lunes, 27 de diciembre de 2010

¿Lo sabe Zapatero?. Por Félix Madero

Me llama la atención la forma en que nos va la vida con unas palabras que, supuestamente, ha dicho Zapatero a los suyos.

UNA de las cosas que pido al 2011 es tiempo para pensar, capacidad para entender y valentía para la determinación y la osadía. Esto quisiera un periodista que desea que su profesión sea necesaria para lectores y oyentes, o escuchantes como dicen ahora. Uno de los males que hacen de nuestro trabajo prescindible viene dado por lo mal que afrontamos los días en que no hay noticias. Hay otro, que no critico pero del que recelo, que es ese por el que un periodista, el que sea, deviene en terminal de un político temeroso y encogido que no quiere dar la cara. No culpemos a los políticos siempre, no por favor.

Pero estaba en los días en que no hay nada que contar y el trabajo nos obliga a ser inteligentes como antídoto a lo previsible y evidente. Ahí se nos ve que no tenemos qué decir, o seguramente que lo que podríamos decir no sabemos decirlo. En eso estaba cuando me encuentro a bombo y platillo la noticia de que Zapatero ha dicho a su equipo que ni adelantará las elecciones ni dimitirá. Leo esto y me pregunto a continuación, ¿y cómo lo sabe? ¿Cómo está tan seguro alguien cuyas predicciones y pronósticos han resultado ser un desastre para él y para su país? Me llama la atención la forma en que nos va la vida con unas palabras que, supuestamente, ha dicho Zapatero a los suyos. Ustedes perdonaran, pero ¿saben los suyos que son los suyos? Porque no fue a los suyos, fue en el Congreso donde dijo que no contaran con él para defender políticas socioliberales que recortaran derechos socales. Fue en el Parlamento donde proclamó que el pacto con el PP era imposible porque les diferenciaba la forma de entender la política social. ¿Qué política, la que ha terminado quitando al parado de larga duración los últimos 426 euros que cobraba? No aburriré al lector enumerando incumplimientos de palabra de un líder —sí, llamémosle líder—, que se ha esforzado con denuedo y devoción por venir a menos.

La falta de mensaje como programa. Lo obvio como herramienta política. La mediocridad como valor. O sea, nada. Menos, en realidad. Si hace un año renegaba de las políticas que con tanto esmero se dispone a acometer y ahora ejecuta con determinación, ¿por qué voy a creer que sabe lo que pasará en cinco meses? Al final hemos terminado por entender la razón por la cual utiliza siempre un medio de comunicación para trasladar sus mensajes. ¿Por qué no lo hace él directamente? Consciente de la falta de confianza que genera utiliza la credibilidad de los medios, en realidad del mismo medio, para resultar creíble. Yo no soy nadie para dar consejos, y no los doy. Digo solamente que cuando por mérito propio los medios y los periodistas dejamos de ser creíbles no tenemos derecho a culpar a nadie. Lo decía Serrat, no es más triste la verdad, lo que no tiene es remedio. Sobre todo esto último.


ABC - Opinión

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