sábado, 12 de marzo de 2011

Obama no se fía. Por Hermann Tertsch

Washington no se fía de sus aliados. Es comprensible. Son muchos los países europeos que claman ahora por una intervención militar en Libia. Que, por supuesto, habría de ser liderada por las fuerzas de EE.UU. Los europeos están muy angustiados por evitar que la crisis de Libia provoque una oleada de refugiados en las costas europeas del Mediterráneo y paralice los suministros de petróleo libio. Los más entusiastas intervencionistas son algunos con notorio pasado de deslealtad en pasadas operaciones. Pero ya está claro que el presidente Obama no asumirá la iniciativa en un conflicto en el que los intereses europeos son mucho mayores que los norteamericanos. El recelo es grande. Se pudo comprobar ayer en una reunión de ministros de Defensa de la OTAN. El secretario de Defensa, Robert Gates, pronunció una durísima reprimenda a los colegas europeos por su actitud en Afganistán. Aunque a puerta cerrada, el Pentágono se ocupó de que sus palabras nada diplomáticas trascendieran. Según Gates,

los europeos han debilitado seriamente su compromiso en Afganistán por consideraciones de política interna. Con sus anuncios de retirada de tropas debilitan el esfuerzo bélico. Es una acusación muy seria. «Se habla demasiado de irse y muy poco del trabajo que hay que hacer. Demasiado de salir y no lo suficiente de combatir».

Gates anunció que Obama, no va a comenzar esa retirada significativa de las tropas que había anunciado para este año. Según dijo, EE.UU. apenas retirará unos miles de soldados. Y se dispone a durísimos combates en esta primavera. EE.UU. no pondrán en peligro los avances habidos, con su precio en vidas y recursos —«por un gesto político». Y exigió a los europeos que cumplan su compromiso y pongan fin a una retórica que «mina la determinación» de los aliados en la guerra. Quien lamente la actitud de Washington en Libia que reflexione sobre su propia conducta.


ABC - Opinión

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