viernes, 2 de abril de 2010

Radiografía del pesimismo

LA última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) revela que la preocupación de los españoles por el paro ha llegado a un nivel histórico, al situarlo el 82,9 por ciento de los encuestados como el mayor problema actual de España.

Hace un año, la misma encuesta reflejaba que los españoles que consideraban el desempleo de esta manera alcanzaban el 76,1 por ciento. Pero el dato que más radiografía el pesimismo ciudadano sobre la situación, y que más concierne a Rodríguez Zapatero como presidente del Gobierno, es que en marzo de 2004, cuando aún gobernaba el PP y ya se habían celebrado las elecciones generales, los encuestados que señalaban el paro como el principal problema eran el 51,7 por ciento. Este balance de los dos mandatos socialistas -y aun cuando falten dos años para los próximos comicios generales- pesa como una losa sobre las expectativas a medio plazo, porque si el 76,8 por ciento de los encuestados piensan que la situación económica es hoy mala o muy mala -en marzo de 2004 sólo el 14,3 por ciento tenía esta opinión -, el 37,4 por ciento cree, frente al 21,1 por ciento, que las cosas irán a peor en los próximos meses.

Este pesimismo se retroalimenta por la desconfianza en la clase política, tercer problema nacional, según los encuestados, por detrás del paro y la crisis económica. El dato es nefasto para una sociedad que necesita ilusión y liderazgo para afrontar los sacrificios que exigirá la recuperación de la economía. Si el sistema de partidos y el Gobierno no inspiran confianza, es imposible que los ciudadanos vean en el horizonte motivos de optimismo. Y lo peor de todo es que la realidad explica esta actitud sombría de los ciudadanos, a la vista de las nuevas previsiones a la baja del Banco de España sobre la evolución del empleo y el crecimiento económico.

La percepción de ineficacia del Gobierno se contagia al sistema político en su conjunto y contamina la regla de la alternancia porque la oposición es vista, injustamente, como coprotagonista de la falta de soluciones a la crisis. Este efecto perverso de la gestión del Ejecutivo -sin ideas, sin ofertas- amenaza con separar a los ciudadanos de sus instituciones. La respuesta puede ser la abstención, por lo que la encuesta también es una advertencia al PP para que su estrategia de oposición se diferencie claramente de la imagen obstruccionista que presenta el Gobierno. El barómetro del CIS retrata a una sociedad que necesita imperiosamente una alternativa política.


AbC - Editorial

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