jueves, 2 de diciembre de 2010

Nueva vuelta de tuerca a los planes anticrisis de Zapatero. Por Antonio Casado

Todos los líderes europeos llevan setenta y dos horas en estado de vigilia permanente. Se cruzan las llamadas telefónicas entre las principales cancillerías de esa UME en la que, según Trichet, no funciona la “E”. Bien visto. Esperan que hoy se ponga la pilas el BCE con mensajes “federalizantes” (quien ataca a un socio ataca a la sociedad) a los inversores internacionales.

Un Consejo Europeo extraordinario puede ser convocado en cualquier momento para tomar decisiones conjuntas destinadas a frenar una tormenta especulativa contra el euro por sus flancos más débiles. Ahí está España. El Gobierno ya ha aprendido a hacer traducción simultánea del lenguaje de los mercados. Si no es el plan B del que hablaba hace unos días Miguel Ángel Fernández Ordóñez, gobernador del Banco de España, sí puede hablarse de una nueva vuelta de tuerca.

En materia de política fiscal, la clave sigue siendo la misma: más ingresos, menos gastos. Austeridad, recortes, menos presión impositiva a las pymes, adiós a las cuotas obligatorias de las Cámaras de Comercio, privatizaciones en aeropuertos, loterías del Estado y mercado de trabajo. Lo anunció ayer el presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero.


Un paso más en el discurso restrictivo del 27 de mayo (el “tijeretazo”), del que se resiente la coletilla social. Recuerden: “recortes pero sin renunciar a las prestaciones”. Varapalo al segundo término de la ecuación, que pierde los 426 euros para los parados de solemnidad. Si hay recursos que sean para activar el empleo y no para practicar la caridad con los desempleados, según la inesperada doctrina expuesta por Valeriano Gómez. “España debe aspirar a gastar mucho menos en atender a los parados y más en políticas de activación del empleo”, tenía declarado el nuevo ministro de Trabajo.
«Varapalo al segundo término de la ecuación, que pierde los 426 euros para los parados de solemnidad. Si hay recursos que sean para activar el empleo y no para practicar la caridad con los desempleados.»
Y en esas estábamos cuando el presidente Zapatero, agobiado por la desconfianza de los mercados y la exposición de nuestra economía a los ataques especulativos, decidió que no se le había perdido nada en Bolivia y Argentina, si se comparaba con lo que podía perder en Europa con la que estaba cayendo. Cuando ayer tarde se conoció la noticia de la suspensión de su viaje latinoamericano, en ciertos medios políticos y mediáticos se interpretó como una señal de que un Zapatero desbordado por los acontecimientos de las últimas horas, con espectaculares bajadas del IBEX y alarmantes subidas en la prima de riesgo de la deuda española, estaba a punto de tirar la toalla. No encajaba con la recuperación bursátil y el sosiego de los mercados después de anunciarse un suplementario plan anticrisis. Pero si encajaba con los negros augurios que en el entorno del PP se habían hecho sobre un inevitable plan de rescate de España. “Antes de diciembre”, según Cristóbal Montoro. Y así se lo trasladó el coordinador de Economía del PP a los consejeros autonómicos de su partido que asistieron hace unos días a la reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera.

Como en la jornada de ayer la Bolsa experimentó un repentino subidón (4,4 %), al tiempo que se producía una notable bajada de nuestra prima de riesgo (hasta los 251 puntos básicos), Rajoy optó por desviar el tiro hacia el feo de Zapatero hacia los países hermanos. A saber: “Iberoamérica es una prioridad de la política exterior española y ningún presidente ha faltado jamás a las cumbres”. De prioridades se trata. Y estos momentos el presidente del Gobierno y quien puede serlo dentro de poco están obligados a no jugar con las cosas de comer.


El Confidencial - Opinión

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