viernes, 23 de julio de 2010

El circo de la Moncloa. Por José María Carrascal

¿Para qué va a examinar el TC los recursos sobre el Estatut que faltan, si sabe que no servirá para nada?

SI los españoles, con nuestras instituciones al frente, no reaccionamos ante el espectáculo de la Moncloa entre Zapatero y Montilla es que hemos renunciado a ser una sociedad civil para convertirnos en grey sin ley, en la que vale todo y nada importa sino el interés particular.

Que el presidente del Gobierno reciba al presidente de una comunidad autónoma como a un jefe de Estado extranjero y acuerde con él devolver al estatuto de dicha comunidad las prerrogativas que le ha negado el Tribunal Constitucional sólo puede darse en una nación que ha dejado de creer en sí misma. ¿De qué han servido los cuatro años de debate en ese tribunal para sacar la sentencia, si al final se queda en papel mojado? ¿Por qué no se aprobó de entrada el nuevo estatut por decreto-ley, ahorrándonos el espectáculo? ¿Para qué va a examinar el TC los recursos que faltan, si sabe que no servirá para nada? Pero si la desfachatez de los nacionalistas catalanes, con un socialista al frente, es mucha, al tachar dicha sentencia de ataque a su dignidad —cuando fueron ellos quienes atacaron la dignidad de España al no respetar la Constitución con su estatuto—, la de Zapatero es aún mayor, al aceptar sus tesis. Y la insolencia se torna cinismo cuando se echa al PP la culpa, pues, de no haber sido por su recurso, tendríamos ahora un Estatutanticonstitucional. Claro, me dirán ustedes, que lo vamos a tener de todas formas.


Hemos sobrepasado las fronteras de la lógica y del descaro. Zapatero desafía no sólo el principio de la contradicción —una cosa y la contraria no pueden ser ciertas al mismo tiempo—, sino también el de la decencia, con los nacionalistas vascos y catalanes turnándose para mantenerle en el Gobierno, por saber que con ningún otro gobernante español obtendrán tantos beneficios. Eso sí, descalificándole para contentar a su feligresía, mientras van sacándole lo que buscan. Al votarse el techo del gasto público, le ha tocado a CiU el turno de salvarle. Al votarse los presupuestos, le tocará al PNV. Contra pago al contado, naturalmente. Con Montilla a la cabeza de la manifestación. Lo que nos faltaba.

El único consuelo (flaco) es que Zapatero haya engañado a Montilla, como ha engañado a cuantos recibió en la Moncloa. Esto es, que no cumpla su promesa de circunvalar la sentencia del Constitucional. Puede ocurrir si la protesta es muy alta. Pero eso, en vez de solucionar la situación, la empeoraría. A estas alturas, nadie cree y todos recelan de quien, agotados sus trucos, ensaya dobles, triples, cuádruples saltos mortales. Mortales para nosotros, no para él, leve como una pluma y errático como una cometa.


ABC - Opinión

1 comentarios:

Anónimo dijo...

"¿Por qué no se aprobó de entrada el nuevo estatut por decreto-ley, ahorrándonos el espectáculo?"

Eso, exactamente, decimos los catalanes. Si en el referéndum dijimos sí, por qué luego es no?

"...cuando fueron ellos quienes atacaron la dignidad de España al no respetar la Constitución con su estatuto"

No quisimos atacar la dignidad de nadie. Sólo que se nos respete el derecho a decidir nuestro futuro, y las condiciones de nuestra relación con España. Eso es algo que cada pueblo decide por si sólo. Verdad que si quisiéramos poner un cementerio de residuos nucleares en mallorca lo deberían votar los mallorquines y no toda España? Pues lo mismo.