sábado, 12 de marzo de 2011

Tsunami aterrador

Estamos ante una inmensa tragedia y llevará tiempo evaluar sus consecuencias. Las cifrasdel drama crecían ayer en cada nuevo recuento.

EL cuarto mayor terremoto de la historia ha golpeado duramente a Japón y durante horas amenazó con provocar un tsunamide consecuencias devastadoras en todo el océano Pacífico. Una vez más, la naturaleza muestra su faceta destructiva y pone de manifiesto la incapacidad del ser humano para luchar contra fenómenos que superan su posibilidad de reacción. Sin embargo, el balance de cientos de muertos y muchos miles de desaparecidos no debe ocultar que los países desarrollados afrontan la situación en mejores condiciones que otros como Haití, donde la tragedia se multiplicó ante las carencias políticas y socioeconómicas de todo tipo. El concepto de «fuerza mayor» hace referencia a ciertos acontecimientos realmente insólitos e imprevisibles. La naturaleza desbocada impone su potencia incontrolable, pero la civilización consiste precisamente en encauzar dentro de lo posible esos daños irreparables. Hace falta reforzar la cooperación internacional para que los Estados pongan en común, en la medida de lo posible, recursos humanos y materiales que palien las tragedias. Aunque imprescindible y llena de buena intención, la solidaridad a posteriori resulta casi siempre insuficiente. Se impone una adecuada ordenación del territorio en las zonas de riesgo y el planteamiento de campañas de protección civil que faciliten una reacción inmediata.

En todo caso, poco se puede hacer cuando el mar y la tierra demuestran su potencia irresistible. Las autoridades japonesas están actuando con rigor para reducir en lo posible la magnitud de un desastre de dimensiones excepcionales. En efecto, estamos ante una inmensa tragedia y llevará tiempo evaluar todas sus consecuencias. De hecho, las estadísticas dramáticas crecían ayer en cada nuevo recuento. Asusta pensar hasta dónde se hubiera disparado el número de muertos en un país con menos nivel de desarrollo y de cohesión social. El mundo entero contempla horrorizado unas imágenes dantescas de edificios que tiemblan e infraestructuras destruidas. Indonesia, Haití, Chile y ahora Japón han sido víctimas recientes de catástrofes naturales que provocan una corriente de apoyo solidario. Ha llegado el momento de organizar además una política de prevención y de reacción conjunta a escala internacional. Mientras, el pueblo japonés debe saber que los españoles estamos a su lado en estas trágicas circunstancias

ABC - Editorial

0 comentarios: