miércoles, 17 de noviembre de 2010

Temores. Por Eduardo San Martín

El Sáhara no es Irak, pero pasará factura al Gobierno.

Puestos a creer, ¿en quién deberíamos depositar nuestra fe? ¿En el ministro de un gobierno que muestras fotos y videos de supuestas agresiones pero impide la información libre de esos acontecimientos e insulta, detiene y veja a quienes tratan de obtenerla; o a una joven canaria que ha escapado del infierno, sin otra arma que la cámara oscura de su retina, y relata con la fuerza expresiva de quien dice verdad la historia del asalto violento y desproporcionado de un campamento pacífico y el pogromo organizado contra la población autóctona de la capital saharaui? Hasta en el PSOE saben que el veredicto de la opinión pública no puede ser más que uno.

La contumacia del Gobierno, que se obstina en evitar cualquier pronunciamiento molesto contra los agresores, debe obedecer a razones muy poderosas. Que no pueden ser las que explica en público. Nadie discute que España está obligada a mantener buenas relaciones con Marruecos. Lo que se objeta es que se pague cualquier precio por hacerlo. Esas contundentes razones deben justificar también que Rubalcaba recibiera ayer al ministro de los videos y las fotos; una visita que le desaconsejaban desde sus propios aledaños mediáticos. ¿A qué tiene miedo el Gobierno?

Marruecos se comporta con el desparpajo de quien se sabe aliado preferente de EE.UU., Francia y España; y juega al ratón y al gato con el socio menor de esa alianza estratégica, porque los contenciosos existentes entre ambos hacen la función, como en todo régimen autoritario, de argamasa interna. Marruecos tensa la cuerda lo justo porque sabe que arriesgaría mucho en un choque abierto con España. Y el gobierno español, como paralizado por el temor, acepta la relación en esos términos. El Sáhara no es Irak, pero pasará factura.


ABC - Opinión

0 comentarios: