lunes, 16 de agosto de 2010

¿Impuestazo el 15 de agosto?

En la agenda del Gobierno para el próximo ejercicio figura señalado en rojo la subida de los impuestos como un instrumento esencial de las políticas de ajuste fiscal. Hasta ahora el Gobierno ha sido más bien opaco a la hora de trasladar detalles sobre el alcance de la propuesta en un intento de contener el debate y diluir en lo posible el desgaste social y político de la iniciativa. José Blanco aportó ayer algunas matizaciones y reflexiones que alteran sustancialmente el discurso oficial mantenido sobre este asunto hasta la fecha. Blanco aseguró que los impuestos españoles son «muy bajos» y apuntó que hay que «homologarlos» a la media de la Unión Europea, con el objetivo de lograr servicios e infraestructuras «de primera». Y planteó una reflexión a los españoles para sostener su juicio: «La pregunta que siempre se tienen que hacer los ciudadanos es si queremos unos servicios públicos de primera o unas infraestructuras de primera, tendremos que tener también impuestos homologables a los de los países europeos». Hasta esta aparición de José Blanco en plena festividad de agosto, el Gobierno había limitado con insistencia el incremento fiscal a las rentas más altas, algo que tras escuchar al ministro hay que dejar como mínimo en suspenso.

Sea o no otro globo sonda de los habituales del Ejecutivo, o sea, otro paso para desbrozar el camino en la liturgia previa a una decisión que evidentemente será impopular, el argumento de José Blanco resulta muy poco convincente y creíble para justificar nuevos impuestos. Lo prioritario en la reforma fiscal que está por llegar es si ayudará a la economía española en su imprescindible recuperación, en definitiva, si incentivará la actividad o no. Hablar de impuestos de primera para infraestructuras y servicios de primera en un país con cuatro millones y medio de parados casi parece una frivolidad y, desde luego, parece poco acertado. Habría también mucho que discutir sobre los juicios de valor del ministro y sobre sus verdades dogmáticas. Decir que los españoles y las empresas pagan muy pocos impuestos, sin entrar a evaluar otros parámetros económicos y circunstancias sociales de este país, es un análisis simplista que únicamente responde a la consabida habilidad política de José Blanco.

Existe una opinión mayoritaria entre los expertos y los servicios de estudios más prestigiosos en que las subidas de impuestos en general, y en épocas de crisis en particular, agostan la actividad y el consumo, y ralentizan la economía. El Gobierno tiene como principal objetivo el de aumentar rápidamente los ingresos públicos para hacer frente a las exigencias de un déficit y una deuda disparados como consecuencia de una falta de austeridad pública irresponsable. En todo caso, las políticas de ajustes impuestas por Europa serán insuficientes para corregir los desequilibrios si Gobierno y comunidades autónomas no cierran el grifo de una vez por todas. El Gobierno se equivocará si apuesta por un impuestazo que retraerá y no alentará el flujo de los capitales. Será otra muesca más en una extensa relación de decisiones erradas.


La Razón - Editorial

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