martes, 9 de marzo de 2010

Aído fracasa en Bruselas

Justo en la jornada en la que se celebraba el Día de la Mujer trabajadora, la Presidencia española de la UE sufrió ayer un serio revés al ver cómo una de sus prioridades sociales para este semestre –la creación de un Observatorio Europeo sobre Violencia contra las Mujeres– se quedaba sin entidad propia, en una entelequia. Existirá, pero no será un nuevo órgano específico como defendía el Ejecutivo español, por lo que no tendrá ni una estructura propia ni, por supuesto, un presupuesto que le haga ser operativo y verdaderamente eficaz. Así lo decidieron los ministros de Empleo y Asuntos Sociales de la UE, que derivaron sus competencias a dos agencias que ya existen: el Instituto Europeo de Igualdad de Género y la Agencia Europea de Derechos Fundamentales. La realidad –por mucho que la titular de Igualdad española maquillase el fracaso diciendo que veía lógico que las funciones del Observatorio las asuman agencias comunitarias que ya existen– es que Bibiana Aído no convenció a sus homólogos sobre la necesidad de su existencia como ente propio e independiente para establecer un «diagnóstico común» sobre el problema de la violencia de género y elaborar instrumentos europeos para combatirla. Sin embargo, para este camino no eran necesarias tantas alforjas. Con sentido común, el resto de los ministros con competencias en esta materia consideraron que se duplicarían competencias entre órganos de la UE, algo innecesario y gravoso para el ciudadano, más aún en tiempos de crisis. Así, una de las «iniciativas estrella» de la Presidencia española, se ha quedado en agua de borrajas.

Algo parecido sucedió la semana pasada cuando la otra iniciativa española para luchar contra la violencia de género –la orden de protección para las víctimas– también fue paralizada en la reunión de los ministros de Justicia de los 27. La propuesta española encallaba en un aspecto básico, ya que no se tenían en cuenta las diferencias legislativas entre los Estados miembros. Aunque Bruselas ha acogido bien estas dos propuestas, también cabe precisar que han reprochado tácitamente al Gobierno español la falta de un trabajo de base para que éstas prosperen y sean realistas y fructíferas.

La UE es consciente de que la violencia de género es un problema de primer orden que hay que atajar cuánto antes. Según el informe «Mujeres asesinadas por su pareja. España 2000-2009», 629 féminas fallecieron en nuestro país a manos de sus compañeros. El Gobierno español ha hecho de este conflicto una de las grandes bazas políticas por las que se medirá el éxito o el fracaso de su Presidencia. No en vano sería una reválida para el Ministerio de Aído, cuya existencia es tan cuestionada. Sin embargo, la pobre acogida que han tenido las dos propuestas, por irrealizables, revela que Igualdad no ha hecho bien los deberes. Ambos proyectos carecen del rigor necesario para convertirse en una realidad y evidencian un desconocimiento del funcionamiento interno de la UE que debería invitar a la reflexión. En vez de quedarse en una declaración de buenas intenciones, las acciones del departamento de Aído contra la violencia de género necesitan de propuestas más sólidas y mejor articuladas para ganar credibilidad en el ámbito comunitario.


La Razón - Editorial

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