lunes, 6 de septiembre de 2010

ZP, entre el recuerdo y la fantasía. Por Félix Madero

Saldremos del lío el día que venga alguien y demuestre que es capaz de separar las obsesiones de las dudas.

AHORA que acaba el verano y que muchos fantasean con las lecturas de agosto nunca realizadas, voy a permitirme señalarles un libro con el que he disfrutado. Lo ha escrito Siri Hustvedt, se llama Elegía para un americano(Anagrama) y en él hay una oportuna hoja de ruta para entender a las personas. La escritora neoyorquina no tiene las pretensiones del libro que anuncia el científico Stephen Hawking, en el que intenta demostrar que Dios no creó el Universo. Los dos son libros que recomendaría a Zapatero. En el de Hawking tomará conciencia de lo poco que es a tenor de lo que Dios resulta ser. En el de Hustvedt está la historia de dos hermanos que buscan con denuedo un trozo del pasado del padre. Y ahí está escrito: No existe una frontera precisa entre el recuerdo y la fantasía. Cuando leí esto, tomé un lápiz y entre paréntesis escribí: «Zapatero».

Uno no sabe muy bien las razones por las que apunta cosas, detalles irrelevantes, en los márgenes de los libros. El caso es que el recuerdo y la fantasía se hacen presentes el día que dejó de ir a Rodiezmo. El periódico no trae la foto del presidente —soy cada vez más rojo, dijo una vez—, con el pañuelo en el cuello y el puño cerrado cantando La Internacional. Los que ayer la cantaron le van a hacer una huelga general dentro de unos días; esos mismos le han recordado que su política no es la que anunció; que ha tocado los derechos de los trabajadores que prometió respetar; que es un hombre incapaz de separar en su cerebro los recuerdos de la fantasía; la realidad de los sueños. Importa poco quién sea el que venga después de Corbacho. Martín Ferrand ha apuntado con acierto la facilidad que tiene Zapatero para crear expectación donde sólo hay hastío y planicie. Los gobiernos están hechos a la medida del presidente. Qué más da el nombre del próximo ministro.

Zapatero es un hombre sin dudas. Espero equivocarme ahora que ETA anuncia un alto el fuego. Con gusto me vería rectificado si fuera capaz de decirles a los de la ETA: condenen la violencia, pidan perdón y entreguen las armas. Mucho pido, ¿verdad? Tiene una obsesión: el poder. Tiene un recuerdo: que el año pasado estuvo con los mineros. Y tiene una esperanza: que el que viene volverá a cantar La Internacionalen Rodiezmo. El problema no es que quepa todo esto en su cabeza, lo decisivo es que el presidente cree que la fantasía es un recuerdo y el recuerdo una obsesión. A algunos de los suyos les ha costado seis años descubrir el truco. Por eso asusta escuchar a los que dan por seguro que el candidato volverá a ser Zapatero. Sólo saldremos del lío el día que venga alguien y demuestre que es capaz de separar los recuerdos de las fantasías y las obsesiones de las dudas. O sea, un hombre serio.


ABC - Opinión

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