sábado, 29 de mayo de 2010

El mundo según Obama

EL nuevo concepto estratégico de seguridad que acaba de aprobar el presidente Barack Obama ha sido diseñado según el estilo más tradicional del Partido Demócrata, que esencialmente consiste en minimizar el papel en el mundo de unos Estados Unidos que se repliegan sobre sí mismos.

Para Obama, el país más poderoso del planeta ha alcanzado el límite de sus fuerzas al llevar a cabo dos guerras simultáneas -Irak y Afganistán-, y su mayor interés ahora no pasa por considerar las alternativas para superar esos límites, sino por evitar una nueva prueba de este calibre. En efecto, al abandonar el principio genérico de lucha contra el terrorismo, Estados Unidos se resigna a constreñir su espacio esencial a sus propios límites geográficos, dando por hecho que ciertos elementos de la influencia norteamericana en el mundo se van a difuminar. El planteamiento podría resultar positivo si en el escenario internacional no hubiera fuerzas indeseables, dispuestas a apresurarse a ocupar los espacios que Estados Unidos acepta abandonar.

Las invocaciones a la diplomacia y el multilateralismo son necesarias, pero no representan un camino infalible para resolver conflictos con fuerzas que no tienen la menor intención de utilizar estos medios civilizados para imponer sus intereses. Aceptar el mundo como es representa también aceptar que existan dictaduras inmorales y fuerzas que tratan de imponer principios intolerables y no hacer nada para derrotarlas.

Los redactores de este informe se han dejado convencer por los viejos estereotipos del antinorteamericanismo de salón, porque nadie quiere que Estados Unidos se convierta en la única superpotencia dominante sobre el mundo. Su papel debe ser, sin embargo, el del núcleo duro de la coalición universal de valores que el mundo libre debe defender para garantizar su supervivencia. Y en este objetivo Barack Obama no puede considerar que los norteamericanos están solos, porque en la defensa de la libertad tendrán siempre aliados, ni que es aceptable abandonar a los millones de personas que en cualquier parte del mundo confían en los ideales que representan y defienden los Estados Unidos.


ABC - Opinión

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