martes, 3 de julio de 2007

Ciutadans ha muerto, viva el 'torracollons' del Parlament

“Ya sabe usted que Albert Rivera (un joven político prometedor: al igual que Mas o Montilla, vende convicciones como otros lavadoras o pisos, ya que su motivación principal es hacer carrera política donde sea, objetivo absolutamente lícito) logró sobrevivir. Pero no quiero que lo anecdótico oculte lo categórico: es una victoria pírrica porque Ciutadans es ya un cadáver político. Bien está.”

Arcadi Espada (50 años) habla en Madrid con el filósofo argentino Juan José Sebreli (77 años), que acaba de publicar El olvido de la razón: «Si hemos de rescatar a la izquierda del fondo de tantos abismos, ¿no sería mejor hacerse de derechas?». Sebreli dice que es un hombre de izquierdas, por agnóstico, antimilitarista y partidario de la libertad de los cuerpos.

El arriba firmante, más viejo que Espada aunque menos que Sebreli, está en un congresillo sevillano de nuevos narradores y hace suya la autodefinición del segundo, si bien se le antoja incompleta.En el congreso constata que lo nuevo es la faction. Se ha invertido la situación que satirizaba Tom Wolfe en El nuevo periodismo, años 60 del siglo pasado. Entonces los periodistas que sabían que el periodismo es literatura y sabían escribir publicaban reportajes sobre hechos reales en los periódicos mientras soñaban con que un día se encerrarían en La Cabaña a escribir La Novela (mayúsculas de Wolfe). Ahora hacen reportajes extensos sobre los horrores de la romería del Rocío, las corridas de toros en La Maestranza o las cofradías de Semana Santa. Pero los diarios y revistas no se atreven a publicarlos. Se convierten en libros y se venden disfrazados de novela, bendecidos por san Javier Cercas.

De eso hablaré otro día en otro lugar del periódico. Llegué a Barcelona y Ciutadans, partido nacido del empeño tozudo de Arcadi Espada, su escudera Teresa Giménez y una docena de secuaces entre los que me conté, celebraba en Hospitalet su primer congreso después del fundacional. Ya sabe usted que Albert Rivera (un joven político prometedor: al igual que Mas o Montilla, vende convicciones como otros lavadoras o pisos, ya que su motivación principal es hacer carrera política donde sea, objetivo absolutamente lícito) logró sobrevivir. Pero no quiero que lo anecdótico oculte lo categórico: es una victoria pírrica porque Ciutadans es ya un cadáver político. Bien está.
Lo dije en varios artículos cuando la entrada de Ciutadans en el Parlament se daba como altamente improbable: la única función de ese partido era legalizar la realidad, colar en el Parlament -donde nadie osaba siquiera hablar castellano- un par de moscas cojoneras que dijeran allí lo que llevaban un cuarto de siglo diciendo en reducidos, silenciados, vilipendiados, vergonzantes ámbitos resistencialistas: que la dictadura blanca de Cataluña era un atentado contra los derechos de las personas y que la izquierda era cómplice de esa hegemonía nacionalista. Que nunca -nunca- puede ser de izquierdas.
Objetivo cumplido. Antonio Robles y José Domingo, viejos resistentes pertinaces, fundadores de la Asociación por la Tolerancia, son ahora diputados. Y seguirán siéndolo aunque Ciutadans desaparezca, lo mejor que podría hacer. ¿Y luego? Luego esperando a Godot, esperar a ver qué pasa con el proyecto de Fernando Savater. El autor de Contra las patrias no puede ser españolista, estigma ostentado por algunos en Ciutadans y en cierto modo peor aún que el de catalanista.

Ivan Tubau - ivan.tubau@uab.es
El Mundo, 03-07-2007

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