lunes, 2 de julio de 2007

Gorriarán (Basta Ya) denuncia el "golpe de mano" en Ciutadans y el "virus sectario que nos infesta"

"...este es el sentido del golpe de mano dado en el congreso de Cd’s con el asunto del ideario: echar al ala liberal o ponérselo difícil estableciendo la identificación geométrica de ese partido con el famoso –y bastante lábil- “centro izquierda”: es el espacio teórico del PSOE y sus filiales, como el PSC. Una lamentable manifestación del virus sectario que nos infesta, si fuera así. Y un mal comienzo, nada creíble, para renovar el modo tradicional de hacer política."


Espacios ideológicos y espacios prácticos de la política (I)

Lo habitual es buscar la identidad de un partido político en lo que se conoce como “espacio político”, un continuum distribuido en cinco tramos lineales: derecha e izquierda, centro y extrema derecha y extrema izquierda. Sin embargo, esta aparente sencillez –casi, simpleza- se ve complicada por el hecho de todos los grandes partidos, o los que aspiran a serlo, se identifiquen o bien como de centro-derecha o como de centro-izquierda; dos sub-espacios crecidos como excrecencias de un centro vacío a consecuencia de la presión práctica de los hábitos electorales: esa parte de los votantes que suele decidir el resultado electoral no se considera extremista ni doctrinaria, sino centrada, y los partidos se avienen a ponérselo fácil centrándose a su vez.

Así pues, ubicarse en el centro es puro instinto de adaptación a la ecología electoral de las sociedades complejas. ¿Significa algo más esa etiqueta?: no lo creo. También se trata de ponérselo fácil a los periodistas, una profesión altamente partidaria de los encasillamientos. Pero hay una segunda utilidad, más obscura, de esa identificación voluntariosa del partido con el tramo centro-derecha o centro-izquierda: calmar a la competencia –tranquilos, no os disputamos el negocio- o echarla de la casa común –estáis de más. A falta de una información más detallada, me parece que este es el sentido del golpe de mano dado en el congreso de Cd’s con el asunto del ideario: echar al ala liberal o ponérselo difícil estableciendo la identificación geométrica de ese partido con el famoso –y bastante lábil- “centro izquierda”: es el espacio teórico del PSOE y sus filiales, como el PSC. Una lamentable manifestación del virus sectario que nos infesta, si fuera así. Y un mal comienzo, nada creíble, para renovar el modo tradicional de hacer política.

A estas alturas, empeñarse en que un partido nuevo se declare, como rasgo principal (porque si bien es aceptable ubicarse así en un lenguaje coloquial, no es lo mismo en el ideario), de “centro izquierda” (o de “centro derecha”, si se diera el caso), sólo tendría sentido si lo que se propusiera es la refundación de la socialdemocracia (o de la democracia cristiana o el conservadurismo liberal en el caso “centro derecha”). Es una idea respetable, pero conviene ser claros al respecto. Por mi parte, la veo inútil: lo que necesitamos son nuevos modelos de partido político, no la refundación de los modelos decimonónicos, que si están en crisis es, en gran medida, porque ni nuestra sociedad ni la política actual son las del periodo 1845-1950, cuando se definieron –más o menos- las grandes corrientes ideológicas cuyos herederos siguen dominando el tinglado, desde el socialismo “científico” (Marx, y luego la socialdemocracia) hasta la democracia cristiana, aparecida en Italia tras la guerra mundial.

¿Existe otro modo de imaginar y representar el espacio de un partido nuevo? Pues sí, pero para entenderlo hay que cambiar de modelo espacial. Puede ser una manía gremial, pero creo que merece la pena probar.

En lugar de una línea, imaginemos un espacio de tres dimensiones: un cubo. Una de sus aristas puede muy bien seguir siendo la famosa división izquierda-derecha, que se remonta a una tradición procedente de la revolución francesa y es bastante cómoda para algunas cosas: la izquierda es, en principio, partidaria de cambios rápidos (o de revoluciones decisivas), y la derecha de cambios graduales (o de ninguno en absoluto). ¿Y qué más?: podemos dedicar otro eje al contínuum progreso-reacción. Como explicó muy bien Fernando Savater en la cena-coloquio de Madrid, hay políticas progresistas y reaccionarias… tanto de izquierdas como de derechas. Por tanto, hay una clara distinción entre partido progresista y partido reaccionario, con independencia de la división derecha-izquierda. Que la palabra “progresista” esté viciada por el uso que se le ha dado estos años no justificaría prescindir de ella; lo mismo pasa con casi todo el léxico político. Por lo tanto, aceptemos que es significativo distinguir políticas reaccionarias y progresistas. El aumento de los impuestos indirectos, por ejemplo, es una política fiscal reaccionaria, pero en la práctica la han apoyado tanto el PP como el PSOE. Por el contrario, el aumento de las prestaciones sanitarias y educativas, que también han apoyado PP y PSOE, es una política progresista, en el sentido de que profundiza la igualdad de los ciudadanos, así como el incremento de la fiscalidad indirecta hace exactamente lo contrario: profundizar la desigualdad. La conclusión importante es que no basta con ser de centro-derecha o centro-izquierda para merecer el elogio o la censura de ser progresista o reaccionario.

¿Y el tercer eje del “espacio político”? Bueno, mañana podemos ocuparnos de eso: adelantemos de momento la hipótesis de que vincularía relativismo y pensamiento crítico. Complica las cosas, pero las hace mucho más interesantes y próximas a la realidad, si no me equivoco. Y por tanto, la posibilidad de comprenderla y corregirla.

Carlos Martinez Gorriarán en su Blog, 02-07-2007
Si el enlace no funciona, entre aquí:
http://www.carlosmartinezgorriaran.net

4 comentarios:

Anónimo dijo...
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Ciudadanos en la Prensa dijo...
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Ciudadanos en la Prensa dijo...
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