lunes, 29 de noviembre de 2010

La marca de Vidal-Quadras. Por Edurne Uriarte

Vidal-Quadras y su resultado histórico de 1995, un 13% de votos y 17 escaños, era la referencia esencial para valorar el resultado del PP catalán. Por lo que 18 escaños y un porcentaje cercano al de 1995 constituyen un gran resultado para Alicia Sánchez Camacho, un resultado que cambiará notablemente, además, los términos del eterno debate sobre el españolismo duro o blando que debería practicar el PP catalán.

La marca de Vidal-Quadras era la referencia para Sánchez-Camacho porque aquella y esta elección autonómica tienen en común una circunstancia. Que, en ambos casos, el PSOE gobernante en Madrid está envuelto en una profunda crisis y el PP lidera las encuestas de intención de voto nacionales con amplia holgura. Por lo que cabía un buen resultado entonces y un buen resultado ahora. De ahí que el PP tuviera la esperanza de emular aquella marca, aunque ni una sola encuesta lo vaticinara. Y no sólo la ha emulado sino que la ha superado en escaños.


Pero desde la defenestración de Vidal-Quadras, el debate sobre el tipo de españolismo planeaba sobre el PP. Muchos han diagnosticado que el empeoramiento de sus resultados desde entonces se debía a una suavización de la línea dura representada por Vidal-Quadras. Pero las cifras del PP de Sánchez Camacho vienen a demostrar que otros estilos de defensa de la Constitución o del españolismo funcionan igualmente bien en la derecha sociológica catalana.

Lo que probablemente acabará con la añoranza de Vidal-Quadras, reforzará el liderazgo de Sánchez Camacho y de Rajoy que apostó por ella y trasladará el debate a las consecuencias nacionales de este resultado. El otro dato de referencia para el PP es el batacazo histórico del PSC, algo que fortalece el discurso constitucionalista en Cataluña y augura para las generales un peso muy distinto del voto catalán en la balanza final.


ABC - Opinión

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