jueves, 14 de octubre de 2010

A los progres no les gusta recibir de su propia medicina. Por Federico Quevedo



¡Hay que ver cómo se han puesto! Les ha hervido la sangre, se les han encendido las entrañas, los ojos se les han salido de las órbitas… No pueden soportar recibir una dosis de la misma medicina que ellos recetan para los demás. No pueden porque, en el fondo, de demócratas tienen lo que yo les diga, o sea, nada, y como se creen con derecho de pernada sobre la libertad de los demás y van por la vida de castigadores repartiendo certificados de demócratas solo a aquellos que les bailan el agua -mientras ellos estrechan lazos y abrazos con cuanto asesino político en serie puebla las repúblicas bananeras del mundo mundial-, no aceptan que, por una vez, sean ellos el objeto de la protesta ciudadana.

Ellos, ya saben ustedes a quienes me refiero, sí pueden retorcer, manipular y pervertir una jornada tan clave como la de reflexión antes de unas elecciones enviando a los suyos a las puertas de la sede del PP al grito de “¡Aznar, asesino!”, porque eso es un ejercicio de libertad de expresión al que no hay que poner puertas… Pero si se trata de gente que aprovecha el único acto público en el que se puede ver al presidente Rodríguez -porque ya se ocupa él de evitar ser visto los otros 364 días del año-, para expresar su profundo malestar por la situación el país y pedir su dimisión, entonces estamos hablando de un grupito de fachas a los que hay que callar.


Pero resulta que el grupito de fachas son, en realidad, millones de españoles que están de Rodríguez hasta los bemoles y que manifiestan su desagrado hacia el presidente del Gobierno allá donde buenamente pueden hacerlo. Y si el único lugar y momento en el que pueden dar rienda suelta a su cabreo es en la Fiesta Nacional, pues allá que van a gritarle a Rodríguez que se vaya, y lo hacen en nombre de una inmensa mayoría de ciudadanos hartos de este personaje. Y eso, les guste o no a los progres de turno, a los enemigos de la libertad, es también un ejercicio de democracia.

Por eso tampoco entiendo que el Príncipe heredero y su santa esposa entren en el juego progresista de protestar por la protesta… No, Señor, si es usted la representación institucional de todos los españoles, lo es también de esos que el martes silbaron y abuchearon al presidente Rodríguez en número y tono muy superior al de otros años, y como institución que se supone debe unirnos a todos bajo un mismo paraguas, debería al menos haberse mantenido al margen de la polémica sin expresar opinión alguna al respecto. Y lo digo porque, entre otras muchas cosas, cada gesto de ese tipo que hace esta Monarquía, gesto de condescendencia hacia la izquierda totalitaria y radical, le aleja un poco más del ya escaso número de monárquicos convencidos que habitan este país, y no precisamente en esas filas.

Antidemocrática censura

Pero volviendo al caso que nos ocupa: resulta que nuestra tan democrática izquierda gobernante, en vista de que los pitidos y abucheos a Rodríguez se suceden cada año y que en esta última edición ni siquiera con trampas se ha librado el ínclito de la pitada, ha decidido proponer una reforma de los actos del Día de la Hispanidad para evitar que estos sucesos se repitan. ¿Por qué? Si no hace falta reformar nada, basta con que se vaya Rodríguez, y se acabarán los pitos. Y, además, ¿qué van a hacer? ¿Repartir bozales en los accesos al desfile? ¿Poner multas a quien grite? ¿O, simplemente, impedir el acceso a todo aquel que tenga pinta de facha porque lleve una bandera de España en la mano?

Cualquier cosa puede salir de la calenturienta mente de estos cavernícolas que todavía no han comprendido que ellos pueden llamarnos fachas a los que protestamos, pero que son ellos los que con su antidemocrática censura de las libres expresiones ciudadanas de malestar actúan como vulgares herederos de lo peor del totalitarismo, llámese fascismo, nazismo o estalinismo, que me da exactamente igual.


El Confidencial - Opinión

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado Federico. Nunca antes había leído un post en Internet que expresase de manera tan clara y de igual forma mis propios pensamientos. Y por desgracia para nuestra querida España (y digo esto obviamente pensando que no soy el único que quiere a este país, aunque en ocasiones parece que esto sea poco menos que un "pecado"), lamentablemente todo lo que has descrito es cierto y que la mayoría de aquellos que generalmente presumen y se enorgullecen de llamarse a sí mismos, demócratas, tolerantes y poco menos que protectores de la libertad, demuestran continuamente con sus actos que son justamente lo contrario y que se dedican continuamente a perseguir, insultar y poco menos que lapidar si me permites la expresión, a todo aquel que no piense como ellos o que cuestione lo más mínimo a sus dirigentes o sus ideas.

P.D. Hoy mismo he comprado un libro escrito por ti y también he encontrado este post buscando información en Internet y sólo se me ocurre decir... gracias por escribir y decir la verdad aunque a muchos les duela oirla.

Atte. Ricardo Sancho. Ciudadano Español orgulloso de serlo.