viernes, 7 de mayo de 2010

Mal + Mal = Peor. Por M. Martín Ferrand

EUROPA está cansada hasta de sí misma, sin memoria de sus viejos resplandores imperiales y absorta en una crisis que se alimenta por sí sola.

Como ayer recordaba Guy Sorman en La Tercera de ABC, «el euro que debe Grecia se lo debe en realidad a un banco alemán o francés». ¿Tratamos ahora de ayudar a los griegos en sus dificultades o corremos en socorro de un sistema financiero continental instalado en el confort que le produce la protección continua y, por si fuera poco, también la de sus Estados vecinos asociados? Cuando cada palo no aguanta su vela, la embarcación se escora y tiende a naufragar. Como también decía Sorman en tan lúcido artículo, todos los Estados europeos han sido gestionados «a lo socialista», en contra de la esencia liberal que germinó la Unión, y de ahí buena parte de los males.

El mercado -tan perverso como quiera verlo la izquierda pero tan inevitable como acredita el fracaso de todas las ideologías que nacieron para negarle- conlleva el premio de un beneficio que se legitima y compensa con la posibilidad de un fracaso total. Si, en un sospechoso paternalismo público, el riesgo desaparece incluso como hipótesis, estaremos hablando de otra cosa. Algunos nos sentiríamos más tranquilos con supuestos diferentes: los de la responsabilidad, incluso penal, de los gestores de las grandes instituciones financieras -normales como los bancos o atípicas como las cajas, que de momento no tienen dueño- y en la asunción de que el fracaso es siempre efecto de una causa penosa.

La actual situación de nuestras Cajas, tan grave que un encuentro entre Zapatero y Rajoy puede consagrarse a las fórmulas de su salvación con prioridad al paro y otras facetas económicas y políticas de las crisis en presencia, se aliviaría mucho si llegáramos a ver, camino de los penales correspondientes, una cuerda de presos formada por quienes, por acción o por omisión, al servicio de la política regional o de sus propios intereses, las destrozaron y desvirtuaron. La fórmula consensuada para su salvación, fundamentada en la concentración de los monstruos no llevará a ninguna parte. Dos Cajas calamitosas -o tres, o cuatro- reunidas en una de mayor dimensión darán paso a una gran Caja inmensamente calamitosa. No hay antecedentes de que la suma de males genere un bien. Por socialdemócrata que sea carece de sentido el afán perpetuador de fórmulas de probada ineficacia.


ABC - Opinión

0 comentarios: