viernes, 15 de mayo de 2009

UN EMPATE QUE VALE PARA RAJOY Y ZAPATERO

LOS RESULTADOS de la encuesta que hoy publica EL MUNDO sobre el debate del estado de la Nación arrojan un empate que probablemente Zapatero y Rajoy interpretaran de distinta manera. El presidente del Gobierno podría decir que ha salido bien parado en una situación extraordinariamente adversa, ya que acudía al Congreso con cuatro millones de parados y la mayor crisis económica que se recuerda. Pero Rajoy también podría darse por contento con este empate, ya que el veredicto de los medios de comunicación de ayer le era desfavorable en conjunto.

La encuesta de Sigma Dos arroja que un 36,2% cree que ganó Zapatero y que otro 35,6% piensa que Rajoy estuvo mejor. Sólo seis décimas de diferencia, que es precisamente la ventaja electoral que aparecía en la última encuesta del CIS.


El líder del PP puede incluso ver más aspectos positivos, ya que el 83% de su electorado declara que estuvo mejor que Zapatero, mientras que el líder socialista sólo logró conectar con el 66% de sus votantes. Rajoy gana también con una pequeñísima ventaja al presidente en el segmento de ciudadanos que califican de «bien» o «muy bien» las intervenciones de anteayer.

Entrando en unas valoraciones más concretas, Zapatero venció en «brillantez» y «capacidad de comunicación», mientras que Rajoy estuvo más «convincente», más «agresivo» y menos «demagogo» que su adversario.

Si analizamos la comparativa de todas las encuestas de los debates entre Zapatero y Rajoy, se trata del primero en el que el líder del PP obtiene un empate. Los dos cara a cara preelectorales los ganó Zapatero, al igual que las tres anteriores citas del estado de la Nación. En 2007, la última, Zapatero venció por 12 puntos de diferencia.

Desde este punto de vista, Rajoy podría estar satisfecho con el empate, pero a nadie le cabe duda de que ha dejado pasar una gran ocasión para desnudar las carencias de Zapatero ante la opinión pública. El principal fallo de Rajoy -casi todos analistas coinciden en ello- es no haber preparado bien su primera intervención, en la que, en lugar de descalificar genéricamente la política del Gobierno, debería haber desmontado una por una las propuestas del presidente.

Examinadas con mayor distancia, no dejan de ser unos parches que van a solucionar muy poco. El Gobierno sigue sin proponer medidas que reactiven la economía y la inversión, mientras se afana en aumentar el gasto público para acallar el descontento social.

La iniciativa más polémica es la eliminación de la deducción fiscal por vivienda a partir de 2011 para rentas superiores a los 24.000 euros, es decir, para todos aquellos que pueden comprar un piso. Mariano Rajoy anunció que el PP va a presentar hoy una propuesta en la que defiende no sólo que la deducción se mantenga sino que se eleve.

Está por ver que la supresión de esta ventaja fiscal surta efecto en el mercado inmobiliario, ya que los bancos siguen restringiendo el crédito y los precios de los inmuebles se resisten a bajar.

Pero más allá de la polémica generada por esta cuestión, Gobierno y oposición perdieron la última ocasión de llegar a un gran pacto de Estado para combatir la crisis. Rosa Díez abogó ayer por esta alternativa, pero Zapatero la rechazó una vez más.

En consecuencia, al Gobierno ya sólo le queda aplicar sus propias propuestas, que parecen absolutamente insuficientes para reactivar la economía. Si la reacción no llega en unos meses, Zapatero habrá perdido la poca credibilidad que le resta.

El Mundo - Editorial

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