
Reconozcamos que había cierta expectación por comprobar como daba sus primeros pasos la nueva titular de Exteriores, Trinidad Jiménez -también conocida por minisTrini o por ‘cómo llegar a ministra tras perder hasta la cartera’-, después de que la semana pasada la UE diera al traste con la pretensión española de acabar con la Posición Común sobre Cuba. ¿Y qué ha hecho? Pues eso a lo que estamos acostumbrados: aceptar sin rechistar un nuevo capítulo de humillación colectiva patria delante de sus narices y de las del indeseable ministro de Exteriores marroquí, Taieb Fassi-Fihri, culpable del desaguisado. Me explico, ambos ministros comparecían en rueda de prensa después de haber mantenido una reunión conjunta, y el diplomático alauita aprovechó la circunstancia para insultar a los periodistas españoles, por un lado, y no hacer ni puñetero caso a las falsas acusaciones que este fin de semana sirvieron de apertura en todos los telediarios del reino, según las cuales un guardia civil habría matado de un disparo a bocajarro a un adolescente musulmán en Melilla.
Dos cuestiones graves, muy graves, que empañan aún más la ya complicada relación diplomática entre los dos países, siempre turbia por culpa de la arrogancia alauita y la debilidad española, sobre todo en estos años de gobierno de Rodríguez, en los que ha primado el buenismo y la complacencia, es decir, la cobardía, en esas relaciones. El titular de Exteriores marroquí se quejó delante de la ministra de la prensa española, de cómo elaborábamos nuestras informaciones y, sobre todo, nuestras opiniones, sin tener en cuenta la versión oficial. Nos acusó de cometer excesos y de confundir nuestros deseos con la realidad. Menos mal que los compañeros presentes protestaron, porque lo que es la ministra se limitó a asegurar que no compartía esas opiniones, pero que las respetaba… ¡Pero cómo que las respetaba! ¿Ahora se respetan las actitudes intolerantes, los ejemplos de totalitarismo, las manifestaciones de fascismo fundamentalista, o solo cuando se trata del Gobierno de Marruecos? Porque, cuando se trata de insultar a gobiernos de centro-derecha, a Rodríguez y los suyos les sobran palabras, y sino vean ustedes como están poniendo de vuelta y media al Gobierno de James Cámeron por sus medidas anticrisis.
Espero que esto dure poco, porque vamos a acabar en el estercolero de la ONU…
Y nosotros bajándonos los pantalones y aceptando todas las afrentas, todos los insultos y todas la soflamas de ese Gobierno corrupto y totalitario. ¿A cambio de qué, señor Rodríguez? O mejor dicho, ¿por qué? ¿Qué le debe usted a Marruecos?Pero que además el Ejecutivo de Marruecos se permita el lujo de no denunciar la manipulación informativa y el embuste con el que se ha sembrado la sospecha sobre una de nuestras instituciones más respetables, la Guardia Civil, debería ser objeto de una protesta formal y firme de nuestro Gobierno, que encima permite que el sátrapa alauita nos tome el pelo retrasando sine die la presencia de su embajador en nuestro país. Y nosotros bajándonos los pantalones y aceptando todas las afrentas, todos los insultos y todas la soflamas de ese Gobierno corrupto y totalitario. ¿A cambio de qué, señor Rodríguez? O mejor dicho, ¿por qué? ¿Qué le debe usted a Marruecos, señor presidente del Gobierno, para que sigamos haciendo el ridículo de la manera más humillante y denigrante posible? El ministro de Exteriores marroquí se permite el lujo de venir a Madrid a insultar a la prensa, a dejar sembrada la sospecha sobre la Guardia Civil y a mentir sobre las razones por las que su país no permite la entrada de periodistas en el campamento saharaui de Agdaym Izik, en las afueras de El Aaiún, y nuestra ministra de Exteriores asiste a este humillante ejercicio de prepotencia con su sempiterna sonrisita.
Espero que esto dure poco, porque vamos a acabar en el estercolero de la ONU…
El Confidencial - Opinión
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