viernes, 17 de julio de 2009

Zapatero huye del Congreso

UNA vez más, los hechos desmienten la retórica del presidente del Gobierno. Después de llenarse la boca con referencias al Parlamento como centro y eje de la vida política, Rodríguez Zapatero ha conseguido eludir la comparecencia ante el Congreso de los Diputados para dar cuenta de la situación económica y de las dramáticas cifras del paro. El mensaje no puede ser menos oportuno: mientras el último barómetro del CIS revela que el 73,8 por ciento de los españoles sitúa al desempleo como el problema principal, el presidente del Gobierno se va de vacaciones y deja para septiembre las explicaciones ante los representantes de la soberanía popular. Incumple de este modo la promesa gubernamental de comparecer antes del 30 de junio -fin del periodo ordinario de sesiones- y también el último anuncio del Grupo Socialista, que situaba esta sesión de control en la semana del 20 de julio. El apoyo de CiU y de Coalición Canaria ha sido suficiente para evitar un pleno extraordinario sobre el paro, a pesar de las fundadas críticas de la oposición en la Diputación Permanente. Así pues, el único pleno veraniego de la Cámara reducirá su orden del día a la comparecencia del ministro de Industria para hablar del cierre de Garoña y la subida de la luz.

Con más de cuatro millones de personas sufriendo ya el drama del paro y otras muchas familias españolas con el fundado temor de que se pierdan los puestos de trabajo que todavía mantienen, resulta incomprensible que el PSOE anteponga las conveniencias partidistas al interés general. La opinión pública no puede admitir que el Parlamento esté casi cerrado por vacaciones mientras la realidad demuestra que los famosos «brotes verdes» no son más que una maniobra de distracción.

Por supuesto, el compromiso del Gobierno debería ser también un valor a tener en cuenta en el sistema constitucional. Sin embargo, todas estas consideraciones quedan relegadas a un segundo plano porque Rodríguez Zapatero no quiere dar opción a que se hable en sede parlamentaria de la financiación autonómica como factor de desigualdad entre los ciudadanos, ni a que se ponga de manifiesto la inutilidad de las ocurrencias gubernamentales para combatir la crisis. Por razones coyunturales, siempre hay algún grupo dispuesto a prestar sus votos, y en ello se apoya el Grupo Socialista para salir del paso «como sea», aunque esto suponga incumplir sus obligaciones parlamentarias.

Resulta inaceptable en un Estado democrático que la búsqueda de ventajas partidistas permita hurtar a los ciudadanos la información a la que tienen derecho a través de un debate sobre la eficacia más que limitada de las medidas económicas y sobre las alternativas razonables. Una y otra vez, el PSOE disfraza su aislamiento en el Congreso con pactos de última hora, sin que le importen la coherencia y el desarrollo normal de un proyecto político propio.

Ni siquiera confía ya Rodríguez Zapatero en su capacidad de transmitir un mensaje falsamente optimista, porque sabe que su credibilidad en esta legislatura se sitúa bajo mínimos. No obstante, debería ser consciente de que su imagen sale mal parada cuando se esconde en La Moncloa o en La Mareta en lugar de dar la cara en la sede que corresponde en democracia.

ABC - Opinión

1 comentarios:

Anónimo dijo...

usted ha dicho claro quién és


le gusta irse de vacaciones y los demás