Hablo de la secta que tenemos aquí en Occidente, más obsesionada con el Papa que la mayoría de los creyentes católicos. Sus militantes, devotos de la fobia antirreligiosa, afectos a toda la idolatría y al pensamiento único del izquierdismo, abominan del Papa de Roma más que Enrique VIII. Ahora dicen que Ratzinger es especialmente reaccionario. Del Papa Wojtyla decían todo tipo de pestes. En todo caso le prestan más atención al Papa que «L´Osservatore Romano». Y liderados por sus teólogos de cabecera, le dan muchísimos consejos al Pontífice sobre cómo modificar la Iglesia y sus reglas. Consejo de enemigo. Esta secta considera un fiasco la visita del Papa a Tierra Santa. Precisamente esto me induce a una inmersión llena de interés en los contenidos reales de este viaje tan complejo y difícil, en el que, más allá de la política, se dirimen cuestiones de teología y confrontación cultural que pueden tener una repercusión insospechada en nuestro futuro.
ABC - Opinión
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