sábado, 27 de noviembre de 2010

El récord catalán. Por Edurne Uriarte

Cataluña tiene el dudoso honor de encabezar la clasificación de las mayores tasas de abstención de las elecciones autonómicas.

Cataluña tiene el dudoso honor de encabezar la clasificación de las mayores tasas de abstención de las elecciones autonómicas españolas, con un récord histórico del 45% en 1992 y un porcentaje no menos impactante del 44% en 2006. Dada la especial contribución a esas cifras del cinturón de Barcelona, es decir, del núcleo del voto del PSC, Cataluña bien pudiera batir mañana su propio récord de abstención. Es el principal interrogante sin resolver de unas encuestas que no dudan en señalar a los ganadores, CIU, y a los perdedores, el tripartito.

Y no es que la abstención constituya un signo incuestionable de crisis del sistema político pues grandes democracias como la estadounidense y otras más pequeñas pero igualmente estables como la suiza han convivido tradicionalmente con altas tasas de abstención. Pero la abstención da que pensar cuando afecta especialmente a una parte de un país, Cataluña, a un tipo de elecciones, las autonómicas, y a un tipo de electores, los votantes no nacionalistas.


Da que pensar sobre los sentimientos de alejamiento respecto de unos debates políticos, la nación catalana y sus vicisitudes, que no integran a una buena parte de la población. Y sobre la impotencia para cambiar el cursos de las cosas en unas elecciones donde las opciones ganadoras se reparten entre nacionalismo y más nacionalismo.

De hecho, el único cambio significativo posible en las elecciones de mañana es el que afecta al Gobierno de España. Pues un resultado tan malo del PSC como el anunciado por todas las encuestas menos la del CIS confirmaría el cambio de tendencia nacional y en el territorio clave para el triunfo socialista en 2008. La otra previsión pre-electoral, la victoria holgada de CIU, supondrá una continuación de lo mismo. De más nacionalismo, más etnicismo y más victimismo. Ahora con nombre de Concierto, antes de Estatut. ¿Como para quedarse en casa?


ABC - Opinión

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