lunes, 4 de octubre de 2010

Zapatero pierde en Madrid

El presidente del Gobierno fue el gran perdedor de las primarias socialistas de Madrid. Zapatero ha visto cómo su candidata a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, Trinidad Jiménez, fracasaba ante un Tomás Gómez que ha logrado el 51 por ciento de los votos de los afiliados socialistas. La trifulca entre ambos contendientes deja un partido tan dividido internamente como debilitado frente al PP de Esperanza Aguirre. Los ciudadanos continúan sin saber qué ofrecían, los dos candidatos de las primarias, de novedoso en el plano económico o social, de lucha contra la crisis o en favor del empleo, la sanidad o la educación. La pelea en el PSOE madrileño, provocada por el presidente del Gobierno al querer imponer a su candidata, y el consiguiente y sorprendente rechazo de Tomás Gómez a abandonar la pugna, en una clara y desleal postura, ya que fue el propio Zapatero el que le puso en ese cargo, ha traído un baile de navajas en el que se han implicado –con mayor o menor destreza dialéctica– pesos pesados del socialismo nacional. Con la derrota ayer de Jiménez, Zapatero sufre su primer revés como líder del PSOE en un momento de clara debilidad política y con unas encuestas que le son muy desfavorables. Lo sucedido es, también, una muy buena noticia para Rajoy que tiene enfrente a un rival cada vez más debilitado. Para el Partido Socialista se ha evaporado la posibilidad de ganar en Madrid, ya que Jiménez estaba mucho mejor posicionada que Gómez en todas las encuestas realizadas entre los madrileños. El buen trabajo realizado por Esperanza Aguirre durante estos años no se lo pondría fácil a Trinidad Jiménez, pero con Gómez, la posibilidad de ganar en Madrid se aleja sin remedio. Si desde el PSOE siempre se ha insistido en que sin Cataluña o Andalucía el PP no alcanzaría el pleno control de la política española, sin Madrid el PSOE también se encuentra incompleto. Y así sigue. El PSM, a día de hoy, está roto, partido en dos y desilusionado ante la fractura provocada desde arriba. Es el inicio del «postzapaterismo», la batalla de Madrid ha desgastado aún más al partido y lo ha dejado en una posición de mayor debilidad frente a una candidata, como Esperanza Aguirre, que no ha dejado de hacer sus deberes en estos años.

En otro apartado de cosas, el fracaso de Jiménez también ahoga las intenciones del PSOE de alcanzar el Ayuntamiento de la capital. El candidato Jaime Lissavetzky, que ha apoyado a Trinidad en todo este proceso en el que ambos se han vendido como «tándem ganador», se ha quedado solo. En el círculo próximo a Gómez no sentó nada bien que el secretario de Estado para el Deporte expresara su apoyo a la ministra en una rueda de prensa en Callao en la que estaba el propio secretario general tragando saliva. La alegría y las celebraciones del domingo por la noche en el PSOE madrileño llevan a una mañana, como la de hoy, en la que el candidato socialista, a pesar del presidente del Gobierno, puede ver la realidad que se abre ante sus ojos: un trabajo inmenso para volver a cohesionar un partido roto y el desafío, enorme, de medirse a Esperanza Aguirre. La verdadera lucha, comienza ahora.


El Mundo - Editorial

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