martes, 3 de agosto de 2010

Improvisar Candidatos. Por Andrés aberasturi

Madrid no es solo la capital del Estado; tampoco Valencia es una comunidad más. Tanto la una como la otra han sido, históricamente, de izquierdas pero desde hace unos años -demasiados para el PSOE- los populares ganan las dos plazas con una abrumadora mayoría, tan abrumadora que los socialistas ni se plantean la posibilidad de gobernar si no es gracias al apoyo de IU.

Pero las cosas no van bien pese a que el PP se lo pone a huevo. En Madrid su presidenta y su alcalde mantienen desde hace demasiado una guerra fría que Rajoy ha sido incapaz de resolver. En Valencia el caso Gürtel salpica en plena cara a Camps que recibe los apoyos del Génova porque en Génova, seguramente, ni se enteran o los que se enteran manipulan la realidad mientras Rajoy en su castillo "maneja los tiempos" y tiene que oír las voces -destempladas muchas veces- de Arenas o Alvarez Cascos.


Pues ni así. Las encuestas, pertinaces, siguen dando el triunfo a Aguirre, a Gallardón y Camps. Y como en el PSOE todo ya es personal, sólo miran a quien sonríe más el líder carismático porque será él quien decida los nombres de los candidatos. Y Tomás Gómez está que echa espuma por la boca, harto de las insinuaciones: que si Trinidad Jiménez, que si Jaime Lissavetsky... Y esa es la mejor manera de perder, andar cambiando de candidato en cada elección haciéndolos venir desde donde sea, desde un ministerio o desde "la roja".

Y es que tal vez la solución no sea improvisar -dura palabra cuando tiene que ver con ZP- candidatos sino, más bien, potenciar al que durante cuatro años ha estado dando la batalla con aciertos y errores, que de todo hubo en la actuación de Tomás Gómez como aquella "espantá" en unos actos por las víctimas del 11-M. Llegó Trini en su momento, falló y se fue. Llegó Sebastián y pasó otro tanto. Ser candidato es algo más.

La duda desde el principio es si Tomás Gómez y la política de oposición que ha intentado realizar, ha sido la adecuada. Las algaradas casi continuas con la falsa privatización de la sanidad madrileña y ese afán por distanciarse de los actos oficiales, no parecen el mejor camino. A la gente le gusta Espe Aguirre porque sale indemne de helicópteros caídos, de hoteles atacados e incluso de las entrevistas-trampa de programas del corazón.

Eso es un hecho. Y yo creo que les gusta hasta que se lleve mal con Gallardón porque también parece que les gusta Gallardón y esa dialéctica de besos/no/besos que se traen los dos les hace parecerse a la gente normal. ¿La solución es arrojar ahora a Gómez a los infiernos? Me temo que no. Los madrileños empiezan a estar hartos de que los candidatos del PSOE por su comunidad solo sean eso, candidatos hasta que pierden para luego encontrar compensaciones en los ministerios. Y Gómez, mientas, bailando con la más fea. No es eso.


Periodista Digital - Opinión

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