viernes, 15 de diciembre de 2006

La menestra XXL


¿De dónde habrá sacado Rodríguez Zapatero a la ministra Salgado? ¡Ah si! Que fue esta mujer la que envió en su día un tarjetón a Juan Luis Cebrián dictándole un artículo de opinión, que la osada recomendaba publicase el diario “El País”. El motivo: Esperanza Aguirre, a la sazón en aquellos momentos Ministra de Educación y Cultura del primer gobierno de José María Aznar, la iba a cesar como directora del Teatro Lírico, puesto por el que la esmirriada gachí se embolsaba nada más y nada menos que la friolera de más de veinte millones de las antiguas pesetas al año. Como para unas cuantas soluciones habitacionales, que Trujillo pixit et dixit.

Elena, pequeña pero berroqueña, protestaba tratando de evitar su cese. Al poco tiempo el periódico “independiente de la mañana” publicaba un artículo de opinión que coincidía totalmente con el tarjetón. Casualidades de la vida, que diría cualquiera de los que sostienen aún la versión oficial de los atentados del 11 de marzo.

Pues hete tú aquí que el 14 de marzo un tal Rodríguez Zapatero, alias ZP –al que ahora los malintencionados tildan como “ZD” (Zapatero dimisión)-, va y gana contra todo pronóstico y encuesta y por el motivo que todos conocemos las elecciones generales. Y nombra a Elena Salgado menestra de Sanidad. Porque Elena no es ministra. Es menestra. Por la manía que tiene de querer hacernos a todos los españoles el menú diario.

El primer año, es cierto, Elena pasó prácticamente desapercibida, dejando el mérito de servir como objeto de chanzas e indignación a sus compañeras Calvo Pixit y Trujillo Kellifinder. Pero un buen día, no se sabe bien por qué, a Elena le debió entrar algo así como un terrible ataque de envidia y se propuso demostrar al respetable que ella era más cuota que ninguna.

Ni corta ni perezosa, aprovechándose de la estulticia del PP, sacó adelante la totalitaria Ley de persecución al fumador. Ley que, además, le brindó la ocasión para arremeter durísimamente contra la Presidenta de la Comunidad de Madrid a la que parece que jamás perdonó aquella pérdida de pecunio. Llegó a decir que Esperanza Aguirre actuaba “contra la salud de los madrileños”. El caso, como no podía ser de otra forma, acabó en los Tribunales de Justicia. Y allí sigue.

Fueron muchos en aquellos días los ingenuos de buena fe que, engañados por el demagógico argumento del “es por el bien del ciudadano” y “nosotros sabemos lo que es bueno para ti”, apoyaron la aprobación de tan intervencionista y antiliberal ley. Y Elena, como bien anticiparon unos pocos, vio las puertas del campo abiertas. Que se preparen los ciudadanos. Ella, por su bien, les va a dictar lo que deben de comer. Y lo que deben de beber. Es decir, lo de Elena es socialismo en estado puro. Si Cabrera pretende educar a nuestros hijos en los valores que a ella le den la gana y si ZP pretende decirnos a los españoles lo que debemos de pensar, Salgado pretende dictarnos la dieta alimenticia.

Su primera víctima tiene nombre: “Whopper XXL”. Según denunció la intrépida Elena, la publicidad de esta enorme hamburguesa debía ser prohibida, no vaya a ser, horror, que alguien se la coma. Debe ser que Elena se piensa que los ciudadanos somos unos idiotas incapaces de responsabilizarnos por nuestros actos y sin capacidad alguna de elección.

Poco tiempo después de tan totalitaria arremetida la cadena americana, que no se cortó un pelo, sacó al mercado la Triple Whopper, aún más grande que la anterior. Y su anuncio, en el que aparecían hombres y mujeres de toda raza y condición social, “no seas un pringao, sé un hombre”, causó furor entre la progresía, que pidió su inmediata retirada por… ¡machista! Las carcajadas del respetable aún se oyen. Seguro que la venta de macrohamburguesas se ha disparado. Igual es que Elena no sabe que las agencias de publicidad estudian muy bien cómo captar clientes para el producto que anuncian. Y parece que hay un sector del público que empieza a estar hasta las narices de esos políticos que se pasan el día metiendo las narices donde nadie les llama y que se empieza a rebelar contra el pensamiento único y las tonterías totalitarias de lo políticamente correcto.

Elena, que pretende superarse día a día, nos dio ayer una nueva sorpresa. Después del tabaco y las hamburguesas… el vino. Y es que pretende que el vino sea catalogado como “bebida alcohólica peligrosa”. El vino, ojo, no la absenta. Tampoco el vodka. El vino, producto nacional del que viven miles de familias españolas. Definitivamente esta mujer se ha colocado como número uno en el ránking de los ministros con ideas de bombero. Es ya la cuota XXL.

Almudena Negro (Siglo XXI) (15/XII/06)

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