martes, 24 de mayo de 2011

Bildu paga el favor a ZP robándole la cartera al PSE. Por Federico Quevedo

La coalición proetarra Bildu ha arrasado en las elecciones municipales en el País Vasco. Esta es, sin lugar a dudas, la peor de todas las noticias surgidas de la jornada electoral del 22M, pero al mismo tiempo invita a una reflexión: ¿Qué ha llevado a 300.000 vascos a votar a la nueva marca de Batasuna?

Empecemos por lo primero, dado que probablemente sea no solo una mala noticia, sino una triste noticia de consecuencias inimaginables a día de hoy en todos los frentes. Primero el judicial, porque la brecha abierta en nuestro sistema jurídico por el vivo enfrentamiento entre los jueces del Tribunal Supremo y los del Tribunal Constitucional sigue ahí y no tiene pinta de que vaya a cerrarse, sino más bien todo lo contrario. Segundo, en el de la lucha contra el terrorismo, en la medida que la cuota de poder alcanzada por la coalición proetarra pone a su disposición muchos millones de euros en financiación directa del erario público e información sensible que puede ser utilizada en un momento dado contra políticos del resto de los partidos, e incluso ciudadanos de bien.

Y tercero en el político, porque es evidente que quienes con más fervor defendieron la presencia de Bildu en las elecciones, es decir, el PSE y el Gobierno vasco, son los que más castigo han sufrido en las urnas precisamente a manos de la coalición proetarra. La cuarta, derivada de la posibilidad de que ETA vuelva a las andadas, no quiero ni pensarla porque de ocurrir sí que tendría unas consecuencias catastróficas para el propio PSOE.


No he oído a Patxi López decir nada de lo ocurrido en la jornada del domingo, salvo un apunte suyo en twitter respecto de la necesidad de abrir una reflexión sobre el asunto. Pero no hay mucho que reflexionar: Bildu ha recogido el voto abertzale y una parte importante del voto de castigo a los socialistas que se ha ido a la coalición en lugar de irse a EB o a Aralar, partidos que han sufrido una dura caída en estas elecciones. Dicho de otro modo: los socialistas le han abierto la puerta de las instituciones a Bildu, y Bildu se lo ha pagado robándoles la cartera.

El tesoro más preciado de los socialistas vascos –después, lógicamente, de la Lehendakaritza-, es decir, el Ayuntamiento de San Sebastián, puede caer en manos de la coalición proetarra si un pacto a tres bandas PP-PNV-PSE no lo evita, y aunque no es imposible no me atrevería yo a apostar mucho dinero por que se consiga. Es verdad que ayer por la tarde había rumores importantes en ese sentido, y es posible que a los tres partidos mencionados les intereses por razones bien distintas a cada uno. Si es así, el PSOE tendrá que explicar por qué por un lado se congratulaba de la presencia de Bildu en las instituciones y ahora, sin embargo, los trata como si fueran apestados.

El PSE esconde la cabeza

Porque, sorprendentemente, una de las poquísimas reacciones que pudimos obtener del PSE la noche del domingo en la que Patxi López se escondió de las cámaras y de las preguntas de los periodistas, fue precisamente ésa, la de afirmar con rotundidad que el PSE no pactaría nunca con Bildu. Si tan malos son, ¿por qué les han dejado volver a las instituciones? Para que, además, la propia Bildu se haya convertido en el reclamo del voto de castigo al PSOE por la crisis. Esa es, sin lugar a dudas, una explicación del importante número de votos obtenido por la coalición, pero aún así resulta más que sorprendente que se haya convertido en segunda fuerza política en el País Vasco, y alguna reflexión deberíamos hacer al respecto.
«Bildu sigue manteniendo esa calculada e irritante ambigüedad respecto de ETA.»
No, no se asusten, no voy a defender su presencia en las elecciones, no al menos mientras siga existiendo ETA. Ayer escuche por la radio a uno de sus portavoces, y Bildu sigue manteniendo esa calculada e irritante ambigüedad respecto de ETA, una ambigüedad que claramente responde a lo que en su momento dijo el Tribunal Supremo sobre la coalición proetarra: que es eso, una coalición proetarra y no debería acudir a las urnas.

Pero sí parece evidente que en el País Vasco, a pesar de los cambios observados en este corto espacio de tiempo en el que lleva gobernando López con la ayuda de Basagoiti, hace falta hacer mucha más pedagogía sobre lo que realmente es la democracia y por qué no podíamos permitir que sus enemigos estuvieran presentes en sus instituciones. Trescientos mil votos son muchos, demasiados, como para cerrar los ojos a esa realidad, una realidad con la que conviven cientos de concejales constitucionalistas en el País Vasco atemorizados por el poder que la coalición proetarra ha conseguido acumular en estas elecciones.

¿Y ahora, qué? López y los suyos tendrán que hacer una profunda reflexión sobre las razones que les han llevado a echar a su electorado en brazos de Bildu, porque eso es exactamente lo que han hecho dándole a la coalición carta de naturaleza democrática. Y no les va a quedar más remedio que llegar a toda clase de pactos para mantener el poco poder que pueda y repartirlo con el PP y con el PNV. Pero lo cierto es que después de la esperanza que para buena parte del mundo constitucionalista en el País Vasco supuso el acuerdo PSE-PP, los socialistas han tirado por la borda el trabajo de estos dos años, y ya veremos si en las próximas autonómicas, con Bildu y con Sortu en el Parlamento Vasco, es posible reeditar un Gobierno como el actual.


El Confidencial - Opinión

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