jueves, 2 de diciembre de 2010

Zapatero, a la desesperada

España necesita un plan estratégico estructurado y coherente que no fragmente las soluciones, sino que afronte la crisis de manera global.

HASTA ayer mismo, el mensaje oficial del Ministerio de Economía, impulsado por el presidente del Gobierno, era que no se adoptarían nuevas medidas de ajuste para reducir el déficit e impulsar la economía. Sin embargo, a la primera de cambio, Zapatero se ha desdicho de este compromiso y no solo no ha vuelto a dejar en evidencia a su vicepresidenta económica, Elena Salgado, sino que ha decidido aplazar su gira a Iberoamérica para no desconectarse de una crisis cuya peligrosidad aumenta por días para España y Portugal. Los anuncios hechos ayer por Zapatero son pasos en la buena dirección. Pero, como suele ser habitual en el presidente del Gobierno, son pasos tardíos, incompletos y claramente agónicos. Son medidas a la desesperada, porque lo que necesita España es un plan estratégico estructurado y coherente que no fragmente las soluciones, sino que afronte la crisis de manera global. El Gobierno va a suprimir la ayuda de 426 euros a los parados, cuando el nuevo ministro de trabajo dijo que se mantendrían; va a rebajar la fiscalidad de las pequeñas y medianas empresas, que son las principales víctimas de la crisis; y va a privatizar parcialmente la gestión de los aeropuertos y de Loterías del Estado. Podría decirse que a buenas horas llegan estas medidas, aunque es mejor tomarlas que no tomarlas. Sin embargo, son otra vez testimonio de la falta de criterio con que Rodríguez Zapatero gestiona la crisis y dirige su Gobierno. Tras años de constante descalificación de las llamadas «políticas liberales» y de acusaciones contra los gobiernos del PP por su responsabilidad en la crisis, Zapatero se descubre a sí mismo como un liberal de última hora, privatizando sector público, cortando por lo sano el gasto social y bajando impuestos al sector empresarial de los autónomos. Por pedir medidas como estas, especialmente la reducción fiscal a las Pymes, Rajoy ha sido tachado de antisocial y antipatriota. La soberbia de Zapatero le impedirá reconocer su error, tanto como el acierto del PP, y volverá a excluir a la oposición de cualquier pacto posible, aunque los hechos demuestren —como sucedió con la propuesta del PP de reducir 15.000 millones el gasto público— que Zapatero tiene que acabar haciendo, tarde y mal, algunas de las cosas que le propone Rajoy. Tarde y mal porque estas medidas habrían sido mucho más eficaces hace un año. Hoy son insuficientes y demuestran que Zapatero siempre llega con retraso a los problemas.

ABC - Editorial

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