miércoles, 16 de marzo de 2011

El patriota. Por Alfonso Ussía

Lo ha dicho Jesús Eguiguren, el presidente del PSE. Cuando habla Jesús Eguiguren a servidor se le taponan las cocochas. Nos ha hablado de patriotismo. Eguiguren es el mismo que ha reconocido lo bien que se lo pasa y la buena sintonía que mantiene con Otegui o «Ternera» cuando comparten unos potes y recuerdan anécdotas de su juventud. Entre las anécdotas más significativas de la juventud de «Josu Ternera» destaca la de ordenar la comisión del atentado con coche-bomba junto al cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza. Doce muertos, entre ellos, cinco niñas, hijas de guardias civiles, que se disponían a ir al colegio. Anécdotas, sucedidos, camaradería.

Jesús Eguiguren nos ha querido dar una lección de patriotismo. Lo que no sabemos es a qué Patria se refiere. Ha dicho que todos aquellos que entorpezcan la legalización de «Sortu» son antipatriotas. Me han llamado de todo en esta vida pero me faltaba este insulto. Soy un profundo antipatriota. No sólo no deseo la legalización de «Sortu» sino que aspiro a que el peso de la ley caiga sobre muchos de sus dirigentes. No se pasa de proetarra a bondadoso y pacífico ciudadano en apenas dos meses. Eguiguren ha establecido que son antipatriotas muchos millones de españoles. Para Eguiguren, hay en España muchos más antipatriotas que patriotas como él, defensor de una Patria que aún no está del todo definida. Y siguiendo el extraño giro de su partido –el PSOE en versión vasca–, se ha sumado a una patriótica solicitud. Que las víctimas del terrorismo sean generosas con «Sortu» y su buena predisposición. Curiosa petición patriótica. Las víctimas del terrorismo de la ETA no han podido ser más generosas de lo que han demostrado ser. Justicia y no venganza. Eso es generosidad y civismo. Pero el patriota quiere más. Quizá que el hijo de un inocente asesinado por la ETA se abrace públicamente con Rufino Echevarría, o Tasio Esquicia, o Usabiaga, el cuidador de madres, o el mismo «Ternera». En ese caso, el hijo del asesinado se convertiría inmediatamente en un patriota como Eguiguren.

Jamás he llegado a ubicar correctamente en el mapa la Patria de estos socialistas vascos. Sí la de Nicolás Redondo, o Buesa, e incluso creía haber encontrado la Patria de Pachi López, pero sus últimas declaraciones me indican que puedo estar equivocado. Pero nunca he encontrado en mapa alguno la Patria de Jesús Eguiguren, que por desgracia, no es la misma que la mía y la de una apabullante mayoría de españoles. Si oponerse a la legalización de un partido político estrechamente ligado con la ETA representa una postura antipatriótica, que venga Eguiguren y nos ofrezca su versión del patriotismo. No queremos en nuestras instituciones democráticas a cómplices de asesinos. No queremos en nuestras instituciones democráticas a terroristas. No queremos en nuestras instituciones democráticas a quienes aún no han pedido perdón por ensangrentar España durante cuarenta años. No queremos creernos el súbito cambio de actitud de esa pandilla de indeseables, incapaces de condenar los crímenes de mil inocentes y las ruinas morales y anímicas de sus familias. Tiene que pasar mucho tiempo para que las cloacas del entorno del terrorismo puedan ver la luz. Mucho tiempo sin la ETA, sin Batasuna y sin «Sortu». Algunas generaciones. Los antipatriotas, según Eguiguren, somos muchos millones de españoles que tenemos una Patria, un Estado de Derecho y una Constitución que nos garantiza la libertad. Se llama España. Si Eguiguren es de otra Patria, que se la busque por donde le apetezca, y si la encuentra, que la disfrute. Sin insultar.


La Razón - Opinión

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