martes, 13 de julio de 2010

Resaca feliz

Toda España fue una fiesta, con epicentro en la capital, pero con una expresión muy significativa en todas las regiones

LOS campeones del mundo recibieron ayer en Madrid el merecido homenaje de una multitud de personas procedentes de todos los lugares de España. Es un éxito colectivo, producto de la calidad técnica de nuestros jugadores, pero también —muy especialmente— del espíritu solidario y el trabajo en equipo. Ese mismo espíritu se ha transmitido a todos los ciudadanos, dispuestos a disfrutar juntos en un ejercicio de civismo que merece ser destacado. El orgullo legítimo de ser españoles se ha traducido en una explosión de banderas, cánticos y gritos de júbilo, siempre con respeto y sin exclusiones. De hecho, los pocos que han desentonado con declaraciones ridículas no alcanzan ni siquiera la categoría de anécdota.

La hazaña deportiva culminó ayer con una fiesta espectacular a partir de la llegada de los jugadores al aeropuerto de Barajas. Especialmente emotiva fue la recepción en el Palacio de la Zarzuela, puesto que, si bien Su Majestad el Rey no pudo acudir a Sudáfrica, las imágenes de Doña Sofía y los Príncipes junto a la selección forman parte ya del imaginario colectivo. Toda España fue una fiesta, con epicentro en la capital, pero con una expresión muy significativa en todas las regiones, rompiendo en algunos casos falsos tópicos identitarios. España es una gran nación histórica que ha encontrado en el equipo dirigido por Vicente del Bosque el símbolo de los valores compartidos y de las emociones que vertebran una conciencia común. El 11-J forma parte ya de lo mejor de nuestra historia deportiva y es fiel reflejo también de un fenómeno sociocultural que deberá ser analizado en sus múltiples variantes. De momento, vivimos en la feliz resaca de un estado de felicidad colectiva que tanto agradece una sociedad dañada por la crisis económica y el desbarajuste político, que necesita disfrutar con las buenas noticias.


ABC - Editorial

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