viernes, 3 de septiembre de 2010

Efectos del pluriempleo. Por M. Martín Ferrand

María Dolores de Cospedal tiende a confundirnos debido a la multifunción a la que está sometida.

LA disgregación autonómica, una de las notas diferenciales de la España actual, propicia la contradicción constante entre los líderes de un mismo partido, según sea el escenario de sus actuaciones, e incluso promueve, con más frecuencia de la que la seriedad aconseja, que un líder se contradiga a sí mismo en sucesivas apariciones públicas. Por ejemplo, la muy pluriempleada y cabal María Dolores de Cospedal es persona de formación sólida y criterios firmes que, a diferencia con muchos de los de su misma dedicación, acostumbra a decir lo que piensa después de haberlo pensado. Aún así, la multifunción a la que está sometida tiende a confundirla y a confundirnos. En su condición de presidenta del PP de Castilla-La Mancha y aspirante a la sucesión del socialista José María Barreda en la presidencia de la Comunidad, le reprochó a su antagonista regional, en el curso del último pleno de las Cortes, en Toledo, el mal uso, propagandista y despilfarrador, de la CMT, la televisión autonómica a la que llaman «La Nuestra» sin que quede previamente establecido a quién se refiere el pronombre posesivo y quepa la sospecha permanente de que sea, según la mala costumbre establecida en las televisiones públicas españolas, del titular del Ejecutivo.

En su condición de secretaria general del PP, Cospedal no suele expresarse sobre la televisión pública; pero, dado su nivel intelectual y ético, su valoración de las televisiones autonómicas de Madrid y Valencia, las dos principales de las que gestiona el PP, no puede ser muy distinta de la que ha emitido sobre la de su circunscripción regional. ¿Debiera Cospedal, en aras de la rectitud de pensamiento, reclamarle a las televisiones de Esperanza Aguirre y Francisco Camps lo que le exige a la de Barreda?

No es raro, a la vista de este ejemplo, menor entre las contradicciones a que conduce el pluriempleo político, que tome cuerpo la idea de la dimisión de Cospedal para concentrarse en el trabajo electoral de Castilla-La Mancha. Sería una pérdida notable para el PP en su dimensión nacional y un refuerzo definitivo para sus opciones presidenciales en las autonómicas del próximo mayo; pero, ¿estará el indeciso Rajoy en condiciones de evitar la sede vacante en la Secretaría General del PP? No es fácil el relevo de Cospedal y, como asegura Baura, todos somos sustituibles con la única condición de ser sustituídos. El sustituidor que la sustituya, con o sin encuestas de Pedro Arriola, buen sustituidor será. En lo que a las televisiones públicas respecta —más de 3.000 millones de despilfarro anual— lo sensato sería cerrarlas. Sin más.


ABC - Opinión

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