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Las palabras del presidente de Ciutadans de Catalunya sobre ETA, el liberalismo que sí y el que no, o su militancia popular fueron seguidas, entre otros, por Manuel Fraga. Muy seguro de sí mismo y de su proyecto se ha mostrado Albert Rivera en su primera gran aparición en Madrid ante los medios de comunicación
Fue en los desayunos de Nueva Economía Fórum, y contó entre los asistentes, muy atentos a sus palabras, con destacados nombres del PP como Manuel Fraga (todo un homenaje del veterano senador a la joven revelación que era el compareciente), Gabriel Cisneros, la consejera de Transportes e Infraestructuras de la Comunidad de Madrid Elvira Rodríguez y el diputado Guillermo Mariscal, además del actor Toni Cantó.
El presidente de Ciutadans de Catalunya dio respuesta a los grandes interrogantes que suscita una formación que, al calor de la oposición al nacionalismo y allegando votos de PSC, PP y abstencionistas, ha logrado hacerse con tres escaños en el Parlamento catalán tras las elecciones autonómicas del 1 de noviembre.
Los cinco ejes de las preguntas a las que ha respondido Rivera han sido la política catalana, la relación con el PP, la negociación con ETA, la identificación ideológica de su partido y sus planes de futuro.
Tripartito y coherencia autonómica
El líder de Ciutadans fue muy crítico con el nuevo Tripartito de José Montilla y sus "brutales" ansias de desarrollo del Estatut tras el "estéril" debate que lo vio nacer. Censuró "disputas absurdas" como la de las banderas a cargo de Joan Puigcercós, así como las sanciones a empresas en aplicación del monolingüismo catalán. Fiel a su ideario antinacionalista, dijo que "no hace falta ser una nación para tener buenas infraestructuras", y declaró un "grave error" que el gobierno catalán quiera aplicar el Estatuto sin esperar a la resolución del recurso de inconstitucionalidad interpuesto contra el mismo.
Rivera reclamó "coherencia" a la política autonómica del Partido Popular, una coherencia que considera la gran diferencia de su partido con los populares, a quienes acusa de decir una cosa en Cataluña y otra en las demás comunidades autónomas, ya sea, citó, con la reforma del Estatuto valenciano, ya sea con la aceptación del término realidad nacional para Andalucía.
Se le preguntó, por cierto, por su antigua militancia en el PP, que negó, admitiendo, eso sí, haber sido simpatizante, pero sin pagar nunca ninguna cuota. Respetó las críticas que por ocultarlo le hizo Arcadi Espada -de quien habló con afecto- porque "está en su derecho y es un periodista independiente". Sí dijo ser, sin embargo, militante de UGT.
"Proceso de paz" y "liberalismo"
Para el líder de Ciutadans, si ETA se rinde y abandona las armas se podrían estudiar contrapartidas como, por ejemplo, medidas penitenciarias. Pero en ningún caso está a favor de mesas de partidos extraparlamentarias. Entiende, eso sí, que entre los dos grandes partidos debe haber un consenso en los temas fundamentales, y pone a su partido como garante de que así es, en cuanto que aboga "por la vía de la conciliación, del sentido común y de la negociación política".
Se le insistió en que ubicase ideológicamente a Ciutadans de Catalunya. "Defendemos unos valores de ciudadanía", aseguró, "a caballo entre dos corrientes europeas: la socialdemocracia y el liberalismo"; pero no liberalismo económico, precisó, sino político y moral en cuanto creen en la libertad individual. Admitiendo incluso la palabra laicismo, posicionó al partido en el centro/centroizquierda, pero como "un modelo abierto y con corrientes diferentes".
Y la gran pregunta: ¿se presentarán en las próximas elecciones municipales en Madrid u otras ciudades de España? "No hemos tomado ninguna decisión al respecto", confesó, para sincerarse enseguida: "Ni siquiera disponemos de candidatos para todos los municipios catalanes".
Muchas dudas aclaradas, pues, sobre lo que es y representa Ciutadans de Catalunya, aunque la principal incógnita parece que se hará esperar hasta que se acerque mayo.
El Semanal Digital (13/XII/06)
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