martes, 19 de diciembre de 2006

El termómetro de Ciudadanos


Dilema. No hay otra pregunta: ¿Apoyarán a Javier León o a Soraya Rodríguez? Si el Partido de los Ciudadanos decide, finalmente, presentar una candidatura al Ayuntamiento de Valladolid, ésta interrogante sobrevolará en cada una de sus comparecencias públicas. Ya tendría guasa que la «gran batalla de Valladolid» se resolviera por los votos de este incipiente grupo que representa el hartazgo de muchas personas hacia una forma de hacer política endogámica, de frases hechas, alejada de la realidad diaria y donde lo más importante es la derrota del enemigo y no el triunfo de las ideas.

Razones. El movimiento social dormita desde hace años en Valladolid, indiferente a cualquier tropelía. Los grupos vecinales casi han desaparecido y su presencia se limita a mendigar ayudas con las que mantener abierta una sede. Los únicos colectivos que se han significado en los últimos cuatro años son el que capitanea Luis Ocampo, en Pajarillos, en contra del narcotráfico, y los hosteleros. Ambos, se han convertido en los dueños de la calle. Unos, con sus reiteradas manifestaciones; y los otros, con la Feria de Día. Solo con proponer una manifestación en contra de las numerosas obras que han creado el caos en la ciudad durante el último año, el Partido de los Ciudadanos tendría justificada su existencia.

Debate. Es el gran déficit de Valladolid. Busquen un foro donde se discutan, analicen o confronten distintas formas de entender el devenir ciudadano. Han desaparecido todos. Qué fue de DOSS. Dónde se quedaron aquellos profesionales, abogados y arquitectos, que promovieron una asociación para analizar el urbanismo ¡Hasta la Editorial Ámbito se encuentra a punto de desaparecer! Antaño, la burguesía tomaba el pulso a la ciudad en el Casino. Durante la transición las asociaciones vecinales marcaron el ritmo con sus reivindicaciones. De un tiempo a esta parte, parece que el futuro de la capital de Castilla y León solo concierne a los representantes públicos. Incluso, Javier León le ganó la partida a la izquierda cuando decidió poner en marcha los Concejos de barrio. Fagocitó las asambleas, bajo su presencia solo cabe preguntar.

Izquierda. El nacimiento de este nuevo partido, que en Cataluña pudo restar votos al PP, en estos pagos, sin embargo, constatará el desencanto de cierto electorado con las formaciones progresistas, PSOE e Izquierda Unida, y será donde Ciudadanos coseche votos. Desde que abandonaron el Ayuntamiento ese tándem de excelentes concejales que fueron Javier Gutiérrez y Jesús Anta, IU padece una falta tremenda de propuestas y languidece a la espera de tiempos mejores. En el grupo socialista, salvando a su portavoz, buena parte del equipo jamás entendió que, en la oposición, aunque se pierdan todas las votaciones, hay que convencer con argumentos.

Derecha. Tampoco tienen por qué de andar tirando cohetes en las filas del PP. Ellos saben que las encuestan les dan, justos, catorce concejales. El número quince, la niña bonita en la lotería, la llave de la mayoría absoluta, se les resiste. Ciudadanos puede ser una nueva piedra en el camino. Aunque la suerte para todos los grupos de la oposición es que si el actual alcalde no es reelegido, se deberá más a sus propios errores y que al desgaste que le causen sus oponentes.

Paco Alcántara (El día de Valladolid) (19/XII/06)

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