viernes, 26 de enero de 2007

Adolfo Suárez, el consenso era él

El hombre del consenso pactó hasta con el diablo. ¿Existe una prueba mayor de sujeción a la concordia?, podrían aducir, 30 años después, los nostálgicos de la Transición.

Ignacio Zabala firma un reportaje en la revista Época de esta semana, en el que recuerda que el 9 de abril de 1977, dos meses antes de las primeras elecciones democráticas en España desde el final de la Guerra Civil, Adolfo Suárez González, el hombre elegido por Juan Carlos I para presidir el segundo Gobierno de la monarquía borbónica, desató la tormenta.

Aquel sábado santo rojo, término acuñado por el periodista Joaquín Bardavío, el presidente del Ejecutivo “cogió el toro por los cuernos”, como él mismo dijo. El “toro” no era otro que el PCE, la bestia negra de una de las dos Españas; y los “cuernos”, los de su entonces líder, Santiago Carrillo.

La legalización del PCE se produjo en plena Semana Santa, cuando los españoles estaban de vacaciones. Los Reyes se encontraban en Francia, en visita privada. Acompañado entonces sólo por Rodolfo Martín Villa (ministro de la Gobernación), el general Gutiérrez Mellado (vicepresidente primero para Asuntos de la Defensa), y Landelino Lavilla (ministro de Justicia), Suárez tomó la decisión más comprometida de la Transición. El impacto fue tremendo, especialmente, entre los militares.

Adolfo Suárez (Cebreros, Ávila, 1932) se apresuró entonces a cubrir la fulminante dimisión del indignado ministro de Marina, almirante Pita da Veiga, con la de su homólogo Pery Junquera; al mismo tiempo, requirió a Carrillo para que hiciese un gesto público de reconocimiento de la unidad de la patria, la bandera y la monarquía. Y el 14 de abril, aniversario de la II República, el PCE avaló nada menos que ¡la monarquía!

¿Qué dádivas obtuvo Carrillo a cambio de semejante claudicación? Dos, principalmente: la legalización de su partido y la amnistía vitalicia para los crímenes de Paracuellos del Jarama. Desde entonces, Carrillo se convirtió en uno de los protagonistas de la Transición, en el amigo del Rey y de Suárez. Surgió el mito.

Lea al reportaje completo en la revista Época.


Reportaje completo en Epoca.es
Periodista Digital (26/01/07)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y Zapatero, el disenso

Anónimo dijo...

Almirante Pita da Veiga, gallego de pro, hombre cabal