jueves, 14 de octubre de 2010

Milagro en la Atacama

La eficacia de las autoridades, la profesionalidad de los técnicos y el temple de los mineros atrapados se conjugan en un final feliz.

POR desgracia, no es frecuente que las buenas noticias aparezcan en los grandes titulares de los medios informativos. Sin embargo, hoy el mundo entero se congratula por el éxito en el rescate de los mineros chilenos.

El pozo San José, el campamento Esperanza o la cápsula Fénix acaparan portadas y comentarios, mientras Chile ofrece una imagen de unidad y solidaridad ante la tragedia que refuerza la cohesión social y el propio sentimiento patriótico. La eficacia de las autoridades, la profesionalidad de los técnicos y el temple de los mineros atrapados se conjugan en un final feliz para las 33 personas que han sobrevivido a 700 metros de profundidad ante la angustia de familiares y amigos. Al margen de cualquier consideración partidista, es notorio que Sebastián Piñera se apunta un éxito político no sólo por la buena organización de los equipos de rescate, sino también por haber mantenido una actitud prudente al dejar a los expertos la dirección de las operaciones.


El aspecto humano del rescate merece una valoración muy positiva. Cada uno ha colaborado en su tarea al servicio del interés común, sin egoísmos oportunistas y con un elogiable espíritu de solidaridad. De cara al futuro, es imprescindible —en Chile y en otros países— que se refuercen las medidas de seguridad necesarias para evitar que se produzcan este tipo de situaciones dramáticas. En el ámbito internacional, es llamativo cómo ha llegado a calar un profundo sentimiento de apoyo a los mineros y al pueblo chileno, que demuestra la posibilidad de movilizar a la opinión pública al servicio de una buena causa. El papel de los medios de comunicación en la sociedad global merece una reflexión a fondo. En efecto, es preciso encontrar criterios que permitan un equilibrio razonable entre el derecho a informar y el derecho a preservar la intimidad de las personas en circunstancias tan complejas. En todo caso, hoy lo importante es expresar la satisfacción de todos por este auténtico «milagro» de Atacama que hace felices a millones de personas a lo largo y ancho del planeta. También la sociedad española ha seguido al minuto los acontecimiento, ofreciendo una plena colaboración y mostrando la natural cercanía afectiva hacia un país hermano.

ABC - Editorial

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