miércoles, 12 de enero de 2011

¿Hasta dónde se ha entrampado este Gobierno con ETA? Por Federico Quevedo

ENCABEZAMIENTO

Diga lo que diga Alfredo Pérez Rubalcaba, el comunicado hecho público ayer por la pandilla de canallas es una mala noticia. Y lo es, además, para el Gobierno de Rodríguez que esperaba un comunicado bien distinto a este, y ese era el objetivo de las negociaciones que el Gobierno venía manteniendo a través de terceros, incluidos los mediadores internacionales, con el brazo político de ETA, que también es ETA, recuérdese. Es cierto que todo lo que signifique que los asesinos dejan de matar, aunque sea temporalmente, es un alivio, pero lo cierto es que ETA hace ya tiempo que había dejado de matar, bien por estrategia, bien por debilidad, y que esa decisión de dejar de matar se confirmó en su comunicado tras el verano. De hecho, lo que hace en este nuevo comunicado no es más que reafirmar el anterior y, eso sí, concretar sus exigencias para que el alto el fuego sea permanente. Por eso, insisto, el comunicado es una mala noticia: en primer lugar porque no da el paso que todos queremos que de, es decir, su rendición y, en segundo lugar, porque plantea dudas muy serias sobre la actitud del Gobierno respecto a ETA y su entorno.

Y es que el comunicado de la pandilla de canallas dice esencialmente dos cosas que caben extraer de entre toda la parafernalia lingüística que habitualmente utilizan estos desalmados:

Primera: ETA probablemente haya tomado conciencia de que lo que ellos llaman lucha armada, es decir, el crimen y la extorsión, no les lleva a ninguna parte y de que necesitan la vía política para poder mantener vivos sus objetivos. Pero, al mismo tiempo, ETA se siente fuerte, lo suficiente como para poner condiciones al abandono, incluso temporal, de su actividad criminal, y esa fortaleza no le viene de dentro, sino de la debilidad del Gobierno de la nación y la necesidad que tiene Rodríguez de ofrecer algo positivo a la opinión pública para remontar en las encuestas.

Segunda: Como consecuencia de lo anterior, ETA le recuerda al Gobierno que ya hubo una negociación anterior, y le exige retomarla donde la dejaron, es decir, en las exigencias de autodeterminación y derecho a decidir de los vascos, de reconocimiento de la territorialidad de eso que ellos llaman Euskal Herria y que incluye Navarra, el referendum de independencia y la no persecución policial ni judicial. Dicho de otro modo, el premio gordo después de casi cincuenta años matando.

A este comunicado de la pandilla de canallas solo cabía una respuesta por parte del Gobierno: mandarles a la mierda. Pero, lejos de eso, en apenas dos minutos de comparecencia ante los medios de comunicación el Virrey Rubalcaba ofreció la imagen de un Gobierno acabado que ni siquiera tiene fuerza para decirle a ETA lo único que le puede decir, y en lugar de eso AFR comenzó a jugar con las palabras y las expresiones para decir lo que no quería y no decir lo que quería, que era una manera de transmitirle a ETA que el comunicado no era suficiente pero que, aún así, iban a seguir esperando y, mientras tanto, seguían y siguen abiertas las vías de negociación, porque en el fondo de esto es de lo que se trata. Ojala yo me equivoque, y si lo hago lo reconoceré, no les quepa la menor duda, pero tengo para mi que a pesar de lo que el Gobierno califica de “insuficiente” respecto del comunicado, en las próximas semanas vamos a ver como el Ejecutivo deja que al final ETA esté presente en las elecciones municipales del mes de mayo.

¿Porqué? Tengo la impresión de que la negociación que Rodríguez mantuvo con la pandilla de canallas durante la pasada legislatura, y que eufemísticamente se llamó ‘proceso de paz’, fue más lejos de lo que cualquier Gobierno podía permitirse, y que eso le tiene, dicho en román paladino, cogido por los bemoles, no solo porque ETA posea copias de las actas que se levantaron de aquellas reuniones, sino porque puede que algunos compromisos fueran más fuertes de lo que aparentaban. Por eso no me convence la supuesta firmeza del Gobierno. No es tal. Y la prueba de que no lo es está en la propia actitud del Gobierno respecto de ETA-Batasuna, permitiendo que negocie con EA y con Aralar la presentación de listas conjuntas, y organizando manifestaciones multitudinarias en las que se reclama amnistía para los asesinos y, en definitiva, devolviéndole la iniciativa que habían perdido. Por eso, insisto, creo que al final el Gobierno va a ceder y ETA va a encontrar el camino para volver a las instituciones, para humillación de las víctimas y del resto de la sociedad.


El Confidencial - Opinión

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