Ciutadans está en crisis. Ya no hay duda alguna. Los delegados que asistieron, ayer, al segundo Congreso del partido rechazaron, por un escaso margen, eso sí, el informe de gestión del presidente, Albert Rivera. Ahora la incognita se cierne sobre lo que sucederá hoy en la votación que debe elegir a la nueva dirección de la jovencísima formación política. Ciutadans está en crisis, es cierto, pero el término crisis no tiene porque ser, necesariamente, negativo. Una crisis es un cambio y así deben entenderlo tanto las bases como la actual dirección o la que se haga cargo del partido en el futuro; un cambio para conseguir que Ciutadans se sostenga sobre unos cimientos sólidos. Porque un partido de estas características no es que sea necesario en el panorama político catalán, es que es imprescindible. Sus responsables han cometido errores, sin duda. Las elecciones municipales no se afrontaron con la estrategia más adecuada, eso es cierto, pero no es menos verdad que, pese a presentarse en mucho menos territorio que en los comicios autonómicos, consiguió mantener una parte importante de los votos obtenidos el 1-N. Cuando todos los partidos tradicionales bajaban espectacularmente, Ciutadans se mantenía. Una demostración de que su presencia es necesaria.
El Mundo, 01-07-2007
El Mundo, 01-07-2007
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