sábado, 29 de enero de 2011

Espías en la mancha. Por M. Martín Ferrand

Está claro que Rubalcaba, aunque sea ministro de Interior y esté cerca del CNI, no sabe mucho de espías.

AUNQUE la experiencia demuestra la afición del poder socialista a mirar por el ojo de las cerraduras ajenas, pienso que María Dolores de Cospedal ha traspasado la raya de las buenas maneras al afirmar que el PSOE de Castilla-La Mancha ha desplegado un número indeterminado de detectives privados para espiar a los notables del PP en la circunscripción. A la pluriempleada secretaria general del partido de la gaviota le gustaría saber «si el dinero con que se paga a los detectives» procede de la Junta o de las cuotas de los afiliados. Si, como supongo, las sospechas de De Cospedal son fundadas y evidentes, mejor haría la candidata a la presidencia de la Autonomía en llevar el asunto ante el juez y no presentarlas como inquietud en una reunión del partido que, en vísperas electorales, podría tener más de demonización del adversario que de frío análisis de la realidad. En cuanto a lo del pago, hemos llegado a un relajo ético generalizado que tiende a matizar poco. O nada.

Tratándose del lugar del que se trata, quizá sería útil reclamar la asistencia de Plinio, el guarda municipal de Tomelloso al que Francisco García Pavón convirtió en detective y abrió un capítulo rural en la novela negra española. Está claro que Alfredo Pérez Rubalcaba, aunque sea ministro de Interior y esté cerca del CNI, no sabe mucho de espías. Cuando fue ministro portavoz con Felipe González, en el apogeo del GAL, negó siempre la más mínima conexión entre tan siniestro grupo de terrorismo de Estado con el Gobierno y, de hecho, debió de ser de los pocos que no supieron del negro vínculo entre los actores de la violencia y los cargos gubernamentales —José Barrionuevo, Rafael Vera, ...— que les alentaron y financiaron. Si no advirtió algo tan grave, ¿cómo ha de estar ahora al corriente de un espionaje menor, «de provincias»?

Exista o no el espionaje manchego que dice De Cospedal y que, páguelo quien lo pague, carece de sentido pragmático, es notable el caso por lo que tiene de constante en la política del PP. En el fragor del drama del paro, con 4,7 millones de problemas humanos graves a la vista, y mientras se cuece —¡fuera del Parlamento!— una reforma de las pensiones que, de hecho, supone una reducción del 20 por ciento de su cuantía, lo que le interesa al número dos del partido, al menos en su ademán, es un caso chusco de espionaje hipotético que, si se confirma, descalificaría a los promotores de la disimulada vigilancia por cuanto ésta pueda tener de inútil y ridícula. Cuando se debate sobre el número de ángeles que cabe en la cabeza de un alfiler es inevitable que lleguen los turcos y tomen Constantinopla.


ABC - Opinión

0 comentarios: