lunes, 7 de marzo de 2011

La caja negra de la sucesión, en los Estatutos del PSOE. Por Antonio Casado

Sobre el PSOE llueven las malas noticias. La cruzada contra las encuestas no está funcionando. Zapatero no remonta. Y los mercados le alejan más todavía de sus electores por cuenta de un plan de ahorro energético de dudosa eficacia, contradictorio y mal explicado. En éstas, el mensajero amigo pone al Gobierno y a los socialistas frente al espejo de una nueva encuesta sobre intención de voto. Casi 16 puntos de desventaja respecto al PP.

Como el que no se consuela es porque no quiere, eso refuerza las tesis de quienes se acogen a la ley del péndulo como tabla de salvación de cara a las elecciones generales. Son los que sostienen que una barrida del PP en las municipales y autonómicas del 22 de mayo actuaría como despertador de los votantes socialistas de cara a las elecciones generales de 2012.


Entre ellos no está Zapatero, claro. Su método viene algo más elaborado que la mera apelación a la ley del péndulo, aunque con la que está cayendo no es mucho más fiable. Son tres mandamientos. El primero, las siglas deben estar por encima de las personas. El segundo, defensa de la operación reformista de un Gobierno dispuesto a sacrificarse por el bien de España. Y tercero, voluntad de ganar en las urnas.
«En todo caso, lo que sí tiene claro Zapatero, y así lo ha dicho para quien lo quisiera oír, que la sucesión se hará por los normales cauces estatutarios.»
Es la doctrina con mensaje explicada por Zapatero ante el Comité Federal del PSOE, reunido este sábado al solo objeto de aprobar las listas para las elecciones territoriales del 22 de mayo y los presupuestos del partido. Apenas diez minutos de doctrina desganada que no respondió al precalentamiento de vísperas. Muchos dirigentes regionales habían viajado con el morbo de que el jefe, por fin, anunciase sus intenciones respecto a la cabecera del cartel electoral para las generales de 2012.

Un nuevo chasco. Aún no toca. Salvo que las intenciones fueran las de repetir candidatura, en cuyo caso cualquier momento es bueno para eliminar un factor de incertidumbre. Como todo invita a pensar que la intención es quitarse del medio, el momento de anunciarlo no puede ser cualquiera. De ninguna manera antes de las elecciones de mayo, por no entregar al adversario durante casi un año la figura de un presidente del Gobierno provisional.

En todo caso, lo que sí tiene claro Zapatero, y así lo ha dicho para quien lo quisiera oír, que la operación se hará por los normales cauces estatutarios. Así que, por encima, o al margen, de la marea especulativa, se abre paso el artículo 30 de los Estatutos del PSOE. Ahí está la caja negra del debate sucesorio que Zapatero y Rubalcaba quieren retirar de la agenda hasta que llegue el momento de abrir la caja.

Dice así: “El Congreso Federal se reúne ordinariamente entre el tercer y cuarto año desde la celebración del congreso ordinario anterior”. Recuerdo que el anterior se reunió los días 4, 5 y 6 de julio de 2008. Quiere decirse que a partir del 6 de julio de 2011 ya se puede convocar un congreso ordinario que, entre otras cosas, debe ratificar al secretario general (y su ejecutiva) o elegir uno nuevo (o una) entre uno o varios aspirantes, como ocurrió en el congreso que Zapatero ganó frente a José Bono, Rosa Díez y Matilde Fernández.


El Confidencial - Opinión

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