de un proyecto político propio.
Ni siquiera confía ya Rodríguez Zapatero en su capacidad de transmitir un mensaje falsamente optimista, porque sabe que su credibilidad en esta legislatura se sitúa bajo mínimos. No obstante, debería ser consciente de que su imagen sale mal parada cuando se esconde en La Moncloa o en La Mareta en lugar de dar la cara en la sede que corresponde en democracia.
ABC - Opinión
1 comentarios:
usted ha dicho claro quién és
le gusta irse de vacaciones y los demás
Publicar un comentario