martes, 9 de marzo de 2010

Los arrestos de Garzón. Por Tomás Cuesta

RODRÍGUEZ Zapatero, con un fervor impropio de su perfil pastueño, ha pregonado a voz en cuello la valentía de Garzón, su arrojo y su entereza, su denuedo y su temple. Es decir, ha hecho una loa a sus arrestos, que es lo que cumple a un juez y, además, viene a huevo. En cualquier caso, es obvio que al señor presidente lo que le desazona es que la veda del faisán, que es animal de pluma, se abra antes de tiempo y con ella las fauces de un jaquetón de pelo en pecho. O sea, que el solemne ditirambo es, punto por punto, lo mismo que parece. Una advertencia explícita a quienes, bien por ingenuidad o bien por decencia, se obstinan en aplicar la ley sin excepciones, sin reservas, sin tentarse la ropa y sin que les de vergüenza.

A esos que denuncian que hay un Estado de Excepción que se solapa con el Estado de Derecho. Que el único poder es el poder ejecutor y la justicia es la liturgia del ajusticiamiento. Mientras, hemos dejado atrás el espejismo y buscamos a tientas nuestro rostro en el abismo de azogue que condensa el espejo. Alicia se ha fugado con Tim Burton y allí donde no va la sociedad del espectáculo apaga y echa el cierre. La Reina Roja continúa en sus trece: («¡Primero, la condena, que el veredicto aguarde!») amplificando el eco obsceno de Zapatero y de Garzón, de Caamaño y de Blanco, de Diego y de Bardem, de Bono y de Toledo, el mazapán y el pleonasmo. Güili Toledo, casi nada (la nadería habitual, un bigarillo, palmo arriba, palmo abajo).

Sometidos a la pena de telediario (la cadena perpetua en diversos formatos), los reos de Garzón se antojan más culpables que don Pedro Jiménez, cuarenta y dos años «o´clock», veintiséis en el trullo, cuarenta días suelto en la jungla de asfalto, siete violaciones, dos asesinatos. Un asunto vulgar, deslucido, macabro. A Correa, por contra, le corrieron en crudo y se lo merendaron a la plancha. Apenas vuelta y vuelta: de profesión, culpable.

No obstante, el imperio de la ley no discrimina a los acusadores de los acusados. Permite que los facinerosos se defiendan y dictamina a qué se juega, de qué manera y en qué campo. Vale lo que es válido y no lo que discurra un valentón ensimismado. Correa es un «corruto», un tentador de currutacos, posiblemente un miserable y quizá -¿por qué no?- un dechado de coraje. Tal que Garzón, mal comparado. La osadía de un juez (Voltaire, al habla) no avala su excelencia ni sus capacidades. Echándole garzones no se instruyen los pleitos, se pierden los papeles y extravían los plazos.

Que un magistrado se considere victimado no es una maldición lírica sino un ripio capón y atrabiliario. ¿Así qué rimas vienen? Quevedo recoge el guante. Transcribir el soneto es un lujo excesivo si las entendederas son cortas y tarascas. Que los tercetos, pues, transmitan el recado:

«No sabes escuchar versos baratos,
y sólo quien te da te quita dudas;
no te gobiernan textos, sino tratos.
Pues que de intento y de interés no mudas,
o lávate las manos con Pilatos,
o, con la bolsa ahórcate con Judas».

ABC - Opinión

1 comentarios:

¿Guerra Civil? dijo...

L’Observatore Romano
L'Observatore Romano

Internacional

Resumen de ponencias en el foro de noticias sobre España.
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1.- La actual guerra civil española -iniciada por su actual presidente de Gobierno cuando ganó las elecciones de 2004- se refleja particularmente como guerra informativa en la actualidad, dado que numerosos medios de comunicación en manos de Zapatero, bombardean a la sociedad tratando de imponer una visión falsa de los acontecimientos. También combaten las informaciones dadas por otros medios de comunicación minoritarios que dan cuenta de la agonizante realidad nacional.

2.- La creciente y notoria comprobación de este fenómeno de ocultación, puede verse en el manejo de cifras de asistentes en las manifestaciones contrarias a las políticas del gobierno, en las declaraciones contradictorias y surrealistas a diario de los gobernantes, en las mentiras flagrantes de los dirigentes, etc., que tiene también antecedentes en todos los gobiernos de las llamadas autonomías regionales, las cuales durante años han venido ocultando, distorsionando, tergiversando, tanto las noticias que no les eran favorables como sus actuaciones ilegales que en los últimos tiempos van conociéndose. El cuadro político de España es el de una pandilla de delincuentes desvergonzados en su esfera pública.

3.- No se puede tapar el sol con un dedo y es la situación en que se encuentran estos indigentes políticos -que finalmente pagarán sus delitos-, toda vez que es imposible ocultar la realidad cuando nunca la historia ha tenido tantos ojos, medios, formas de extender el conocimiento del acontecer social internacional. Todos los medios de comunicación mundiales no pueden ser sometidos a censura, del mismo modo que es inocultable el incesante malestar político, social, económico, ideológico y personal para millones de personas en el mundo occidental cuando menos, cuyas vidas corren peligro desde cualquier punto de vista que se mire.

4.-La táctica empleada desde siempre por estos nuevos nazis, -emuladores de Hitler y de Stalin que atacan con saña a la ciudadanía nacional e internacional-, consiste en evitar a toda costa la aparición de núcleos resistentes. Dado que la oposición política oficial no existe en España, este movimiento denominado “zapaterismo” tiende a la neutralización de potenciales opositores, tanto en el terreno oficial como en el social, pensando que logrará sofocar la gestación o aparición de gérmenes contraofensivos.

5.- La conclusión de estos debates no es otra de que en España se prepara una de las grandes conmociones de su historia proyectándose además en el extranjero, del mismo modo que en Grecia está produciéndose una rebelión sin precedentes. De este modo, la actual revolución a escala internacional, se verá nutrida por las diferentes guerras civiles que se preparan en cada nación, en alguna de las cuales, como en España, su gestación se encuentra en avanzado estado de cumplimiento.

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Florencia (Toscana)
(GRD-3)
23/02/2010