sábado, 29 de mayo de 2010

El calvario del Gobierno

LA traumática victoria conseguida por el Gobierno para las medidas de reducción del déficit público no ha sido su última batalla parlamentaria, sino la primera de otras muchas en las que se va a jugar su estabilidad.

Bien es cierto que ayer el PSOE descartó el adelanto electoral, como no podía ser de otra manera, porque los socialistas no van a dar cuartel a las críticas que está recibiendo el Gobierno. Sin embargo, el PSOE tampoco va a ser quien decida en última instancia, sino que lo será la deriva de la situación a corto plazo, porque el Ejecutivo no tiene autonomía política. En esas previsiones inmediatas que penden sobre el Gobierno hay dos que volverán a actuar como banco de pruebas para su estabilidad. Por un lado, el llamado «techo de gasto», que ayer el Consejo de Ministros cifró para 2011 en un 7,7 por ciento menos que en 2010. Ahora bien, la última palabra estará en el acuerdo con las demás administraciones públicas -comunidades autónomas y ayuntamientos- y los demás grupos en el Congreso y el Senado, donde el PSOE sabe que se han formado unas mayorías negativas contra la política económica del Gobierno. Si el techo de gasto público, al que se llega después de que se fije por el Parlamento el objetivo de déficit para 2011, es la antesala de los Presupuestos Generales, la oposición del PP y de Convergencia i Unió, más la previsible del PNV, deja con pocas esperanzas al Ejecutivo. Y sin Presupuestos, se acabó la legislatura. La duda de Zapatero en este momento es saber con quién puede pactar su política presupuestaria, consciente de que ya no es posible conciliar posiciones antagónicas. A su derecha y a su izquierda hay desconfianza y rechazo. Este es el fruto de no haber asumido unas directrices de gobierno reconocibles en una política económica bien planificada y con objetivos concretos.

La segunda encrucijada es la reforma laboral, a la baja si se pretende que sea consensuada, visto el cruce de descalificaciones entre sindicatos y empresarios. Comisiones Obreras y UGT anuncian una huelga general si la reforma les es impuesta por el Gobierno, lo cual es la única opción que queda ante la falta de acuerdo social. Y además tendrá que ser una reforma muy profunda del mercado laboral, porque el Gobierno no quiso hacerla cuando pudo haber sido menos traumática. Ahora lo será, pues las previsiones del Gobierno, anunciadas ayer, confirman más paro y menos crecimiento en los próximos años.

ABC - Editorial

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