"Qué hombre tan suspicaz. El novio de la subdirec... ejem... los directivos de Air Ícaro tienen esa estrategia de marketing. Es para subrayar que sus aeronaves tienen alas."
– Ring... ring... ring...
– Aviación Civil, dígame.
– Buenas tardes, quisiera saber qué tramitación le han dado a una queja presentada el día...
– ¿Una queja?
– ...Sí...
– ¿Por escrito?
– ...Sí, le decía que...
– Un momento, que la busco.
– ¿Cómo que la busca? Si ni siquiera sabe mi nombre...
– No importa. A ver, a ver... Pues nada, por "queja" no me aparece nada.
– ¿No les consta ninguna queja? ¿Sobre ninguna compañía?
– Ni una. La gente está encantada. Volare, la, la, la, la...
– Yo me quejé.
– En fin, siempre tiene que haber algún aguafiestas.
– Compré un billete a Lima, ida y vuelta, con Air Ícaro.
– ¿A Lima? Qué rarito es usted. ¿Y qué?
– Me extrañó que me preguntaran si quería ala, como si estuviera pidiéndome un menú en Kentucky Fried Chicken.
– Qué hombre tan suspicaz. El novio de la subdirec... ejem... los directivos de Air Ícaro tienen esa estrategia de marketing. Es para subrayar que sus aeronaves tienen alas.
– Ah, bueno. Pero es que, cuando iba a embarcar, pude ver a un grupo de técnicos en mono, a pie de pista, señalando uno de los motores y desternillándose de risa. También me alarmó la radio de galena que manejaba el piloto, en una caja de puros, y los extintores con la leyenda "Hotel Manila, Welcome, MacArthur".
– Nel blu dipinto di blu, felice di stare lassu, y volando, volando feliz...
– ¿Le importaría dejar de cantar? Estoy intentando explicarle...
– Oiga, caballero, si tiene alguna queja, preséntela en Aviación Civil.
– ¿No estoy hablando con Aviación Civil?
– Ah, sí, claro. Mire, coja un papel y escriba lo que me ha contado con todo detalle.
– Ya lo hice.
– Creo que es usted el típico sujeto que crea problemas donde no los hay.
– Me tuvieron cuatro horas esperando dentro del avión, sin despegar, con un calor insoportable, mientras las azafatas, que eran una señora de verdad y tres maniquíes de El Corte Inglés –eso sí, con uniforme–, nos pedían un suplemento en metálico para combustible.
– ...
– ¿Está usted ahí?
– Ya llego, estaba pasando las quejas de hoy por la trituradora de papel.
– ¿Cómo?
– Lo suyo va a ir más rapidito si la tira usted mismo en la primera papelera que encuentre. Contribuya a mantener limpia la ciudad.
– Pero...
– Adiós. Aviación Civil siempre a su disposición. Volare, la, la la, la
Juan Carlos Girauta
Libertad Digital, 19-12-2006
– Ring... ring... ring...
– Aviación Civil, dígame.
– Buenas tardes, quisiera saber qué tramitación le han dado a una queja presentada el día...
– ¿Una queja?
– ...Sí...
– ¿Por escrito?
– ...Sí, le decía que...
– Un momento, que la busco.
– ¿Cómo que la busca? Si ni siquiera sabe mi nombre...
– No importa. A ver, a ver... Pues nada, por "queja" no me aparece nada.
– ¿No les consta ninguna queja? ¿Sobre ninguna compañía?
– Ni una. La gente está encantada. Volare, la, la, la, la...
– Yo me quejé.
– En fin, siempre tiene que haber algún aguafiestas.
– Compré un billete a Lima, ida y vuelta, con Air Ícaro.
– ¿A Lima? Qué rarito es usted. ¿Y qué?
– Me extrañó que me preguntaran si quería ala, como si estuviera pidiéndome un menú en Kentucky Fried Chicken.
– Qué hombre tan suspicaz. El novio de la subdirec... ejem... los directivos de Air Ícaro tienen esa estrategia de marketing. Es para subrayar que sus aeronaves tienen alas.
– Ah, bueno. Pero es que, cuando iba a embarcar, pude ver a un grupo de técnicos en mono, a pie de pista, señalando uno de los motores y desternillándose de risa. También me alarmó la radio de galena que manejaba el piloto, en una caja de puros, y los extintores con la leyenda "Hotel Manila, Welcome, MacArthur".
– Nel blu dipinto di blu, felice di stare lassu, y volando, volando feliz...
– ¿Le importaría dejar de cantar? Estoy intentando explicarle...
– Oiga, caballero, si tiene alguna queja, preséntela en Aviación Civil.
– ¿No estoy hablando con Aviación Civil?
– Ah, sí, claro. Mire, coja un papel y escriba lo que me ha contado con todo detalle.
– Ya lo hice.
– Creo que es usted el típico sujeto que crea problemas donde no los hay.
– Me tuvieron cuatro horas esperando dentro del avión, sin despegar, con un calor insoportable, mientras las azafatas, que eran una señora de verdad y tres maniquíes de El Corte Inglés –eso sí, con uniforme–, nos pedían un suplemento en metálico para combustible.
– ...
– ¿Está usted ahí?
– Ya llego, estaba pasando las quejas de hoy por la trituradora de papel.
– ¿Cómo?
– Lo suyo va a ir más rapidito si la tira usted mismo en la primera papelera que encuentre. Contribuya a mantener limpia la ciudad.
– Pero...
– Adiós. Aviación Civil siempre a su disposición. Volare, la, la la, la
Juan Carlos Girauta
Libertad Digital, 19-12-2006