La encuesta del CIS debería mover a la reflexión de una clase política cuyos intereses se alejan con cierta frecuencia de la opinión generalizada entre sus electores.
CRECE a pasos acelerados la desconfianza ciudadana en el Estado autonómico como modelo de organización territorial. Así se desprende de una encuesta del CIS, que refleja el distanciamiento de muchos españoles hacia un sistema que —según esta opinión mayoritaria— no ha conseguido encauzar las reivindicaciones nacionalistas y que, además, resulta insostenible en tiempos de crisis. La valoración negativa se acentúa en el caso de los votantes del PP, con una espectacular caída de 23 puntos porcentuales respecto a la encuesta anterior, de 2005, pero también es llamativo el descenso de diez puntos entre quienes se declaran votantes del PSOE. Unos y otros comparten una clara preferencia por la identidad nacional sobre la regional (88 por ciento en el caso del PP y 75 para el PSOE), y resulta significativo el número abrumador de encuestados (95 y 89 por ciento, respectivamente) que se manifiestan «orgullosos» de ser españoles.
Otro dato que abunda en el mismo sentido es el rechazo de dos de cada tres encuestados a que su comunidad obtenga un grado superior de autonomía, frente a solo el 16 por ciento que reclaman más autogobierno. Esta encuesta debería mover a la reflexión de una clase política cuyos intereses se alejan con cierta frecuencia de la opinión generalizada entre sus electores. Mucha gente está irritada con el soberanismo de algunos y el despilfarro de muchos, y reclama por ello una racionalización del modelo autonómico, que se ha desviado del equilibrio establecido por la Constitución entre el poder central y los poderes territoriales. La opinión pública tiene muy claro que no son admisibles la duplicidad de órganos políticos y administrativos ni la utilización de los recursos de todos al servicio de proyectos egoístas e insolidarios.
ABC - Editorial
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