viernes, 7 de enero de 2011

Menos recortes en Defensa

Los Reyes, acompañados por los Príncipes de Asturias, presidieron ayer en el Palacio Real la celebración anual de la Pascua Militar. En su discurso, Don Juan Carlos ha querido subrayar y valorar el esfuerzo de austeridad que están ejerciendo nuestras Fuerzas Armadas y ha señalado que éste «debe continuar» sin que se traduzca en un debilitamiento de la seguridad de las tropas. Así, abogó por la mejora decidida de la «operatividad de nuestras unidades y por el adecuado mantenimiento de los sistemas de armas» para garantizar esa protección, especialmente de aquellas que desarrollan misiones internacionales». En la misma línea, la ministra de Defensa, Carme Chacón, aseguró que estas medidas de austeridad, que se han tenido que adoptar por de la crisis económica que padecemos, no son incompatibles con que nuestras tropas desarrollen sus cometidos con las máximas garantías posibles. Lo cierto es que el Ministerio de Defensa lleva sufriendo recortes presupuestarios desde hace tres años, en los que ha perdido 1.100 millones de su presupuesto. En 2010 sufrió un recorte en sus cuentas de un 7 por ciento con respecto a 2009, y no será el último puesto que en octubre del año pasado el secretario de Estado de Defensa, Constantino Méndez auguró que habrá «algunos años más de restricciones presupuestarias».

Es lógico, como sucede en otros colectivos y en el conjunto de la sociedad, que la austeridad llegue al Ministerio de Defensa y a las Fuerzas Armadas. Lo que no parece que sea pertinente es que el Jeme se haya visto obligado a elaborar una directiva para planificar los trabajos básicos que deberán hacer los soldados de las distintas unidades en el caso de que la crisis económica persista. Entre otros trabajos, nuestras tropas deberán asumir labores que hasta ahora estaban externalizadas, como la seguridad de las bases, la limpieza, la recogida de basuras, la cocina, la jardinería y pequeñas reparaciones de las infraestructuras. Estas tareas no deberán ir en perjuicio de su verdadera labor: mantener las capacidades operativas y logísticas de las unidades, razón última por la que llegó la profesionalización al Ejército.

Es de desear que este escenario no llegue a concretarse. El Ejército es un pilar básico de nuestra sociedad –y, según el CIS, la primera institución más valorada por los españoles por segundo año consecutivo– por lo que el Gobierno debería actuar con más responsabilidad. En vez de mermar los presupuestos de Defensa, debería eliminar otras partidas más superfluas, como determinadas subvenciones de destino incierto u otros gastos prescindibles producto de una estructura estatal y autonómica mastodóntica. Como recordó Don Juan Carlos, nuestras Fuerzas Armadas viven un proceso de transformación que «ha de estar en consonancia con el nuevo Concepto Estratégico de la OTAN». Eso les exige «estar preparadas para poder ayudar a promover la seguridad común allá donde se los requiera». En ese sentido la labor en el exterior de nuestras Fuerzas Armadas es ejemplar, hasta convertirse –como subrayó Don Juan Carlos– «en un factor clave para afianzar el peso de España». Así las cosas, austeridad en el Ejército, sí, pero sin que ésta lleve a nuestras tropas a emplear su tiempo y su esfuerzo en labores que no son propias de su condición.


La Razón- Editorial

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