martes, 12 de diciembre de 2006

El dilema de Piqué

No sé si tuvo algo que ver. Seguramente, no. Pero fue salir publicado el último barómetro, el de noviembre, del Centre d'Estudis d'Opinió de la Generalitat en el que Ciutadans aventajaba en intención de voto al PP y empezar a circular todo tipo de noticias o rumores sobre una posible marcha de Josep Piqué a Madrid.

Yo no creo que tenga nada que ver una cosa con la otra. O quizás sí. La verdad es que el Partido Popular lleva un tiempo que casi sólo habla en los periódicos para decir que no pasa nada con lo de Ciutadans, que es flor de un día, que lo del dichoso barómetro no les quita el sueño porque luego llega el día D, el de las elecciones de verdad, y en ese momento el voto útil funciona como una máquina suiza y las huestes de Albert Rivera se quedan en nada. Es posible, pero lo mismo decían antes del 1-N y al final, mira, tres diputados que ya no se los quita nadie.
El caso es que llegan las municipales en un plis plas, y luego las generales, y no es cuestión de perderse en conjeturas. Remitiéndose a los hechos, Piqué y su fiel guardaespaldas, Francesc Vendrell -Montse Nebrera es otra cosa, parece que el futuro del PP no vaya con ella y sólo esté a la espera de un destino más brillantehan empezado a hacer cálculos sobre qué porvenir les espera en el país del tripartito. Saben que no controlan el partido, que esa es una asignatura pendiente que no van a aprobar por más que repitan convocatoria, y que si quisieran darle la vuelta a la tortilla se las tendrían que ver con Alberto Fernández Díaz, que hasta ahora ha aceptado de mejor o peor grado el status quo a cambio de que le mantengan sus parcelas de poder.
Así las cosas, las municipales, diga lo que diga públicamente Piqué, son una patata caliente en la mano del líder popular.Mientras los próximos o los eclécticos le piden que se remangue y empiece a trabajar las listas pueblo a pueblo, imbuyéndolas del tono centrista que abandera, los días pasan, nada sucede y lo único que se oye en los medios es que Piqué será muy probablemente el cabeza de lista en las próximas elecciones generales.
¿Significa eso que el que fuera ministro de Exteriores con Aznar y portavoz del Gobierno ha decidido abandonar la presidencia del PP en Cataluña? Pues en este punto no hay unanimidad en las fuentes. Unos piensan que no, que ambas dedicaciones son perfectamente compatibles. Otros creen que sí. Incluso hay quien opina que todo dependerá del resultado que consiga Rajoy en las próximas elecciones generales.
Y es que la estrategia que va tomando cuerpo en las sedes de Urgell y Génova pasa porque Piqué sea uno de los principales apoyos de Rajoy en Madrid. Si gana, obviamente. En ese escenario, el dirigente catalán aspiraría a ocupar de nuevo un ministerio importante. Si pierde, todo es más confuso, pero hay rumores que apuntan a que el presidente del PP le habría asegurado a Piqué un buen cargo en la empresa privada.
En el fondo de estos pensamientos está la idea de que los populares tienen un techo bajo en Cataluña y que a la hora de conseguir el poder en el conjunto del Estado suman tanto los diputados si son propios como si son de un aliado. En esta línea, el PP siempre tiene ante sí un dilema: un partido autonómico fuerte o un partido débil y una CiU sólida.
Como los diputados propios siempre van a estar a favor, el objetivo principal sería conseguir que el aliado, hoy por hoy ese papel sólo lo puede jugar la coalición nacionalista, fuera lo más fuerte posible y que hubiera unos puentes de entendimiento fácilmente transitables. ¿Y quién mejor para ese papel que Piqué en Madrid? Otro tema es que si el PP juega un papel tan subordinado, luego se extrañe de que le crezcan los enanos o los ciudadanos.

Juan García
El Mundo Cataluña, 12-12-2006

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